Camino al Oscar

En plena guerra, la película de Netflix que es cada vez más necesaria y arrasa en la temporada de premios

Mientras que Hollywood abraza como propia la causa de la guerra de Ucrania, "Sin novedad en el frente" camina firme hacia los Oscar: el domingo arrasó en los BAFTA.

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Sin novedad en el frente. Foto:
Sin novedad en el frente
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Fernán Cisnero
Debe haber una razón para que una película alemana producida por Netflix, y que en su su país fue recibida con el desdén con el que se mira a las superproducciones de Hollywood, se haya vuelto la película de la temporada de premios. Es Sin novedad en el frente.

A ese estatus aportan las nueve nominaciones al Oscar y los siete premios Bafta, que el domingo le entregó la Academia Británica de Cine. Entre esas nominaciones y esos premios, respectivamente, están las categorías de mejor película y mejor director. El Bafta es, en una simplificación certera y entendible, el Oscar británico.

Junto con Los espíritus de la isla, que se llevó cuatro Bafta, la alemana llega envalentonada a los Oscar, que se entregan el 12 de marzo y siguen tornándose impredecibles.

Sin novedad en frente es la tercera adaptación (la primera en su idioma original) de la novela pacifista que Eric María Remarque escribió en 1929. Allí cuenta su atroz peripecia en la Primera Guerra Mundial, a partir de la historia de unos condiscípulos que arengados por un profesor y por el espíritu patriótico reinante, pasan del aula del liceo al frente de batalla.

Funcionó en su momento como una advertencia desoída sobre el dolor de la guerra: a 10 años de haber sido escrita, Alemania anexó territorios, desatando una represalia que daría en llamarse Segunda Guerra Mundial. Remarque nos había avisado.

La nueva versión, dirigida por Edward Berger, sigue siendo una advertencia aunque de una urgencia novedosa: la guerra de Ucrania.

Berger mencionó, al aceptar el Bafta a mejor guion adaptado, el mensaje contra la guerra y la invasión de Ucrania por parte de Rusia. “No hay héroes en ninguna guerra”, dijo. La película lo deja bien claro.

En simultáneo con los reconocimientos a Sin novedad en el frente, ha crecido la sensibilidad de la industria del cine hacia la causa ucraniana. El presidente Volodymyr Zelensky estuvo presente, vía video, en cuatro de los más prestigiosos eventos del cine: Cannes (donde hizo referencias a El gran dictador de Charles Chaplin), Venecia (al que abrió con un discurso de tres minutos) y en la entrega de los Globos de Oro; también apareció en los Grammy.

Y ahora en el festival de Berlín, donde se estrenó Superpower, el documental de Sean Penn sobre Zelensky, quien participó vía remota y completó, así, la trifecta de grandes festivales.

Durante la visita a Kiev para filmar el documental, Penn le había dado al presidente Zelensky uno de sus dos Oscar como amuleto y gesto de buena voluntad para el pueblo ucraniano. Como símbolo puede ser, sin duda, muy eficaz.

“Aparte del nacimiento de mis hijos”, dijo el actor en Berlín sobre verse con Zelensky, “ese encuentro fue uno de los grandes momentos de mi vida”.

Penn también le presentó en los Globo de Oro a un montón de los tipos más poderosos de Hollywood y a una audiencia global.

Zelensky -quien fuera un actor cómico- ha venido recorriendo foros internacionales para alertar sobre la guerra y reclamar ayuda militar y fondos. El mundo del cine tomó su causa como propia.

Sin novedad en el frente llega así en medio de una coyuntura favorable, lo que no es quitarle méritos: es un testimonio cinematográfico imponente. Para que quede claro su mensaje, lo entrega de la manera más directa posible, incluyendo uno de los finales más dramáticos, y bien que lo hace adrede, del cine bélico.

Tradicional en su planteo, Sin novedad en el frente se ha convertido en una película necesaria y ahí puede estar el secreto de su éxito. Está para ver en Netflix, adonde ahora llegó Detrás de cámaras , un especial que muestra el armado del set y los efectos especiales.

No es la primera vez, claro, que el cine se apoya en la Gran Guerra para da un mensaje asì. De hecho, algunos de los grandes clásicos tienen como escenario el frente de batalla que fue Europa entre 1914 y 1918 .

A las que están acá se agregarían la primera versión de Sin novedad en el frente, que es de 1931 y se llevó el Oscar a mejor película y director (un Lewis Milestone inspirado), 1917, que es más una aventura que mensaje inevitable, y el documental Jamás llegarán a viejos de Peter Jackson.

Y ahora en asuntos más triviales, ese conflicto y su reflejo actual colocan a Sin novedad en el frente como una favorita del Oscar. Será por asuntos extracurriculares del cine, cierto, pero de eso también se hacen las grandes películas.

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