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Star+ integró a su grilla, la biopic de una tele-evangelista que estuvo en medio de un escándalo financiero y sexual; Chastain está muy bien
Jessica Chastain pasó años buscando la oportunidad de interpretar a Tammy Faye Messner, la infatigable estrella de la radiodifusión cristiana estadounidense. Mejor conocida por una audiencia de millones de estadounidenses como Tammy Faye Bakker, ella y Jim Bakker, su esposo en ese momento, presidieron el popular ministerio de televisión PTL hasta que fueron derribados a fines de la década de 1980 por escándalos financieros y sexuales.
Cuando Chastain finalmente tuvo esa oportunidad en Los ojos de Tammy Faye, una película biográfica coprotagonizada por Andrew Garfield como Jim Bakker y dirigida por Michael Showalter, estaba decidida a lucirse en el papel.
Como Chastain le dijo a The New York Times sobre la mujer detrás de su personaje: “Nunca hizo nada a medias y no tenía ni una pizca de genialidad o de distante en ella. Así que sentí que no podía sumergirme o ser fría y distante en la actuación. Tuve que saltar de la manera más salvaje y extrema. Porque así vivía ella cada momento”.
Chastain había hecho su propia investigación para la película que hoy se estrena en Uruguay a través del servicio de streaming Star+: buscó artículos de revistas sobre Messner, quien murió en 2007, así como fotografías antiguas y apariciones en televisión. Pero hacer esa transformación requirió un equipo de maquilladores, peluqueros y especialistas en vestuario. Algunos de ellos habían trabajado antes con la actriz y sabían lo que se esperaba de ellos. “Es básicamente lo que ella dice que quiere”, dijo la estilista Stephanie Ingram. “En ese momento, solo tienes que hacer que suceda”.
Tanto se esmeró Chastain que terminó ganando el Oscara mejor actriz en la última ceremonia, aunque el mérito pareció quedar sepultado ante otro incidente ocurrido esa misma noche y en ese mismo lugar.
El premio lo tiene bien merecido, porque no hay nada que motive más a los votantes que una gran actuación cargada de prótesis y maquillaje en una película biográfica. Pero incluso Chastain pareció sorprendida cuando prevaleció sobre rivales difíciles en los Premios del Sindicato de Actores y en la categoría de mejor actriz en los Critics Choice Awards. Los Oscar fueron la última perla de una racha exitosa.
Egresada de la prestigiosa universidad de Juilliard (en la misma generación que Oscar Isaac, por ejemplo), Chastain es una de las grandes actrices de Hollywood, y en Los ojos de Tammy Faye su compromiso alcanza hasta ser una de las productoras del proyecto.
Había estado nominada dos veces al Oscar: por Historias cruzadas en 2012, y La noche más oscura en 2013. Su carrera incluye hitos como El árbol de la vida de Malick, Interestelar de Nolan, Misión rescate de Scott, La cumbre escarlata de Del Toro, Apuesta maestra de Sorkin o la versión de La señorita Julia dirigida por Liv Ullmann. El año pasado se la vio en la remake de Escenas de la vida conyugal, con Isaac para HBO.
Tammy Faye fue todo un personaje y la película rastrea su vida desde la simpatía. Está basada en un documental del mismo nombre de 2000, sobre el ascenso y la caída de Jim y Tammy Faye Bakker. Esta adaptación, escrita por Abe Sylvia y dirigida por Michael Showalter (Un amor inseparable), destaca los aspectos kitsch de esa figura (y un poco de su ambiente) y su defensa de las minorías sexuales (en el ambiente más hostil del mundo para ideas como esa), su compromiso como esposa y madre y hasta su exagerado maquillaje, peinado y vestuario.
“En nuestra industria, celebramos a los hombres por tomar grandes riesgos, usar prótesis, tener acento, hacer cosas que no les son propias”, le dijo Chastain a Los Angeles Times. “Pero debido a que las mujeres han sido valoradas por su apariencia… realmente no nos gusta que las mujeres se desvíen de eso. Simplemente sentí que estaba jugando en esta situación en la que me estaba metiendo en algo fácil de ser ridiculizado. Sentí que me estaba poniendo frente a un pelotón de fusilamiento”.
Lo que consigue es un papel premiado en una película que no se anima a ir más allá de las convenciones de las biopic. En ese sentido, parece estar todo al servicio de Chastain (este es, después de todo, su proyecto) y esa es una buena razón para verla.