El Mercurio/GDA, AFP
Gracias a la creación de series como Mr. Robot y Homecoming, el cineasta Sam Esmail ha asegurado que sin querer se ha formado una imagen de un realizador de historias oscuras y siniestras. Esto, pese a que una de sus primeras obsesiones fueron las comedias románticas.

“En un mundo lleno de oscuridad, siempre trato de ver la luz al final del túnel. No estoy aquí para decir que el mundo se quemará hasta convertirse en cenizas. De hecho, estoy tratando de decir lo contrario. Lo que el arte puede hacer, si tiene éxito, es ayudarnos a superar el trauma y afrontar lo que está sucediendo en el mundo”, ha señalado.

De hecho, ese amor juvenil de Esmail por las comedias románticas fue el que lo convirtió en un fanático de Julia Roberts, quien con el tiempo se terminaría convirtiendo en una de sus musas —la otra es su esposa, la actriz Emmy Rossum— y también en una de sus principales colaboradoras. Luego de trabajar juntos en Homecoming, ambos vuelven a reunirse para una película que está lejos de ser comedia o romántica. Se trata del thriller apocalíptico, Dejar el mundo atrás, que ayer se estrenó en Netflix. La película explora algunos de los dilemas de la actualidad: la dependencia de la tecnología, el cataclismo ambiental, la creciente xenofobia y el racismo.

Roberts es, en todo caso, una de las figuras de primer nivel que participan en esta película basada en la novela y best-seller del escritor afroamericano Rumaan Alam.

La actriz encarna a Amanda Sandford, una mujer que junto a su esposo Clay (Ethan Hawke) deciden tomarse unas vacaciones con sus dos hijos. Para regalarse ese descanso, a través de una página web arriendan una enorme casa en un sector costero.

Mientras eso sucede, aún no se dieron cuenta de que el mundo en el que viven parece estar sufriendo una serie de cambios extraños, manifestados por fallas en tecnologías comunicacionales, en sistemas de navegación de embarcaciones y un inusual comportamiento de los animales.

Una noche, Amanda y Clay reciben la visita de un hombre que se presenta como G.H. Scott (Mahershala Ali) junto a su hija Ruth (Myha’la). Él dice ser el dueño de la casa y, pese a la desconfianza de Amanda, todos se ven forzados a pasar la noche bajo el mismo techo. Sin embargo, el apocalipsis es cada vez más evidente y este grupo de extraños deberán extender su convivencia y aprender a confiar entre ellos.

En la película también actúa Kevin Bacon en un rol breve, pero llamativo: es Danny, un vecino conspiranóico del que es mejor no revelar demasiados detalles.

Esmail ha relatado: “Había estado jugando con la idea de hacer una película de desastres, sobre un ciberataque. Y, tradicionalmente, en este tipo de películas lo que está al centro son los elementos del desastre. Y los personajes tienden a ser secundarios. Pero cuando leí este libro, debido a que los personajes están tan bellamente dibujados y las luchas internas tienen este subtexto de clasismo y racismo, me di cuenta de que aquí había una oportunidad de invertir ese proceso y hacer que los personajes estuvieran al frente. Era la película de desastres que estaba buscando escribir”.

El director también ha afirmado que para el rol principal era clave contar con Roberts: “Amanda es un personaje muy defectuoso en el libro, pero la encontré convincente y sabía que para llevarla a una película, el público necesitaba encontrar alguna forma de acceder a esta persona. Eso iba a ser difícil, por lo que realmente necesitas a alguien como Julia. Ella no es solo la ‘novia de América’, sino que es como el Michael Jordan de los actores, y sabía que ella iba a encontrar una manera de canalizar la humanidad de este personaje”, comentó.

Dejar el mundo atrás está coproducida por Higher Ground Productions, la compañía de Barack y Michelle Obama. Sobre la colaboración con el expresidente de Estados Unidos, el cineasta ha dicho: “Todos en el equipo estábamos realmente concentrados en hacer de esta película una advertencia sobre lo que podría suceder. Eso era realmente importante, también para el Presidente Obama y él tenía una especie de visión global de la película. Comentó sobre todo, desde los personajes hasta la empatía con los elementos del desastre y sus temas. Esa colaboración fue, sinceramente, lo más destacado de mi carrera”, celebró.

Julia Roberts, en su primer papel para Netflix conversó con la agencia de noticias AFP sobre lo que realmente la asusta y por qué mandó a hacer un par de calcetines muy groseros después de hacer la película.

—¿Qué haría en su último día si el mundo estuviera por colapsar?
—Si tuviera 24 horas, me quedo con mi familia, muchos cheesburgers y una enorme cantidad de alcohol, galletas de chispas de chocolate, abrazos y besos y, espere... tal vez somníferos. Pero no va a pasar.

—Muchas cosas salen mal en la película. ¿Cuáles le aterrorizarían más en la vida real?
—Los desastres naturales, porque son más realistas y también porque, sabe, la madre naturaleza, a ella no le importa lo que la gente piensa.

—Una de sus primeras frases en la película es “yo odio a la gente”. ¿Fue divertido interpretar a ese tipo de personaje?
—Fue muy divertido interpretar eso, porque yo realmente amo a la gente y creo que soy muy abierta y amistosa, así que me encanta esa frase inicial. Ahora tengo unos calcetines que dicen “odio a la gente”. Me encanta la idea de interpretar a alguien que adoptó ese tipo de mantra y lo que realmente significa. ¿Cómo puedes vivir en un mundo lleno de humanos cuando llevas adentro ese tipo de sentimiento?

—En tu carrera interpretó a personajes antipáticos, ¿ha sido una opción?
—No creo que sea una opción en la que pensé interpretar a alguien agradable o desagradable. Creo que tiene que ver con todo lo que hay en el caldo. No es ser amistosa o inamistosa, es más sobre cómo calza con lo que pasa dentro de todo (en la película).

—¿Cuál es el mensaje de la película?
—Creo que es que estamos todos en esto juntos, la sensación de que realmente somos mil y una versiones de una cosa buena, que es la humanidad. ¡Ah, y cocinar!