Considerada por The New York Times como uno de los estrenos más esperados de la temporada, Hojas de otoño es toda una experiencia. Para los que están familiarizados con el finlandés Aki Kaurismaki, su director, y para los que no. Es una comedia romántica minimalista entrañablemente chiquita (incluso en su duración: 80 minutos).
Extiende la llamada “trilogía del proletariado” de Kaurismaki, que incluye Sombras en el paraíso (1986) Ariel (1988), La muchacha de la fábrica de fósforos (1990) y que, 33 años después, Hojas de otoño la convierte en tetralogía.
Son todas fábulas obreras contadas con un estilo que el anglicismo llama “deadpan” y que significa un humor asordinado que no es para cualquiera. A eso se suman planos fijos y una actuación de apariencia fría, sin emociones. Lo que para algunos es un motivo de espanto, para otros es encantador. Es de la clase de película que adoran los críticos. Tomelo como una advertencia.
De hecho, Hojas de otoño, la enviada finlandesa a los Oscar, ganó el premio del jurado en Cannes, el segundo reconocimiento después de la Palma de Oro, y es saludada como una de las películas del año en los balances que empiezan a aparecer. Lo es.
Con las referencias habituales a Charles Chaplin, Robert Bresson y otros directores humanistas y austeros, Hojas de otoño es la historia de los encuentros y desencuentros amorosos de Holappa (Jussi Vatanen) y Ansa (Alma Pöysti) en una Helsinski que parece estancada en la guerra fría.
Son dos solitarios que, después de algunos enredos propios del género, van a unir sus melancolías. Él es un obrero dipsómano y ella, una buscavida de empleos sin protección y derechos: parecen hechos el uno para el otro aunque, fiel al estilo Kaurismaki, no saben cómo expresarlo.
Son personajes tristes y tan solitarios que cuando Ansa invita a Holappa a cenar, tiene que salir a comprar un juego extra de platos y cubiertos. El tiene un espíritu lacónico de “hombre cool”, como se define.
Recorren una Helsinski barriobajera que suele ser el universo de las películas del finlandés y que permanece incambiada desde siempre: es premoderna y anterior a la tecnología apenas por celulares viejos y un cibercafé carísimo.
Está poblada por solitarios y es posible que cada uno de esos rockeros de caras tristes tengan historias que merecen ser contadas. Kaurismaki ya lo ha hecho varias veces.
Como suele pasar en sus películas, los humanos recorren, casi fantasmalmente, un universo propio en el que los lugares (en general bares), los elementos y el vestuario parece salir de otro tiempo. Acá, la acción, sin ninguna razón aparente, transcurre en 2024 aunque podría ser en cualquier momento del siglo pasado.
Sin embargo, la presencia de la guerra en Ucrania desde la radio (con hechos que ocurrieron en el conflicto en 2022) y algunas cuestiones como la precariedad laboral le dan mayor actualidad. Es menos explícita hacia la coyuntura económica y social que las dos últimas películas de Kaurismaki, Le Havre y El otro lado de la esperanza, directamente vinculadas a crisis recientes de refugiados.
La banda de sonido incluye rocanroles y tonadas locales que suelen interpretar lo que están viviendo los protagonistas. La inclusión de “Arrabal amargo” de Gardel y Lepera en versión del Zorzal Criollo es, en ese sentido, más que apropiada. Existe, también, un bar llamado Buenos Aires y se escuchan las tonadas tristonas de Olavi Virta, a quien se suele considerar el rey finlandés del tango.
Hay además un montón de referencias cinematográficas en pósters que también comentan la acción. Ahí se ven Lo que no fue, la de David Lean sobre un romance complicado, un par de Godard y un diálogo marcado por el afiche, en finlandés, de Rocco y sus hermanos, otra historia de barrio humilde. En su primera cita, Haloppa y Ansa van a ver Los muertos no mueren del colega, amigo y compañero de sensibilidad Jim Jarmusch, con quien Kaurismaki comparte humor, puesta en escena y parsimonia.
Pero más allá de la quietud aparente, Hojas de otoño está llena de la empatía de Kaurismaki por sus historias y personajes. Andan por los márgenes, detenidos en el tiempo, dueños de una melancolía que uno cree finlandesa, pero que un par de tangos y un hermoso final a lo Chaplin hacen universal.
Hojas de otoño [***** ] Origen: Finlandia, 2023. Título original: Kuolleet lehdet. Escrita y dirigida por Aki Kaurismäki. Fotografía: Timo Salminen. Editor: Samu Heikkilä. Con: Alma Pöysti, Jussi Vatanen. Duración: 81 minutos. Estreno: 30 de noviembre, en cines.