Leah Greenblatt, The New York Times
No todo es justo en el amor, la guerra o en Juego limpio, el chispeante debut cinematográfico de la guionista y directora Chloe Domont que se convirtió en una sensación en el Festival de Cine de Sundance de este año, se vendió allí a Netflix por 20 millones de dólares y ahora se estrenó en la plataforma y causa sensación.
Phoebe Dynevor (Bridgerton) y Alden Ehrenreich (Han Solo: una historia de Star Wars) interpretan a Emily y Luke, jóvenes y ambiciosos analistas junior del mismo lugar en Manhattan. Su relación aparentemente feliz cambia cuando ella consigue un gran ascenso y él no: empieza un tenso enfrentamiento psicosexual.
Domont, de 36 años, nativa del sur de California, habla acá sobre la fragilidad masculina, el estado de los thrillers eróticos y cómo hacer “una película de citas infernal”.
—Básicamente habías dirigido por contrato series como Billions. ¿Qué te hizo querer contar esta historia?
—Fueron muchos años en los que tuve la sensación, mientras mi carrera comenzaba a despegar en la televisión, de que mi éxito no se sentía como una victoria, debido al tipo de hombres con los que había estado saliendo, que yo siendo grande los hacía sentir pequeños. Simplemente me hizo darme cuenta de cuánto control todavía tienen sobre nosotras estas arraigadas dinámicas de poder, y eso era algo que quería poner en pantalla y explorar.
—¿Siempre fue tu intención ambientarlo en el mundo de las finanzas?
—No, para mí se trataba de captar el ritmo de la historia, cómo la relación implosionaría una vez que cambiara el poder. Ese fue el meollo de la cuestión. Pero tenía algunos amigos en ese mundo y lo sentía como algo desde lo que podía escribir orgánicamente aunque no tuviera experiencia en él. Los altibajos, lo que estaba en juego en ese tipo de ambiente de trabajo, se sentían similares a los que estaban en juego en la industria del cine y la televisión: cometes un desliz una vez y puedes quedar afuera. Y creo que el aspecto de trabajar duro y jugar duro también está en ambos. Era otra industria dominada por hombres en la que a las mujeres les resulta difícil ascender y, cuando lo hacen, las tratan de manera diferente, como todos sabemos.
—La película depende muchísimo de las actuaciones de los dos protagonistas y de su química. ¿Cómo los encontraste?
—Cuando obtienes listas de casting, siempre vienen los mismos 15 nombres que reciben todos. Pero el director de casting mencionó a Phoebe por Bridgerton, así que vi el piloto y pensé que ya lo tenía. Había vulnerabilidad pero también fiereza, una furia que podía desatar. También había algo emocionante en cortarle el corsé, ponerle un traje y convertirla en un tiburón. Me encantaba Alden desde (la comedia de los hermanos Coen de 2016) ¡Salve César!, pero sabía que iba a necesitar un hombre muy seguro para llegar al nivel de inseguridad de Luke. En otros actores masculinos con los que me había reunido pude sentir su vacilación. Pero Alden estaba listo para comprometerse y meterse en el barro conmigo, y lo hizo.
—Algunos críticos han promocionado Juego limpio como el regreso del thriller erótico. ¿Crees que eso es cierto?
—No me propuse hacer un thriller erótico. Me propuse hacer un thriller sobre la dinámica de poder dentro de una relación, y eso definitivamente tiene algunos cruces. Pero creo que nuestro trabajo como nuevos cineastas es hacer algo diferente con el género y manipularlo y torcerlo para que sirva a nuestras historias. No creo que hoy en día sea suficiente hacer una buena película. Necesitas hacer algo que atraviese a las personas de alguna manera, que sostenga un espejo y les haga hacer preguntas que no están haciendo y que inicie una conversación y un debate. Y esto parecía un tema que realmente no se había explorado en la pantalla, al menos no de esta manera.
—La respuesta del público en las proyecciones previas ha sido muy interesante: aplaudían, jadeaban e incluso le gritaban a los personajes.
—La gente reaccionaba como si fuera una película de terror y eso fue muy emocionante para mí. La intención siempre fue crear este globo de tensión que no sabes cuándo ni dónde va a estallar, pero una vez que lo hace, se convierte en una pelea de perros total.
—Esto parece una película de citas peligrosas. Puede terminar facilitando algunos divorcios.
—En las parejas que han venido a las proyecciones tempranas, los ves comenzar a pelear en el camino de regreso al auto, como si el hombre dijera algo y luego su novia lo mirara lentamente y dijera: “¿Eso es lo que pensaste?”. Así que sí, no puedo esperar para separar a la gente. Estoy aquí para conseguir eso.