Beatrice Loayza, The New York Times
Justine Triet, la escritora y directora detrás de la ganadora de la última Palma de Oro, Anatomía de una caída, hace películas sobre las desventuras de muchachas trabajadoras y los dobles estándares que enfrentan las madres que tienen la audacia de ser, bueno, poco maternales. Lo hizo en comedias románticas, dramas y, ahora, una novela policial de tribunal: todas magnifican los miedos y las ansiedades de las mujeres que trabajan y se divierten duro.
Pero de víctimas, nada. “Vi cientos de películas en las que mujeres son violadas, asesinadas y descuartizadas; películas que dicen ‘mira a esta pobre mujer que sufre’”, dijo Triet. “¿Por qué yo haría otra?”
En cambio, Anatomía de una caída, el cuarto largometraje de la francesa de 45 años y que se estrena el jueves en Uruguay, juzga a una mujer poderosa y pregunta: ¿cómo una inversión de los roles de género transforma la forma en que percibimos la culpa y la inocencia?
Sandra (Sandra Hüller) es una prestigiosa novelista y traductora; es engreída, bisexual y tiene una mirada lacerante. Es una alemana viviendo en un chalet en los Alpes franceses con su esposo francés Samuel (Samuel Theis) y su hijo Daniel (Milo Machado Graner), de 11 años y ciego.
En la secuencia inicial, vemos a Sandra entrevistada por una estudiante de posgrado con una versión de “P.I.M.P.” de 50 Cent en un loop ensordecedor. La música, puesta vengativamente por Samuel desde su ático, interrumpe la charla. Hay mucha tensión, así que cuando Daniel encuentra a su padre, muerto en la nieve después de caer desde el último piso, Sandra es la única sospechosa.
“Quería mostrar cómo una mujer puede ser atacada precisamente por su inteligencia, ambición y fortaleza mental”, dijo Triet. Sandra, añadió, estaba “destrozada por una sociedad moralista que examina intensamente la forma en que las mujeres eligen vivir sus vidas”.
Triet desarrolló el proyecto pensando en Hüller, la alemana conocida por ser la hija en Toni Erdmann. Su personaje “puede parecer frío y hostil, pero no como una caricaturizada femme fatale”, dijo Triet. “Esa es su forma natural de ser, que comunica una opacidad que la hace parecer amenazadora y que dice: ‘No soy una madre perfecta. Soy humana’”.
Hüller dijo que interpretó a Sandra con el tipo de calidez y emoción que no depende de gestos fácilmente empáticos, como llorar y sonreír constantemente. El personaje “es una persona adulta real, lo cual es raro”, dijo Hüller. “No se disculpa por quién es, incluso si eso la mete en problemas”.
Anatomía de una caída —que ganó dos Globo de Oro y tendrá varias nominaciones en los Oscar—, fue coescrita por Triet y su esposo, Arthur Harari, durante el encierro pandémico de 2020, que pasaron aislados con sus dos hijos. Harari ayudó a escribir el guion de la anterior de Triet, el impactante psicodrama Sibyl, pero Anatomía de una caída fue una real “unión de dos cerebros”, forjada íntimamente a puertas cerradas, dijo Triet.
En Anatomía de una caída, la rivalidad literaria de Sandra y Samuel, y su proceso de recurrir a sus propias vidas en busca de inspiración, se utiliza contra Sandra en el tribunal. Hay cierto paralelismo entre las parejas reales y ficticias (Triet y Harari, Sandra y Samuel, y los personajes de los libros de la pareja ficticia), pero el director dijo que las disputas artísticas entre marido y mujer de la película no son autobiográficas.
Triet y Harari trataron el trabajo “como un patio de recreo, así como una visión de pesadilla de lo que nunca nos sucederá”, dijo Harari. “Justine es y fue más ‘exitosa’ que yo, pero estoy muy lejos de Samuel. ¡Quizás me identifico más con Sandra!”.
Triet comenzó realizando cortos documentales caóticamente expresionistas y políticos, incluido uno sobre las elecciones francesas de 2007. Con el tiempo, escribió sus propios guiones y debutó en el cine en 2013 con La batalla de Solferino, una farsa frenética filmada con presupuesto reducido y actores profesionales y amateurs. La película sigue a una reportera madre soltera que lidia con un exmarido y un nuevo novio infantil.
Triet admite que es una especie de fanática del control cuando se trata de escribir y editar, lejos de los métodos de guerrilla de sus comienzos. En el set, sin embargo, Triet continúa abrazando la sensación de libertad que la define: “Nunca aparecería en un rodaje y diría: ‘Sé exactamente lo que quiero. Haz esto, haz aquello, porque soy la directora’”, dijo Triet.
“Un equipo no está gobernado por una jerarquía sagrada”, añadió. “Es un espacio de exploración donde hay que ser muy humilde. Es la única manera de crear algo genuinamente nuevo”.
Cuando Anatomía de una caída ganó la Palma de Oro, Triet se convirtió en la tercera mujer en ganarla. La primera fue Jane Campion por La lección de piano en 1993; la segunda, la francesa Julia Ducournau, por Titane en 2021.
“Cuando comencé a hacer películas, el ‘feminismo’ no era realmente un tema cinematográfico serio en Francia”, dijo Triet. “Pero desde entonces, incluso mi punto de vista ha evolucionado. Dediqué mucho tiempo a pensar en lo que realmente significa ser mujer, tener autoridad como mujer, y cómo nos tratan como monstruos por comportarnos de ciertas maneras que a los hombres normalmente se les perdona”. “Nos ha llevado un tiempo darnos cuenta de que hay un problema de representación”, dijo.
“El mundo cambia. Si no puedes ver eso, bueno. Tendrás que aprender”.