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La de Godzilla que ganó un Oscar llegó a Netflix y es de las mejores películas del monstruo que cumplió 70 años

"Godzilla Minus One" ganó el premio de la Academia a mejores efectos visuales y además de romper ciudades, muestra los efectos de la Segunda Guerra Mundial en un kamikaze en una aventura con influencias de Spielberg

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Godzilla Minus One

Habla mucho de lo caprichosa que es la cultura popular contemporáneo que Godzilla, un monstruo feísimo e irracional creado en la posguerra japonesa, sea una franquicia tan poderosa y de alcance global.

En los últimos 10 años, por ejemplo, se estrenaron, en cines uruguayos, cuatro películas que lo tienen como estrella o coprotagonista, incluyendo una franquicia en activo que lo enfrenta con un simio igual de enorme pero menos escamoso. Hace un par de meses se estrenó en Uruguay, Godzilla y Kong: El nuevo imperio (para alquilar en NSNow de Nuevo Siglo) que es parte de, perdón el neologismo, un monstruniverso que se instaló en 2014 y que tiene toda la pinta de seguir.

La versión de Hollywood de 1994 con Matthew Broderick como el nerd que salva al mundo que está en Netflix es olvidable pero en el streaming también se encuentra otros ejemplos recientes: el animé Godzilla: Planeta de monstruos en Netflix y y Godzilla vs. Kong están en MAX.

Este año además, Godzilla ganó su primer Oscar: por los efectos visuales de Godzilla Minus One, justo el estreno de esta semana de Netflix que lucha por mantenerse en el Top 10 oficial de la plataforma. Y que es una gran película de matiné.

Tiene, en todo caso, el mismo gusto por la aventura del primer Indiana Jones. Y hay algo de la austeridad imaginativa de, por ejemplo, Tiburón. La referencia no es disparatada ya que Steven Spielberg está en el radar de referencias de Takashi Yamazaki, el director de Godzilla Minus One.

Ha mencionado a Hayao Miyazaki, el maestro que este año ganó un Oscar por El niño y la garza, que también trata sobre las consecuencias de la nuclearización en Japón. Tradicionalmente, Godzilla es un monstruo prehistórico despertado por las pruebas nucleares occidentales en atolones del Pacífico; eso está también en Minus One.

Ese planteo es central desde 1954 (aunque entonces Godzilla era producto de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki) cuando la productora Toho Co. Ltd. creó el monstruo que ha expandido a un imperio que incluye 38 películas (33 de ellas, Minus One incluida, producida por la propia Toho), programas de televisión, comics, videojuegos y merchandising.

Técnicamente un khaiju (una de monstruos) es una variante del cine catástrofe: el momento cúlmine es cuando Godzilla desacatado ataca una ciudad importante, en general Tokio. Alguna generación uruguaya recuerda el género por Ultra Seven, el kaiju semanal seriado que pasaba Canal 4 y cuyos efectos algo primitivos son, también, parte del género.

Minus One tiene ese espíritu y su presupuesto ajustado a 15 millones de dólares, ha sido parte del fenómeno; con esa plata una película similar de Hollywood apenas paga el catering.

Es la consagración de Godzilla para esta generación y parte de un reboot (anglicismo para renacimiento) inaugurada con la también elogiada Shin Godzilla que es de 2016, fue la mejor película de ese año para la Academia Japonesa del Cine y está para ver en Prime Video y Max.

Minus One transcurre en la inmediata posguerra japonesa y se concentra, además de Godzilla rompiendo todo, en el estrés postraumático de Kichi Shikishima, un kamikaze que sobrevivió a la guerra y no pudo defender a su destacamento del ataque del mismísimo Godzilla.

Unos años después, cuando los excombatientes son llamados a salir a pelearle al monstruo, Shikishima encuentra una forma de redimirse. Por ahí andan una muchacha que rescató un huérfano de la guerra y con la que conforman una suerte de familia del Japón moderno. Ese plano narrayvo nunca es abandonado y le da corazón y otro par de buenas ecenas.

Pero están las secuencia de acción de Minus One y el inevitable ataque a Tokio es una de las grandes escenas del año: tiene suspenso, terror, acción y corazón. La combinación no suele darse en el cine reciente.

De esas hay un par más y convierten a Godzilla Minus One en una interesante sorpresa. Sabe recuperar el espíritu de las viejas películas, alertarnos de algunas cuestiones crónicas y, encima, aportar un poco de vieja emoción cinéfila.

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