Haley Joel Osment: los 25 años de "Sexto Sentido" y cómo su familia lo ayudó a no perder el rumbo

Con una nueva película en cartel, "Parpadea dos veces", un montón de proyectos y ganas de dirigir, la exestrella infantil Haley Joel Osment habla de su carrera y, junto al director M. Night Shyamalan, recuerda su mayor éxito.

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Haley Joel Osment
Haley Joel Osment
Foto: Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic

Melena Ryzik, The New York Times
Los recuerdos de la infancia de Haley Joel Osment no son como los de todos. Recuerda la amabilidad con la que Tom Hanks lo trató cuando tenía cinco años e interpretó a su hijo en Forrest Gump. Y la vez que Russell Crowe le ajustó la corbata en una entrega de premios cuando Osment, que aún no tenía 12 años, fue nominado al Oscar por Sexto sentido. O las conversaciones profundas que tuvo con Steven Spielberg sobre el futuro mientras filmaban Inteligencia artificial.

Una banda de clones de Osment, hechos para esa película, todavía están dando vueltas por ahí; escuchó que podrían haber terminado almacenados en el tesoro de memorabilia de Peter Jackson en Nueva Zelanda. Si llega el apocalipsis, bromea Osment, lo sobrevivirá esa versión preadolescente de él.

En cualquier caso, es su imagen más recordada, especialmente como Cole Sear, de Sexto sentido, el exitoso thriller sobrenatural de M. Night Shyamalan que se estrenó en agosto de 1999 (a Uruguay llegó en noviembre). La frase indeleblemente susurrada de Osment, “Veo gente muerta”, pasó del tráiler al canon del cine y luego a la infamia de la cultura pop mucho antes de que existieran los memes para codificarla (aunque ahora sí existen).

Con su vuelta de tuerca final, Sexto sentido también,habría iniciado la “cultura del spoiler”, es decir, que el cine de masas tal como lo conocemos, con campañas publicitarias completas y bases de fans que protegen ferozmente las tramas, surgió allí. Un niño de 10 años emparejado con una estrella de acción (Bruce Willis), en un papel poco convencional de terapeuta infantil, asustó a la audiencia e hizo volver a verla.

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Haley Joel Osment en Sexto Sentido, la película que lo catapultó a la fama.

Osment tiene 36 años; ha sido actor durante casi nueve décimas partes de su vida, en drama, comedia, fantasía, animación, películas de época, videojuegos y cosas raras.

Su última película es Parpadea dos veces, el debut como directora de largometrajes de Zoë Kravitz, que está en cartel y en la que interpreta a uno de los invitados a la fiesta privada de un multimillonario en una isla.

Ni siquiera se le ocurrió a Shyamalan que el público pudiera “ir por ahí arruinando el final”, dijo el director. (Y no le gustó cuando sucedió: “No se puede hablar del final; incluso ahora, no se debería hablar del final”). El éxito de Sexto sentido, que fue la segunda película más taquillera ese año, solo detrás de Star Wars: Episodio I: La amenaza fantasma, le dio a Shyamalan, el título de maestro de la vuelta de tuerca con la que ha estado lidiando desde entonces.

La audición de Osment “fue un momento crucial en mi carrera”, dijo el director. “Cuando salió, le dije el director de casting: ‘No creo que quiera hacer esto sin él’”.

Aunque como adulto, Osment ha interpretado a villanos, ricos con derecho y técnicos sin escrúpulos, fue la confianza que el público tenía en él desde sus papeles de infancia lo que llevó a Kravitz a elegirlo, de manera un tanto subversiva, para el papel de un actor de televisión fracasado.

Aportaba una sensación de comodidad (“Lo he estado observando desde que era niña”, señaló Kravitz) que no encajaba con su personaje. “Hay una especie de amargura que él era capaz de encontrar de forma maravillosa y con mucho humor”, dijo, “como esas personas que son tan amigables, pero luego hay una mirada detrás de los ojos que es un poco como, ‘¿Estás bien?’”

Osment, sin embargo, no se detiene en sus orígenes. Su “Veo gente muerta” está tan en el espejo retrovisor que no lo pronunció, solo mencionó alegremente, como lo ha hecho en innumerables entrevistas, que nadie esperaba que despegara de esa manera. “Nadie resaltó esa frase cuando la filmamos”, dijo. “No nos llamó la atención”.

No hay ningún misterio, en su opinión, sobre por qué cruzó con éxito el abismo de estrella infantil a profesional adulto sin zigzaguear (salvo por un cargo por conducir bajo los efectos del alcohol cuando tenía 18 años) hacia la tragedia esperada.

Se trata de los aspectos de su crianza, en Glendale, California y sus alrededores, que sí se parecen a los de todos los demás: su familia unida y su educación (la mitad de ella en la escuela pública). Después de los Oscar (donde perdió como actor de reparto ante Michael Caine), corrió campotraviesa, formó una banda, fue a los bailes de bienvenida y se obsesionó con el béisbol. Osment todavía hace una peregrinación de entrenamiento de primavera todos los años con sus amigos del liceo.

De niño, trabajó en cine y televisión principalmente en los veranos, a menudo acompañado por su padre, Michael Osment, quien comenzó como actor y dirigió un teatro en Los Ángeles en los años 80. Su madre, Theresa Osment, aún es una maestra querida en el sistema escolar de Glendale. Ella le enseñó a él y a su hermana menor, la actriz Emily Osment, a leer desde pequeños y por eso manejaban mejor los guiones que sus compañeros, dijo.

Y su padre repasaba minuciosamente con ellos cada audición y cada guion.

Si hay un obstáculo en el camino de los Osment a la fama, puede ser por qué una familia tan sólida terminó en un negocio notoriamente inestable. Pero Haley Joel Osment también recibió esto con ecuanimidad. “Me pareció que el trabajo de tener una cámara muy cerca de tu cara” —con el equipo y el personal alrededor— “y poder bloquear todo eso y fingir que estás solo o con otra persona, me pareció un desafío realmente interesante y un lugar muy emocionante en el que estar”, dijo. Su superpoder interpretativo era estar concentrado.

“Cuando entraba al set, todos se quedaban en silencio”, dijo Shyamalan, “porque estaba completamente concentrado. No había bromas, nada. Se sentaba en la esquina y estaba completamente en el personaje”, incluso antes de que el director dijera “Acción”.

Sobre todo después de ver a Kravitz, de 35 años, al mando de su propia película —y pensando en Shyamalan, de 29 años, apostando por Sexto sentido—, Osment ahora tiene ambiciones de escribir y dirigir.

Hasta entonces, ha encontrado satisfacción justo donde está. “La carrera como actor es como si pudieras seguir haciéndolo hasta que te mueras, que es lo que me gustaría hacer”, dijo. La vida vale la pena, dijo, simplemente si la gente disfruta de su trabajo. “Si pasan una buena noche viendo esta película en casa con amigos o familiares, eso me hace sentir como si hubiera logrado algo”.

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