Elijah Wood recuerda la aventura de ser Frodo Baggins en "El señor de los anillos"

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Elijah Wood

Recuerdo

Hoy en Movie Montevideo Shopping se exhibe "Las dos torres", la segunda parte de la saga dirigida por Peter Jackson sobre novela de Tolkien, su actor principal habla de aquella experiencia

Elijah Wood
Elijah Wood como Frodo

Hay fenómenos que son así, inexplicables. Por ejemplo, El señor de los anillos, una novela enorme e intrincada escrita y publicada en la década de 1950. Aunque por años su vida parecía limitada a adolescentes algo estrafalarios, una saga fílmica la renovó y amplió su plantilla de fanáticos. Fueron tres películas-espectáculos dirigidas por Peter Jackson y que tenían a Elijah Wood como Frodo Baggins, un hobbit en medio de un viaje lleno de personajes y aventuras.

Algo de ese furor tiende a repetirse con la serie de Amazon, Lord of the Rings: The Rings of Power, que estrenó su trailer en la tanda del Super Bowl, lo que habla de sus pretensiones.

Uruguay no ha sido ajeno a ese entusiasmo. Una evidencia de eso es el ciclo que está exhibiendo Movie en dos de sus complejos. Hoy, por ejemplo, a las 21.00 en el Montevideo Shopping va El Señor de los Anillos: Las Dos Torres, que repite el miércoles en Portones. El martes y el miércoles de la semana que viene va El señor de los anillos: Retorno del rey.

Como para ir preparado, en charla con The New York Times, Elijah Wood, o sea Frodo, habla de cómo fue la experiencia de participar de la trilogía y cómo lo marcó en su carrera.

—Cuando piensa en las películas de El Señor de los Anillos y cómo redefinieron su carrera, ¿cuáles son sus recuerdos más vívidos?

—A menudo, en lo que pienso son los momentos entre tomas. No solo los increíbles escenarios con cientos de extras vestidos de orcos, lo que sin duda es algo extraordinario, sino los momentos aparentemente mundanos, como cuando nos sacaron los pies de hobbit porque hubo que desalojar el set cuando empezó a nevar. Estábamos en el hotel sentados sobre una lavadora y una secadora, arrancándonos los pies y tomando whisky. O ir los fines de semana a surfear con los otros hobbits y Orlando (Bloom, que interpretó al elfo Legolas) y aquella camaradería en la vida cotidiana que teníamos. Todos hicimos nuestra vida en Nueva Zelanda juntos. Veinte años después todavía estamos conectados, incluso si no nos hemos visto en mucho tiempo.

—¿En qué momento sintió que ese episodio de su vida había concluido? ¿Qué tan difícil fue dejar atrás una travesía tan transformadora?

—El momento más profundo en el que sentí que me alejaba y me preguntaba qué iba a hacer a continuación llegó después del rodaje principal. Fue cuando todos estábamos más exhaustos. Habíamos estado intensamente involucrados en el mundo de la película y luego, de repente, no estaba más. Es lo que pasa cuando hacés una película: estás en ese microcosmos y luego te empujan para afuera. Y entonces volvés a tu realidad. Fue esa experiencia multiplicada por mil. Mi experiencia de vida estuvo tan definida por estar en Nueva Zelanda con esta gente que el cambio repentino de estar de nuevo en casa se sintió muy abrupto. Solo quería seguir trabajando en cosas que fueran realmente pequeñas y muy diferentes a El señor de los anillos. Me sentí bastante triste de ver que todo llegaba a su fin, pero también listo para seguir adelante y tener nuevas experiencias.

Elijah Wood y Sean Astin en "El Señor de los Anillos"
Elijah Wood y Sean Astin en "El Señor de los Anillos"

—Las relaciones fraternales cercanas entre hombres como la que tienen Frodo y Sam en la trilogía son más comunes ahora en los medios. ¿Qué pensó acerca de esa amistad entre estos dos personajes en ese entonces?

—Si bien mi personaje de Frodo se ve como el héroe, hay un heroísmo aún más verdadero en Sam (el hobbit interpretado por Sean Astin) y la forma en que encara cuando Frodo no puede continuar. Esos dos se necesitan, y ciertamente Frodo necesita a Sam. Había una verdadera comprensión de eso. Cuando conocí a Sean, esperábamos que nos ajustaran las pelucas en un hotel en Los Ángeles. Nos abrazamos porque sabíamos que estábamos a punto de emprender ese increíble viaje juntos, como actores con otros actores, pero también teníamos la intuición de que íbamos a hacer ese viaje juntos. Eso fue extremadamente cierto. Mucho de lo que vemos en la película, tanto en nuestra relación como en los demás, refleja la realidad de lo que estábamos experimentando. El poder de contar historias está en nuestra propia relación con lo que se expresa. He escuchado muchas opiniones diferentes sobre Sam y Frodo de la comunidad LGBTQ, pero también de personas que han tenido problemas con la adicción y se conectan con Gollum.

—Frodo es bastante vulnerable con una carga inimaginable sobre sus hombros. ¿Qué aprendiste al encarnarlo durante tanto tiempo?

—Uno de los grandes mensajes de los libros en lo que respecta a Frodo y los hobbits en general es la sensación de que incluso la persona más pequeña, no solo en estatura sino en términos de lo que uno siente que es capaz de hacer, puede conseguir la grandeza, incidir en un cambio palpable, tener un impacto real. A lo que Frodo se enfrentaba parecía insuperable y, sin embargo, pudo lograrlo en gran parte gracias a la bondad, la amabilidad, la pureza de corazón y quizás la inocencia. Esas son las cosas que encarnan los hobbits, y por lo que inherentemente son capaces de resistir la corrupción del Anillo por más tiempo que los humanos. Pero lo que hace único a Frodo es su forma de ver el mundo sin ningún tipo de cinismo. También hay coraje, tal vez incluso un coraje ciego. Si debo aprender algo de todo eso, es que hay fortaleza en su perspectiva que lo hace todo posible.

—¿Estas películas se podrían hacer hoy como se hacían entonces?

—Hubo una gran sensación de falta de supervisión. A Peter y al equipo se les permitió hacer las películas de la manera que querían hacerlas sin mucha perspectiva externa. Eso no significa que el estudio no tuviera miedo o no invirtiera. Sabían del riesgo de hacer las películas una tras otra. No sé si sería capaz de hacerlas así ahora. Mira, internet también es diferente. Hubo menos escrutinio en las películas. Se sabía menos de ellas. Pudimos hacerlas en una burbuja.

—¿Ha sido alguna vez abrumador estar asociado perpetuamente con El señor de los anillos?

—Acepté hace mucho tiempo que estaría vinculado para siempre a Frodo, así que no me molesta. Honestamente, sería una carga tan triste si lo hiciera (se ríe). ¡Estoy tan acostumbrado a que la gente en la calle me llame Frodo! Es representativo de una de las mejores experiencias de mi vida, de películas que adoro y de recuerdos que atesoraré para siempre. Al final de mis días, eso es a lo que estaré vinculado probablemente más que a cualquier otra cosa. Solo puedo compararlo con Mark Hamill o Harrison Ford, asociados con sus personajes clásicos más que otros. Ahora que se cumplieron 20 años de El señor de los anillos, lo cual es tan difícil de comprender, mi reflexión es de tanta gratitud y tanto amor que nunca me molestará estar asociado con esas películas o que sean la razón por la que tanta gente sabe quién soy.

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