El proyecto más demorado de DC Comics es un paseo por el multiverso y un reencuentro con viejos héroes

Se estrenó "Flash" con Ezra Miller y dirigida por el argentino Andy Muschietti y es de lo mejor que la marca ha hecho en mucho tiempo

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Ezra Miller como Flash

Uno puede mirar con recelo a Flashpor lo que es: un blockbuster pensado para mantener una fábrica funcionando y probar nuevos productos. Sus pretensiones financieras son altas por lo que su recaudación mundial de su primer fin de semana ha sido visto como problemática. Hizo unos 120 millones de dólares y anda necesitando unos 300 millones para emparejar la inversión.

La fábrica es DC Comics, la compañía que aloja a Flash, claro, pero también a Superman, Batman, Mujer Maravilla y otros dioses menores de ese universo que nació en las historietas y hoy son la principal usina del cine industrial.

Todos los mencionados aparecen en Flash, un cruce inevitable para el nuevo universo que DC quiere empezar construir; Marvel está algo golpeada, así que es un buen momento para una contraofensiva.

El general a cargo de todo es James Gunny Flash es una tentativa avanzada en la batalla.

Flash, un personaje que ha sufrido varias reencarnaciones desde su aparición en 1940, es un proyecto del que se viene hablando desde 2011 cuando se publicó Flahspoint, un número especial de la historia en el que sucede más o menos lo que se ve en la película y en el que por primera vez se unen dos Flash de dos realidades distintas. Ese comic también funcionó como parte de una reestructura canónica de la marca, al igual que esta Flash.

En 2013 se empezó a hablar de llevar ese mundo a una película, pero los plazos no dejaron de postergarse debido a reescrituras, cambios de directores y una pandemia.

La historia es que atormentado por el asesinato de su madre (un crimen del que su padre está injustamente acusado), el púber algo torpe que es Barry Allen decide recurrir a su identidad secreta, Flash, para lidiar con la pérdida.

Descubre, en un momento de desazón extrema, que es capaz de viajar en el tiempo así que va a intentar volver antes de que los hechos se desencadenen y poder volver a la armonía familiar. Se sabe que esas cosas nunca salen bien, y empezará a trenzar varias líneas temporales: en una de ellas se suma una versión de él mismo más tonta pero con la madre viva (la madre es Maribel Verdú, de paso).

Este es el universo del multiverso -pobre juego de palabras- y eso le permite no solo cruzarse con esa otra versión de sí mismo, sino con un Batman legendario y un montón de Superman. Se entiende más de lo que parece.

Esa idea ya había estado en una serie live action y otra animada por lo que lo conocedores saben todo lo que va a pasar.

Ezra Miller llegó al protagónico tan tempranamente como 2014 y desde entonces, ha interpretado al superhéroe en películas y series del Universo expandido de DC. Estuvo en Batman v Superman: El origen de la Justicia, Escuadrón suicida y Liga de la Justicia y tuvo apariciones especiales en capítulos de El pacificador y Arrow.

En el último año, Miller tuvo varios traspiés con la justicia en un catálogo de delitos que van de alteración del orden, agresión, allanamiento a acoso y abuso sexual. Ninguno de los casos ha avanzado judicialmente y en agosto del año pasado, Miller pidió disculpas y aceptó encargarse del tema.

Warner Bros, el estudio detrás de Flash, puso en pausa todos los proyectos de Miller aunque se descartó encontrarle un remplazo, ya que rehacer todas sus escenas tendría un costo prohibitivo. Se acomodó todo, eso sí, para que Miller no apareciera en la promoción de la película.

Pero ahora el actor se convirtió inevitable para la franquicia: su omnipresencia en Flash es una parte crucial de los méritos de esta estrategia comercial que hace las veces de película. Esos méritos son varios y también suman la imaginación visual del director argentino Andy Muschetti, que viene de It pero acá está mucho mejor.

Lo ayuda un guion -que siguió escribiéndose y reescribiéndose con el rodaje ya avanzado- que sabe distribuir momentos entretenidos con excusas para presentar el plantel de DC que se viene.

Así, la película está armada para que siga avanzando la historia y la franquicia pero no deja de mirar para atrás. La reaparición deMichael Keaton, -acompañado por la música de Danny Elfman y el batimobil y la estética gótica de Tim Burton- aporta uno de los grandes momentos. En algunas funciones hay quienes aplauden pero más que un ejercicio de nostalgia Keaton también funciona como una posibilidad a seguir. Estamos en el universo del multiverso, se ha dicho, y abre infinitos caminos para sagas, películas y series.

El cine ahora, en general, se hace pensando en otras cosas.

Para no parar de sumar entre los Superman que aparecen están el pionero George Reeves, el clásico de Christopher Reeve (incluso acompañado de la Supergirl de Helen Slater) y hasta Nicolas Cage del proyecto que jamás se concretó y que iba a dirigir Kevin Smith; una deuda saldada. Y es otra gran escena.

Pero más allá de todas las referencias al universo DC con las que está repleta Flash y de cierto recelo de la crítica, la película es vistosa y entretenida. Y graciosa.

Miller aquí es una suerte de personaje de cine mudo y algunas escenas parecen sacadas de aquellas viejas comedias de Buster Keaton. Un incidente en un hospital acumula situaciones disparatadas y es un gran momento de cine. Lo mismo puede decirse de la escena en la que el otro Flash descubre sus poderes. Hay un par más de esa y algunas no tan logradas aunque el grado de imaginación está al tope.

Flash es la más entretenida y por lo tanto probablemente la mejor del universo DC. Y si ese es un mérito que no se corresponde en la taquilla es un problema serio para ellos. Pero para los demás no es tan importante.

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