Estreno
Se estrenó en cines, la historia del doctor que se transforma en un vampiro y que integra el universo de Spider Man y de Venom
Hay que películas que exigen cierto entrenamiento de parte del espectador. Morbius, para el caso, la nueva entrega de la asociación Sony y Marvel y que se estrenó ayer en Uruguay.
Entrenado, por ejemplo, para entender en qué mundo se ubica lo que estamos viendo, qué representa en un mapa más grande que se llama universo y qué vínculos tiene con otras películas. Sin esa preparación que también implica descifrar pistas, entender los guiños, este tipo de asunto, que incluso parecen manejar un caprichoso lenguaje cinematográfico, tienden a dejar afuera a los forasteros.
Capaz que, al menos, conviene saber en ese caso que la película se inserta en el Universo de los personajes de Marvel y Sony Pictures, por donde también se pasean a Spider-Man y Venom. Ambos son mencionados en la película y algunos de sus vínculos son afianzados en las escenas de poscréditos. El personaje debutó como antagonista en el número 101 de The Amazing Spider-Man en octubre de 1971, así que es un viejo conocido.
Morbius tiene a Jared Leto como el doctor del título, quien tiene una suerte de enfermedad degenerativa y ha dedicado su vida a investigar cómo frenarla. Es tan crack y exigente que rechaza el premio Nóbel, confiado además en la financiación que aporta su amigo Milo (Matt Smith, el duque Edimburgo en The Crown) que necesita la misma cura. Su interés romántico es la doctora Martine Bancroft (Adria Arjona) que tiene una tolerancia interminable a las excentricidades ajenas.
Un experimento con murciélagos lo convierte en una suerte de monstruo de la década de 1980, una combinación de hombre lobo y vampiro que lo pone como loco y sediento de sangre. La película muestra sus esfuerzos, en general poco efectivos por contener esa bestia interior. Mientras tanto muere un montón de gente y se toman litros de sangre.
“Es una historia clásica sobre los orígenes de un superhéroe, pero la cosa no es tan sencilla”, dijo Leto en declaraciones cedidas por la distribuidora local de la película. “Actualmente estamos listos para superhéroes mucho más detallados. Creo que no habría problema si a Morbius le llamamos un ‘súper-algo’. En muchos sentidos él no encaja con lo que se espera de un héroe así. Pero es un tipo con un gran corazón y con las mejores intenciones, por ello resulta emocionante poder presentarle al mundo un superhéroe 3.0. Ha sido un viaje fascinante”.
Leto es un ganador del Oscar (mejor actor secundario por El club de los deshauciados) que es el Guasón en el universo DC y a quien en un período de seis meses se lo pudo ver en La casa Gucci, la versión de Zack Snyder de Liga de la Justicia y en The Little Things con Denzel Washington y Rami Malek. En los tres construye personajes que requieren grandes transformaciones físicas.
Algo de eso hay en su Michael Morbius quien pasa de una fragilidad extrema a una masa muscular importante, a medida que el personaje empieza a obtener superpoderes.
Dirige Daniel Espinoza (Protegiendo al enemigo, Crímenes ocultos y Life: Vida inteligente), un sueco-chileno de personalidad cinematográfica limitada. El guion es de Matt Sazama y Burk Sharpless, que tienen antecedentes como Dioses de Egipto y Power Ranger, que no son, precisamente, prestigiosos.
Eso se nota en Morbius a la que le falta, entre otras cosas un mayor rigor y algún atisbo de personalidad. Hay personajes que se desflecan y situaciones que se resuelven a la ligera en una película muy oscura y algo confusa.
La pregunta que se impone es cómo puede existir una película sin ninguna escena recordable ya sea por factura o emoción. En ese sentido, el fotógrafo Oliver Wood (Bourne: El ultimátum) parece intentar algo distintivo (un fugaz uso del rojo, unas imágenes detrás de vidrios distorsionados) pero rápidamente es vapuleado por la homogeneidad que exige el producto.
Hay alguna cita explícita al Nosferatu de Murnau, la película que inauguró el género de los vampiros en el cine hace 100 años. Es un reconocimiento que no se valida con el resto de la película.
Porque Morbius, en definitiva, es parte un género que parece necesitar más de imágenes poscréditos para iniciados, que satisfacer las demandas cinematográficas de un forastero de esos que nunca terminan de entender las costumbres del lugar.