Estreno
La película con Lady Gaga y Adam Driver es un true crime sobre uno de los casos más espeluzantes del jet set
Estarán Lady Gaga y Adam Driver hablando en cocoliche y la dirigirá Ridley Scott pero, ante todo, La casa Gucci es un ejemplo lujoso de true crime, el género que atiende, precisamente, la crónica roja de los ricos y famosos. Está mucho más cerca de lo que ella cree de aquella miniserie sobre Gianni Versace que dirigió Ryan Murphy y que vendría ser el estándar televisivo del género.
Acá, también hay una casa de alta costura y un homicidio, todos ingredientes indispensables en el género. Es, además como corresponde, un poco sensacionalista.
Con eso y todo seguramente es la mejor película de Ridley Scott desde Gladiador. Hay que decir, ya que estamos, que desde ese oscarizado antecedente —quizás con la excepción de La caída del halcón negro— las películas de este británico octogenario, no han sido gran cosa (¿Exodo: Dioses y reyes? ¿Robin Hood?)
En La Casa Gucci, Lady Gaga es Patrizia Reggiani, una cazafortunas con aspiraciones de Lady Macbeth, que a fines de la década de 1970 sedujo a Maurizio Gucci (Driver), único heredero de una de las mitades de la casa con el mismo nombre. Es un millonario pánfilo aunque disfruta de los beneficios de su apellido y aunque su padre, el distinguido Rodolfo (Jeremy Irons), se lo advierte, se termina casando con Patrizia.
Como una Yoko Ono de la alta costura, la recién llegada se mete en el feudo familiar, obteniendo el favoritismo del otro Gucci, Aldo (Al Pacino), quien ve en la pareja un empeño que no encuentra en su hijo, el tonto Paolo (un Jared Leto otra vez transformado), que tiene un montón de pretensiones y escaso talento.
Patrizia encuentra un campo fértil para su ambición pero despierta un león dormido en Maurizio. En 1995, cuando todo se derrumbaba, contrató unos sicarios para que se encargarán de su esposo. Y el resto fue material de tabloide.
Scott —que ya metió en estos territorios en la también exagerada Todo el dinero del mundo (aquella de la que fue borrado Kevin Spacey)— se aprovecha de los lujos del ambiente para construir una intriga de palacio contemporáneo. Es un guion de Becky Johnston y Roberto Bentivegna basado en un libro Sara Gay Forden que explícitamente se llama “Una sensacional historia de crimen, locura, glamour y codicia”. Todos esos ingredientes están en La casa Gucci que es como un capítulo de Succession con la ambición de El Padrino (de hecho el camino de Maurizio es parecido al de Michael Corleone y Paolo es un Fredo aún más patético).
Gran parte del mérito de la película está en Lady Gaga, acá en su primer papel en el cine después de su nominación por Nace una estrella, Ahora consigue combinar crueldad con cierta inocencia primitiva y pone todo para llevarse un Oscar.
Director: Ridley Scott. Guion: Becky Johnston, Roberto Bentivegna. Fotografía: Dariusz Wolski. Editor: Claire Simpson. Música: Harry-Gregson Williams. Con: Lady Gaga, Adam Driver, Jared Leto, Al Pacino, Jeremy Irons, Jack Huston, Salma Hayek. Duración: 157 minutos.