En base a The New York Times
Hace un par de años, Jeffrey Wright recibió un e-mail del guionista Cord Jefferson, que se preparaba para dirigir su ópera prima. Jefferson quería que Wright, un actor cerebral con una imponente presencia incluso en papeles de reparto, protagonizara American Fiction, su adaptación de una novela de Percival Everett, Erasure.

“En la carta, Cord describió lo inmediato y personal que encontraba la novela, recordó Wright. “Y dijo que había empezado a escuchar mi voz en su cabeza mientras leía el libro. Y luego me aclaró: ‘No tengo plan B’”.

Wright, de 58 años, aceptó el trabajo. Su interpretación exquisitamente calibrada del irascible novelista Thelonious “Monk” Ellison le valió su primera nominación al Oscar. Es un reconocimiento, entre otras cosas, a su capacidad para elevar cualquier película o serie con su sola presencia. Tiene una manera de profundizar en sus personajes que casi no se ve a simple vista.

La película se estrenó ayer en Prime Video, sin pasar localmente por los cines.

Wright comenzó su carrera a fines de la década de 1980 (ganó un Tony a los 28 años por su interpretación de una drag queen convertida en enfermera en Ángeles en América) y desde entonces ha interpretado a un asombrosa variedad de personajes en teatro, cine y televisión. Fue Jean-Michel Basquiat en Basquiat (1996), el general Colin L. Powell en W (2008) y Muddy Waters en Cadillac Records (2008). En Shaft (2000), fue un narcotraficante dominicano con un celo y arrogancia que se robó la película. Integra la troupe de Wes Anderson.

Ha tenido papeles únicos en series de televisión y protagónicos en Westworld y Boardwalk Empire. Ha aparecido en franquicias de gran presupuesto, como el agente de la CIA Felix Leiter en tres de James Bond, como Beetee en Los juegos del hambre y como el teniente (aún no comisionado) Gordon en The Batman (2022).

En esta charla Wright habla sobre su personaje como un papel soñado, y por qué las nominaciones al Oscar incluida la de mejor película; guión adaptado de su director, Cord Jefferson; actor secundario para Sterling K. Brown; y partitura original de Laura Karpman son importantes.

-¿Qué las hace tan relevantes?

-Porque somos los pequeños. Hicimos esta película en 25 días con un presupuesto probablemente similar al de los servicios de catering para algunas de las otras películas. Esto arroja luz sobre la nuestra que, idealmente, atrae a un mayor número de espectadores. Y es por eso que hacemos estas cosas: para que la gente se sienta intrigada y conmovida.

-¿Es cierto que Cord escribió a Monk pensando en usted?

-Es lo que dijo. Me envió un e-mail a través de mis agentes, con el guión adjunto y una carta. Y en esa carta, describió lo significativa que había sido para él la novela de Everett. Y que cuando comenzó a adaptar el guión, y tal vez incluso cuando estaba leyendo el libro, escuchaba mi voz. Esperaba que el material me convenciera: era su única opción.

-¿Se sintió obligado?

-Me intrigó leer la primera escena, que me pareció nítidamente dibujada, inteligente y divertida, y un acercamiento maravilloso a una conversación que estamos teniendo en Estados Unidos aunque no necesariamente de manera productiva. No es que la representación en nuestra película sea una conversación productiva, pero se maneja con fluidez en temas de raza, lenguaje, historia y contexto que fue realmente maravilloso de leer. También estaba emocionado de tener la oportunidad de interpretar esa escena. Es el inicio de este viaje hacia el comentario social y la sátira. Pero lo que me atrajo a nivel emocional fue el lado más claramente humano que se centra en un hombre y su relación con el amor y su familia.

-¿Cómo fue recibida toda esa lectura?

-Mi hijo vio la película (tiene poco más de 20 años) y dijo: “Me identifiqué mucho con el viaje de tu personaje”. Y luego dijo: “Y también es un hermoso homenaje a la abuela”, y yo le dije: “Es así”. Su abuela, mi madre, falleció poco más de un año antes de que recibiera el correo electrónico de Cord. Y entonces hubo resonancias para mí que fueron realmente sorprendentes.

-¿Cord y tú estaban en la misma página que Monk?

-Una de las cosas que discutimos muchas veces fue que esto no fuera una especie de celebración clasista de la burguesía negra, sino que él tuviera fallas y que hubiera un equilibrio que evitara eso. Que no se vea a Monk predicando un evangelio, sino que esté frustrado y sea algo misántropo, cariñoso y divertido, pero también un poco arrogante. Queríamos asegurarnos de que sus dimensiones fueran humanas y que hubiera espacio dentro de él para la crítica y, por lo tanto, para la transformación y el crecimiento. Lo que me encanta es que no es el mismo hombre al final que al principio. Hay algo en la condición humana que quiere repetir los mismos errores una y otra vez.

-¿Qué significa la nominación para su carrera?

-Hubo un trabajo maravilloso este año. También sé que no se trata necesariamente del trabajo. Sé que no llegamos acá sin el enorme apoyo que hemos recibido de nuestros productores y del estudio. Nunca había experimentado el nivel de apoyo para un proyecto en el que yo he sido tan central. Y los premios obviamente tienen un valor pragmático que, como se dice, potencialmente cortan entradas. Intento no centrarme en estas cosas en absoluto cuando trabajo. Dicho esto, claro, si están repartiendo premios, los aceptaremos con mucho gusto.