ENTREVISTA
El director uruguayo habla de "Noche americana", la película con Florencia Raggi que está en cartel en cines uruguayos, y de cómo ha avanzando su trayectoria en España
A mediados de la década de 1990, Uruguay y la producción audiovisual eran una asociación poco probable. Fue entonces que Alejandro Bazzano rodó Subterráneos, el piloto de una serie que terminó siendo una película para televisión. Era un policial con aspiraciones noir y algo futurista que incluía la caída libre de un doble desde lo alto del Hospital de Clínicas. El rodaje fue un acontecimiento.
Veinticinco años después, Bazzano volvió a rodar a Uruguay. Fue por Noche americana, la comedia negra y policial que la semana pasada se estrenó en cines rioplatenses y que tiene a Florencia Raggi pasando una noche fea en un hotel que se hace el romano pero es el Radisson de la Plaza Independencia.
En todo ese tiempo, no solo ha cambiado las posibilidades de producción del audiovisual local sino que la carrera de Bazzano ha tenido una expansión impensada por entonces. Radicado en España desde fines del siglo pasado, ha sido parte del impulso que ha tenido la producción de series en España, dirigiendo ejemplos destacados como Mar de plástico (está en Netflix), Inés del alma mía (en Amazon Prime Video) y algunos episodios de uno de los mayores éxitos de la historia del género, La casa de papel.
Sobre algo de eso y, principalmente sobre Noche americana, El País habló con Bazzano.
—Que esté trabajando para Televisa en un proyecto tan mexicano como la vida de Pedro Infante, ¿ habla de su momento en la industria?
—Pedro Infante para México es como Carlos Gardel para nosotros y el proyecto, del que vienen hablando hace años, es todo un acontecimiento para ellos. Y sí, la verdad es que llevo unos años bastante buenos y eso me ha permitido, tocar distintos proyectos importantes e interesantes. A partir de Mar de plástico hubo un salto y con La casa de papel, mi carrera dio un salto en trampolín.
—¿Cómo surgió Noche americana?
—No es un proyecto mío. Fue un regalo que me llegó en plena pandemia. Me llamó por teléfono Pepe Lamboglia (productor de Subterráneos y de Maradona, sueño bendito) con quien trabajamos juntos muchos años y somos muy amigos. Me propuso hacer esta película en Uruguay y me encantó la idea así que le dije que sí pero que me mandara el guion. Lo había escrito una pareja de guionistas y era una comedia romántica de enredos un poco clisé, así que repetí mi interés siempre y cuando pudiera modificarlo. Se podía hacer pero sin cambiar la estructura para no afectar el presupuesto. Así que llamé a Rodrigo Spagnuolo, guionista y amigo, y le propuse dar vuelta un poco el guion y transformarlo en una comedia negra con suspenso y permitirnos ponernos cada vez más oscuros. A mi me gusta mucho el tipo de cine de los hermanos Coen y Tarantino quien también tiene mucho de esto de mezclar la acción o el thriller con el humor negro.
—¿Cómo fue el rodaje?
—Fue contrarreloj porque Pepe me propone hacer la película en junio de 2020 y yo tenía que viajar en octubre para rodar en noviembre y fue todo muy muy rápido. La preproducción fue bastante escueta para cinco semanas de rodaje. Fue todo muy acelerado y y es una de las razones que me da mucha satisfacción: haber trabajado con tiempos vertiginosos y haber sacado un producto bastante digno.
—¿Y eso se debe al oficio que adquirió en España?
—Tuvo bastante que ver mi experiencia y después que acompañó muy bien el equipo que montamos en Uruguay donde había viejos amigos con los que había trabajado ya en Subterráneos, 25 años atrás.
—El medio ha cambiado algo en todo ese tiempo...
—Muchísimo y para bien. Fue muy grato encontrarme con viejos amigos y después también la infraestructura ha mejorado de manera exponencial. Hoy existe en Uruguay la tecnología que puede haber en cualquier lado. Y los actores uruguayos están también a un nivel internacional.
—¡Si hubiera tenido todo eso en Subterráneos!
—Entonces, era todo muy precario y a pulmón. Fue toda una aventura.
—El rodaje de Noche americana fue en pandemia. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Fue complicado pero bueno una vez que te acostumbras a a trabajar con ciertas condicionantes lo asumís como algo natural. Lo que era más extraño era hacer una película rodada casi toda de noche. Empezábamos a las seis de la tarde y terminábamos a las seis de la mañana y esto nos costó muchísimo hasta que el organismo se acostumbró a ese cambio. Yo no me acostumbré nunca y al final había mucho cansancio.
—El título es el de un clásico de Francois Truffaut. ¿Hay algún vínculo?
1Solo el nombre aunque por suerte la de Truffaut se llama La noche americana porque si no ya sería demasiado. No me gustaba el nombre y plantee 20 alternativas, pero no hubo caso porque a la productora le encantaba y entonces quedó. Me daba un poco de escalofrío acercarme a una obra con tanto significado.
—¿Qué le genera estrenar algo suyo en Uruguay?
—Estrenar algo donde hay afectos, es mucho más removedor que en un país cualquiera. Tanto así que no pude contenerme y saqué un pasaje y me vine para el estreno.