Redacción El País
Este lunes, y a horas de haber cumplido 47 años, Natalia Oreiro publicó una selfie en su cuenta de Instagram en la que reveló que está a punto de iniciar las filmaciones de La mujer de la fila, la nueva película del director argentino Benjamín Ávila, con quien ya había trabajado en Gilda, no me arrepiento de este amor, película en la que él fue parte del equipo de producción.

En la imagen, la uruguaya sostiene una amatista mientras rodea con su brazo al guion de la película. Sobre su mesa, además, se ve un libro abierto cuya página muestra una reproducción de la carta XIV del tarot.

Luego, escribió: "Un enorme desafío y privilegio en estos tiempos, poniéndole el cuerpo y la voz a muchas mujeres que acompañan a sus familiares privados de libertad. Ayer cumplí años. Y mi deseo es que más rodajes sucedan para todxs. Somos cine argentino".

El deseo cumpleañero de la uruguaya está directamente ligado a la situación actual de Argentina, el país donde vive y que, tras la asunción de Javier Milei como presidente, ha visto impactada la escena cultural y fundamentalmente la industria audiovisual. En concreto, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) sufrirá una fuerte reestructura con reducción de personal que será reasignado a otros espacios. Esta decisión repercutirá directamente en la realización de películas argentinas.

En abril del año pasado, Oreiro fue entrevistada por el diario argentino Clarín y brindó varios detalles de la película. "Está basada en hechos reales", dijo. "Se trata de una mujer que por una situación particular tiene a un familiar preso. De eso hablamos: de las mujeres a cargo del cuidado de todas las personas y de la situación de las que van a visitar a personas privadas de su libertad".

"La solidaridad y las dificultades que tienen que enfrentar esas mujeres... Se habla bastante poco de eso y sean hombres o mujeres quienes estén privados de su libertad, siempre son las mujeres las que están ahí en la fila. Esta es la historia, es una mujer real que que hoy tiene una ONG porque le pasó con un hijo", sumó.

"Soy madrina de la Casa de las Mujeres y Disidencias de la Villa 31, la vida me lleva un poco por ese lado", reveló. "Todos los comedores comunitarios que existen, no solamente en la 31, sino en el mundo, son atendidos por mujeres que trabajan seis u ocho horas dándole de comer a todo el barrio y después tienen que salir a trabajar otras ocho para dar de comer a sus propios hijos".

"La película no tiene que ver directamente con eso, pero sí habla de las que tienen que hacerse fuertes y salir adelante para un otro", concluyó.