Si lo vamos a hacer, vamos a hacerlo bien. Esa parece haber sido la consigna del operativo retorno de Will Smith a la consideración popular luego de una infausta cachetada en el más inapropiado de los recintos.
Y dio resultado. Bad Boys hasta la muerte, la primera película desde que golpeó a Chris Rock en los Oscar de 2022 por un chiste referido a su esposa, recaudó en su primer fin de semana 104 millones de dólares; Uruguay, donde también fue la más vista, aportó a esa cuenta lo correspondiente a las 10.002 entradas que según datos de la distribuidora local, se vendieron desde su estreno el jueves.
Es la décimoquinta película de Smith en debutar en el número uno de la taquilla estadounidense. Y es probablemente un alivio para la estrella y una evidencia de que, aun en tiempos definidos como “de cancelación”, el público sabe perdonar. O quizás no le pareció que fuera para tanto.
Bad Boys hasta la muerte es la cuarta película que tiene a Smith como Mike Lowrey y a Martin Lawrence como Marcus Burnett, dos policías en Miami, que a juzgar por los autos caros, sus casas y su ropa están en la misma franja salarial que Don Johnson en Vicio en Miami. Es un mundo de fantasía.
Las dos primeras las dirigió Michael Bay, un autor del cine de acción, lo que le daba cierta personalidad y una de las grandes persecuciones del cine reciente (en la dos). Bay tiene un cameo en Hasta la muerte.
En 2020, la franquicia regresó con una dupla de directores belgas (Adil El Arbi y Bilall Fallah, que repiten ahora) con Bad Boys para siempre, que fue un éxito de taquilla que impulsó esta nueva secuela.
La historia es mínima pero algo enredada con Ahora Lowrey y Burnett teniendo que limpiar el buen nombre del capitán Howard (Joe Pantoliano) que en la anterior fue asesinado por un sicario que resultó el hijo del personaje de Smith. Howard es implicado postmortem como chivo expiatorio de una trama de corrupción policial. Queda claro, desde el comienzo, quién es el topo de la mafia.
Los dos policías se convierten en fugitivos de la ley, blanco de los narcotraficantes más malos del mundo y perseguidos por todas las pandillas en la ciudad, todas excusas para escenas de acción y chistes que algunos, por lo visto, hayan encantandores y la crítica recibió con algunos elogios, principalmente, porque no se toma demasiado en serio. Para algunos, eso es un mérito; para otros, que vendrían siendo los menos, todo es demasiado infantil
Aunque siguen corriendo en autos caros y venciendo enemigos por docenas, Bad Boys hasta la muerte también lidia con los achaques de sus héroes Lowrey, que empieza la película casándose, sufre ataques de pánico y Burnett tuvo un experiencia extrasensorial tras un infarto y se siente invencible. Ya no son lo que eran.
El éxito en boleterías tiene que ser leído especialmente como una comprobación de que el carisma de Smith —que con sus 31 películas recaudó más de 6.000 millones de dólares y es la séptima estrella más rentable de la historia— permanece intacto con su público. Ha trabajado un montón para eso desde que Sony, en una movida que algunos calificaron de temeraria centró la campaña de Hasta la muerte en Smith.
En abril, Smith subió al escenario de Coaccela durante el show de J Balvin, enfundado en uno de sus personajes más conocidos para cantar la canción de Men in Black.
Estuvo haciéndose el simpático en los programas que hay que estar en la television americana como The Tonight Show With Jimmy Fallon y Hot Ones, en la que tuvo que comer pollo picante. En España estuvo con Pablo Motos en El hormiguero, una rutina promocional (era la novena vez que iba) que, por lo visto, funciona como cábala.
La gira incluyó Dubai y Riad en lo que Smith le contó a Fallon, fue el primer estreno de Hollywood en Arabia Saudita. En la premiere en Los Angeles lo acompañó su familia, incluyendo su esposa, Jada Pinkett, que, en unas recientemente publicadas memorias confesó que hace siete años que viven en casas separadas.
Si esta cuarta parte de Bad Boys funciona en taquilla como está pasando, a Smith tiene con qué mantenerse: llegarán Fast and Loose y Sugar Bandits, en la que Smith encarnará a un veterano de Irak que se une a otros excompañeros para acabar con unos narcotraficantes en Boston. Además, está rodando la serie De Polo a Polo, para NatGeo, en la que un equipo le grabó yendo de senderista del Polo Sur al Polo norte.
Pero ahora festeja: no hay nada mejor para una estrella que su público lo perdone.