Descubrir un clásico en pantalla grande: "2001, Odisea del espacio" vuelve al cine

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Imagen promocional de "2001, Odisea del espacio"
ND EXIT PELICULA 2001 UNA ODISEA DEL ESPACIO

Evento

La obra maestra que le dio su único Oscar a Stanley Kubrick se exhibe en los Movie como parte de un ciclo que reestrena películas clásicas

Y sí, 2001, Odisea del espacio nació para ser exhibida en una pantalla enorme y no en una de esas cosas en las que vemos ahora las películas. Se estrenó en 70 mm, la alta definición cinematográfica de su época y así se vio en Uruguay, el 16 de julio de 1969 en el cine Ambassador, el que estaba en Julio Herrera y Obes y 18. Como era la única sala con ese sistema (que ofrecía una gran calidad de imagen y sonido), allí se volvió a exhibir en ese formato en 1976, 1978 y 1981, de acuerdo al sitio Cinestrenos. O sea la última vez que se vio en todo su esplendor fue hace 40 años.

Desde entonces, la película (una de las obras cumbres del cine y de su director, Stanley Kubrick) ha mantenido su lugar en la cultura popular. Y una buena manera de verla en pantalla grande será hoy a las 21.10 en el Movie Montevideo Shopping, dentro del ciclo de cine clásico que el complejo programa los miércoles; las entradas cuestan 320 pesos. Hay otra función anunciada para el 9 de febrero.

Es difícil predecir qué puede suceder con alguien que ve por primera vez 2001, Odisea del espacio. Uno puede sospechar que sigue siendo una experiencia estética y también filosófica removedora. Aún hay gente que debate sobre el alcance de una historia poco lineal que parece estar hablando del conocimiento, el peligro de tercerizar decisiones en las máquinas y la necesidad que la humanidad renazca convertida en un ser universal, una parte del cosmos.

Algunas de esos asuntos recorren la carrera de Kubrick, un director estadounidense que comenzó como fotógrafo neoyorquino y que terminó aportando muchas de las razones por las que se solía amar al cine. Eso incluye varios clásicos (La patrulla infernal, Dr. Insólito, La naranja mecánica, Barry Lyndon) y siempre grandes películas (Casta de malditos, Lolita, El resplandor, Nacido para mata, Ojos bien cerrados) en los que construyó un estilo mestizo entre su origen estadounidense e inquietudes cercanas a los maestros europeos de su generación, donde se ubica con comodidad. Hay algo de trascendental en su cine y un gusto por lo escandaloso y lo monumental que terminó volviéndose un estilo.

2001. Odisea del espacio es, sin duda el proyecto más ambicioso de un artista ambicioso. Comenzó con la asociación de Kubrick con el escritor de cienca ficción, Arthur C. Clarke, cuyo cuento “El centinela”, está en la base de la película. Ambos trabajaron juntos en un proyecto que incluía una novela y un guion.

La historia está dividida en tres partes y van desde “el amanecer del hombre”, con unos ascendientes primates de los humanos en la sabana prehistórica y termina con un viaje interestelar y de descubrimiento personal y universal. Casi no hay diálogos y todo se apoya en el poder de las imágenes y una banda de sonido que incluye a dos grandes éxitos de dos Strauss, Richard y Johann.

Esos recursos están en un montaje inicial entre un hueso primitivo y una nave espacial y los gritos simiescos y el “Danubio azul”, unen millones de años de avances en un momento que resume la capacidad de síntesis de cine como el arte más completo. Es uno de sus tantos momentos.

Le dio el único Oscar de su carrera a Kubrick: se llevó el premio a los mejores efectos visuales, justo el rubro que más tercerizó. Pero su encanto no pasa por los premios: la experiencia es la recompensa.

Cincuenta y tres años después, si se permiten expresiones tan de bohemia hippie, 2001 sigue siendo un viaje. Y de esos que conviene hacerlos en pantalla grande.

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