Natalia Trzenko/ La Nación (GDA)
"Para mí fue un rodaje increíblemente feliz”, dice Dolores Fonzi protagonista y directora de Blondi, la película que se estrenó en Prime Video. “Estaba tan feliz con lo que estaba haciendo que disfrutaba cada momento y terminaba cada jornada contentísima de haberlo vivido. El último día de filmación, el 17 de junio de 2022, lloré por lo mucho que iba a extrañar todo el proceso”.
Ese entusiasmo, esa vitalidad que Fonzi recuerda y que la acompaña todavía al hablar de su primera película se refleja en pantalla. Lo hace desde la primera escena que muestra el despertar de una mañana en la casa de Blondi y Mirko (Toto Rovito), mejores amigos, amorosos compinches, madre e hijo. Los restos de una noche de fiesta pintan un cuadro caótico que sin embargo desafía los prejuicios.
Sí, Blondi y su hijo de poco más de 20 años fuman porros juntos y ella se empeña en desafiar cada uno de los mandatos que la sociedad parece exigirle. Pero aquí no se cuenta una historia de familias disfuncionales en crisis ni de experiencias traumáticas sino que se desarrolla un relato pleno de humor y emoción sobre los vínculos amorosos entre sus personajes que incluye a una particular madre y abuela que interpreta Rita Cortese y a la hermana/tía que es Carla Peterson.
“Es una película difícil de calificar, es una comedia pero por momentos vira a una comedia dramática”, explica Fonzi. “O algo así. Tampoco es exactamente eso. Yo la defino como una comedia emocionante o una comedia que emociona. Creo que lo primero que se darán cuenta los espectadores es que no bajo ninguna línea. Lo que irán viendo son los chistes y las situaciones graciosas que llegan a un pico hacia el desenlace especialmente gracias a la interpretación de Carla y lo que le pasa a su personaje y cómo, de repente, de ese pico humorístico el relato pasa al drama pero sin dejar de ser una comedia”.
Fonzi dice haber disfrutado cada una de las etapas de realización de la película, al tiempo que aprendía mucho de lo que no sabía antes de lanzarse a la dirección. “Fue como una escuelita de cine. Yo sabía cómo moverme en el rodaje pero de edición, por ejemplo, no sabía nada. Pero fue muy lindo todo. Los actores, los técnicos, todas las cabezas de equipo lo dieron todo y aunque por momentos entraba en la vorágine de conseguir los planos que necesitábamos, nunca perdimos la alegría. Para cualquiera que se lance a la dirección sin haber ido a la universidad del cine, todo es nuevo y desconocido”, dice la actriz haciendo un guiño a Santiago Mitre, y buena parte de La unión de los ríos, la productora del film, quien se formó en la escuela fundada por Manuel Antín.
Fonzi también cuenta que era tanta la alegría que transmitía durante las semanas de filmación que hasta al premiado director de Argentina, 1985 —uno de los productores de la película y su pareja— lo sorprendía su exuberante energía. “Hablábamos todos los días y yo le repetía que era la experiencia más feliz de mi vida, que estaba muy contenta. Tanto insistía con eso que en un momento Santiago me dijo: ‘bueno tenés dos hijos y me tenés a mí'”.
La lectura de una novela sobre la crianza monoparental y sus propias ideas sobre los diferentes modos de la maternidad la llevaron a imaginar el lazo entre Blondi y el hijo ya adulto que tuvo cuando era una adolescente interpretado por Rovito, al que descubrió en una visita al set de Argentina, 1985, dónde encarnaba a uno de los jóvenes investigadores de la fiscalía. Con ese impulso le propuso a la actriz, dramaturga y directora Laura Paredes trabajar juntas un guion que, dice, le salió como una comedia que estaba segura que iba a protagonizar. Lo de la dirección, en cambio, no lo tenía tan claro.
Mandarse a dirigir
Presentada en la competencia oficial del Bafici dónde se llevó el premio al mejor elenco y el de mejor directora argentina que otorga la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), Blondi, dice su realizadora, es una película ambiciosa y juguetona. Un relato en el que pudo contar lo que quería de la manera en que lo había soñado. Y esa convicción se traduce en una ópera prima con un guion de notable madurez que acierta en sus pasajes más cómicos y alcanza un equilibrio perfecto en sus escenas emotivas, un feliz esfuerzo que Fonzi está segura de que pudo completar gracias a su experiencias como actriz y como madre de Lázaro y Libertad, sus hijos con su ex pareja Gael García Bernal.
“Siento que todavía no sé dirigir si no lo hago desde adentro, como actriz mirando todo desde ese lugar. Me parece que el hecho de que yo estuviera ahí en cada escena fue marcando el tono de la historia para el resto de los actores y para el equipo técnico. En cuanto a la interpretación para mí en este caso se trataba solo de dejarme poseer por la energía del personaje, ya sabía todo lo que tenía que suceder y por ende era imposible que no sucediera. Claro que en la filmación tenía muchísimas otras cosas que hacer al mismo tiempo. Pero las mujeres funcionamos así. Siempre tenemos un montón de cosas en la cabeza, somos expertas en el multitasking. Y dirigir se trata un poco de eso”, explica Fonzi.
De eso y de comunicarse claramente con el equipo “para lograr que te entiendan y a la vez que tengan ganas de hacerte caso”, dice con una sonrisa al recordar que el rodaje comenzó con las secuencias que más le preocupaba filmar, unas escenas que ocurren hacia la segunda mitad del film y que marcan un punto de inflexión narrativo fundamental para su desarrollo.
“No había otra opción que rodarla esa primera semana. En principio estaba pautada para el jueves pero pedí que la pasaran al viernes. Estaba nerviosa. Pero ahí Santi (Mitre), me dijo algo muy cierto: “vos hacés esa escena tan compleja en la primera semana de filmación y te metés a todo el equipo en el bolsillo para el resto del rodaje. Vas a poder hacerlo”.
“Y tenía razón”, dice la actriz que con su primera película está segura de que lo suyo con la dirección apenas está comenzando. “La idea de autogestionar la estructura de tu felicidad trabajando con la gente que querés, con tus amigos de acá y para siempre me parece genial”, concluye con una carcajada que se parece mucho a las que despierta su propia Blondi.