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La brutal película de terror argentino que dura 99 minutos, batió récord de público y llega a Uruguay

"Cuando acecha la maldad" fue una de las películas más aclamadas y aterradoras de 2023, sedujo a James Cameron y a Slash y estrena en Uruguay. Su director Demián Rugna charló con El País.

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Cuando acecha la maldad.jpg
Imagen de la película "Cuando acecha la maldad".
Foto: Difusión

Redacción El País
Ganó el último Festival de Sitges, el más importante del cine de terror. Fue la segunda mejor película del año en su género según la edición americana de la revista Rolling Stone, y la primera en el gigante de reseñas Rotten Tomatoes: tiene un 97% de aprobación, algo así como la excelencia. Se la nombra como la verdadera heredera de El exorcista y a toda esa alabanza se le suma la audiencia: Cuando acecha la maldad, lo nuevo de Demián Rugna, batió los récords históricos del cine de terror argentino cuando vendió 110 mil entradas en 11 días. Y pasaron otras cosas impensadas, simbólicas: hasta James Cameron pagó para verla.

Al final, la única película argentina que la superó en taquilla en 2023 fue, en su tierra, Muchachos, el documental de una pasión mundialista con Messi como religión. La trascendencia de Messi también está en Cuando acecha la maldad: para la escena más perversamente viral de su éxito, Rugna se obsesionó con tener un perro idéntico a Hulk, el dogo de Burdeos de Lionel.

Cuando acecha la maldad es una historia espeluznante y rural. Una posesión demoniaca a la que denominan “embichado” amenaza con arrasar el remoto pueblo en el que la acción se sitúa, y dos hermanos (Ezequiel Rodríguez, Demián Salomón) buscan frenarlo. Hay que intentar que el mal no se libere, pero la condena es hacia el fracaso.

Original en su planteo, impredecible en algunos de sus golpes, absolutamente siniestra y de una impronta aterradoramente normal, lo nuevo de Rugna, que ya había destacado con Aterrados (Prime Video), llega hoy a cines locales. Antes su director, que asegura que hay películas mucho más brutales aunque un par de escenas hacen difícil creerle, charló con El País.

—Si dejamos a tu película fuera de competencia, ¿qué fue lo mejor del cine de terror de 2023?

—¡Uh, qué difícil! La mesita del comedor. Es una catalana que no se estrenó todavía, que la vi en festivales. Es muy diferente a todas. Está extraordinariamente bien actuada, bien dirigida (por Caye Casas), es muy pequeña y es loco cómo una peli tan pequeña puede ir tan al hueso. Es un drama terrible de terror.

—Esto de la originalidad y de lo inesperado es sustancial en el impacto que ha generado la propuesta de Cuando acecha la maldad. En X alguien decía que es “fresca como un mate amargo recién cebado”. ¿Qué comentarios de los que has recibido hasta ahora te han llamado más la atención?

—Hay un comentario que me ha llamado mucho la atención porque lo vi muy repetido, que es que esto es como la verdadera heredera de El Exorcista, teniendo en cuenta que se hizo la reboot y se estrenó casi al mismo tiempo. Y afuera decían: “Esta es la verdadera heredera de El Exorcista, no la reboot que sacaron”. Y me llamó la atención porque El Exorcista es como una iglesia. Y desde que lo vi me pareció tan exagerado ese comentario, pero después se replicó tanto que dije: pucha, ¿qué está pasando? ¡Ojalá sea verdad!

—¿Cuál fue la idea de la que nació este proyecto?

—Tenía la secuencia de la discusión del exmarido con la exmujer y la escena del perro, la tenía en la cabeza pero sin guion, dando vueltas. Y cuando empecé a crear este guion me di la oportunidad de ponerla. La idea del embichado nace pensando en los pueblos fumigados de Argentina, en cómo esos pesticidas producen enfermedades en gente muy pobre que trabaja en el campo, y me gatilló esta idea de pensar en un personaje muy, muy enfermo en el medio de la nada, y que esa enfermedad pudiera traer algún tipo de maldición. Y tenía que ser un demonio. Arrancó de ahí y se fueron mechando ideas: la secuencia del perro, un guion que nunca escribí pero me daba vueltas y que hablaba del fascismo, y de cómo los medios de comunicación te pueden controlar hasta hacerte causar problemas a vos mismo. Y todo eso se ve que se pudo sublimar acá.

—¿Cómo es tu relación con estos entornos rurales con códigos y leyendas propias? ¿La literatura de Horacio Quiroga fue una influencia acá?

—Creo que algo de este acercamiento con la crudeza del campo viene de los cuentos de Quiroga. A la vez, trabajé muchísimos años en un programa de televisión de caza y de pesca, y eso me permitió viajar mucho y conocer a mucha gente, paisanos, sus entornos, cómo coexisten con la naturaleza. No se me hizo para nada ajeno al escribir. Incluso me mudé a una zona más rural y eso influyó, creo yo, en mi forma de escritura. Pero Quiroga creo que fue más un primer acercamiento, con ocho o nueve años, a historias fantásticas, a esos colores, y puede ser que haya algo en lo que hice.

—Cierto público le ha adjudicado un carácter profético al título de la película en relación al contexto argentino actual, y hay algo en cómo se muestra el avance irrefrenable de la maldad, o en esa frase de “Los tiempos de la fe se terminan rápido”, que podrían encajar en esa misma lectura. ¿Cómo permeó la coyuntura en la construcción del guion?

—No hay referencias explícitas ni estaban en mi intención. La inspiración sí viene de esa historia que tenía y que tiene que ver directamente con Argentina y el mundo, de lo que yo veía que pasaba con los medios de comunicación concentrados que forjaban a la gente a pensar de una manera que podía infringir daño. Pero cuando escribí el guion no estaba Milei. Sí veía la guerra de los medios de comunicación, las ideas digámosle fascistoides, gente diciendo que vuelvan las botas. Entonces no es una película que esté hablando de eso, pero que sí tiene ese reflejo de esta realidad. Por algo hacia el final la maldad se lleva a una generación completa.

—Y es bastante pesimista en su desenlace.

—(Se ríe) Puede ser, o puede ser que no estamos escuchando a las personas correctas, no estamos haciendo caso a lo que hay que hacer. Sí, puede ser que sea una peli pesimista. Pero bueno, estamos en un mundo bastante pesimista también.

—Has dicho que hay estudios extranjeros interesados en hacer una remake. ¿Cuál es el paisaje que aparece a futuro para Cuando acecha...?

—Hay estudios interesados, sí. Después me contactaron a mí para ver qué hacer, estuvimos hablando de la posibilidad de una secuela que ahora queda un poco en manos de los productores, a ver qué camino van a elegir, si van a vender los derechos o volver a producir una película similar, y yo dependeré de esa decisión. Que no pasa por mí; a mí me gustaría una secuela, debido al éxito que tuvo, aunque nunca fue pensada ni hay nada escrito todavía.

—Este éxito impensado te ha traído de todo, incluyendo que un director de primera línea como James Cameron haya visto tu película. ¿Es lo más loco que te pasó?

—Sí, y seguramente pasaron cosas más locas que ni me enteré. Bueno, ¡Slash pidió un link para verla! Tengo un conocido que es amigo de él y me dijo que Slash vio Aterrados, mi película anterior, que le gustó mucho, que en un momento tuvo intenciones de ofrecerme para hacer un remake. Y yo soy como un adolescente: para mi Slash es como mi héroe.

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