"La otra cara de la Luna", la película que cuenta un hecho histórico en clave de comedia romántica eficaz

Se estrena en cines la película con Scarlett Johansson y Channing Tatum que, ambientada durante los preparativos del Apolo XI, aprovecha la química entre sus dos protagonistas con un tono de comedia clásica de Hollywood.

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Scarlett Johansson en "La otra cara de la luna"

La comedia romántica es el género del momento. Dos evidencias recientes: Cómplices del engaño (una traducción más fiel al título original sería “El sicario”), que tapa cualquier lectura policial concentrándose en la historia entre Glen Powell y Adria Arjona. Lo mismo pasa con Profesión peligro (que está muy bien): es una de acción sobre dobles de riesgo, pero principalmente se centra en la pareja de exnovios que hacen Emily Blunt y Ryan Gosling.

En esa categoría (películas que parecen hablar de algo cuando quieren hablar de amor) está La otra cara de la Luna que es una publicidad de la NASA, otra celebración del emprendedurismo capitalista (en Air vendían zapatos Nike, en Hambre de poder, hamburguesas) con algo de Mad Men; acá no se vendan Lucky Strike sino la llegada del hombre a la Luna.

Aunque a veces la indecisión parece ganarla, La otra cara de la Luna es básicamente la historia de amor entre el director de despegue del Apolo XI (Channing Tatum como el más improbable ingeniero espacial del mundo) y la publicista (Scarlett Johansson) que es contratada por un oscuro funcionario público (interpretado con la gracia habitual por Woody Harrelson) para venderle la misión al mundo.

Johansson, además, figura como productora y su marido, Colin Jost (o sea el coconductor de “Weekend Update” de Saturday Night Live), tiene una breve aparición como un senador al que hay que convencer de las bondades de financiar la carrera espacial. Aunque basada en hechos históricos, la película construye a partir de eso, su propio universo. No se lo toma muy en serio.

A Kelly Jones (o sea al personaje de Johansson) le proponen encargarse de que el público entienda la importancia (geopolítica, pero también patriota) de que un estadounidense llegue a la Luna primero que un ruso. Como la cosa puede llegar a complicarse, la patronal tiene una idea: filmar un alunizaje falso para que, en caso de que falle la misión, el mundo no vea en vivo y en directo un tropezón así de grande para la humanidad.

Hay cuestiones morales y éticas en esa idea que La otra cara de la Luna prefiere evitar o, peor aún, parece celebrar. Tampoco ahonda demasiado en todo una lectura sobre cómo el cine es capaz de mentir y manipular y que la película es básicamente el mismo mecanismo que presenta: un reclame de la NASA y el espíritu estadounidense.

Lo que importa, básicamente, es la historia romántica de Kelly y Cole Davis, el personaje de Tatum. Es un héroe perfecto con un montón de acciones en Corea, una inteligencia y una bondad descomunales y que no llegó a astronauta por un tecnicismo médico. Vive con la culpa de la tragedia del Apolo I de la que se lo responsabiliza. Se flagela, no literalmente por suerte, con eso. Pero el resto de la NASA parece tenerlo como un héroe de una sola pieza. Es hasta gracioso tanto mérito en una sola persona. Encima, está en contra de la comercialización de la misión, pero cuando ve por primera vez a Kelly está claro que va a ceder en esos principios.

El personaje más rico es el de Johansson, claro. Hay una historia detrás de su desparpajo, su aparente falta de escrúpulos y las soluciones mágicas que encuentra. Es graciosa y tiene respuestas ingeniosas que la ponen en la línea de heroínas de la comedia romántica más tradicional de Katherine Hepburn, aunque está más cerca de la Rosalind Russell de Ayuno de amor. Tatum no es Cary Grant, eso seguro.

El asunto es, cuando se lo propone, divertido (ayuda Jim Rash como el excéntrico director Lance Vespertine, entre otros apuntes), pero también tiende a enredarse y a distraerse en algunos asuntos paralelos

El guion de Rose Gilroy (la hija de Dan Gilroy y la actriz Rene Russo) es lo más liviano y convencional que se puede encontrar, pero hace un buen uso de la fórmula.

Y aunque la dirección de Greg Berlanti (de antecedentes televisivos) es rutinaria más allá de algún montaje vistoso o el recurso de la pantalla dividida, la fotografía del polaco Dariusz Wolski (quien tiene un pequeño papel como director de fotografía del falso alunizaje) parece salida de otra película y aporta lo más interesante de la propuesta. Le da un aire estilizado que le viene bien.

O sea, La otra cara de la Luna (que para esta crítica fue vista en versión doblada al español, lo que dificulta la experiencia) es poco más de lo que promete, lo que ya es suficiente para un entretenimiento algo anticuado, que puede ser eficaz, y que se apoya en una teoría conspirativa para contar la clásica historia de amor. Para entretenerse sin pretensiones.

La otra cara de la Luna * * *
Título original: Fly Me to the Moon’ Director: Greg Berlanti. Guion: Rose Gilroy sobre una historia de Keenan Flynn & Bill Kirstein. Fotógrafía: Dariusz Wolski. Editor: Harry Jierjian. Música: Daniel Pemberton. Con: Scarlett Johansson, Channing Tatum, Jim Rash, Anna Garcia, Donald Elise Watkins, Noah Robbins, Colin Woodell, Christian Zuber, Nick Dillenburg, Ray Romano, Woody Harrelson. Duración: 132 minutos. Estreno: 18 de julio, en cines.

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