Estreno
La película con Natalia Oreiro y Diego Peretti llegó a los cines y con un planteo lliviano se va metiendo sin prisa pero sin pausa en un debate muy actual
No puede decirse que en su debut como director, el productor televisivo, Gastón Portal no haya tomado riesgos. La noche mágica, su ópera prima, es riesgosa pero eso no es suficiente.
La presencia de Natalia Oreiro y Diego Peretti haría pensar en una comedia y por ahí arranca el asunto: hay un enredo que involucra a una mujer, su marido, su amante y un copador que coinciden en Noche Buena. La situación amerita un buen gag cuando el amante (Pablo Rago) se hace pasar por cómplice para que el marido (Esteban Bigliardi) no sospeche.
Pero al rato eso se cancela y la película gira hacia un suspenso policial y, finalmente, hacia un drama puro. Conviene no revelar nada porque uno de los valores posibles de La noche mágica es, justamente, su imprevisibilidad. Peretti y Oreiro están a la altura de papeles exigentes.
La puesta en escena limitada a una casa y tres habitaciones, revela un aspecto teatral que Portal aprovecha. Cumple con los requisitos del nuevo cine argentino: es un universo de una prosperidad burguesa filmado con una prolijidad burguesa.
Esa indecisión —premeditada pero fallida— por afiliarse a un género y revelaciones que pretenden hacerla profunda, terminan dando la impresión que La noche mágica quiera abarcar tanto que cuando apreta lo hace con decisiones estéticas y éticas que dan para el debate. Si iban por ahí: lo consiguieron.
Guion: Portal y Javier Castro Albano. Fotografía: Rodrigo Pulpeiro. Música: Pablo Borghi. Con: Natalia Oreiro, Diego Peretti, Esteban Bigliardi, Pablo Rago, Isabela Palópilo, Laura López Boyano, Hernán Jimenez. Duración: 93 minutos.