Las nuevas "chicas Almodóvar" llegan a los cines con un drama sobre la amistad y la muerte y en inglés

El jueves se estrena en Uruguay, "La habitación de al lado", la última película de Pedro Almodóvar que tiene a Julianne Moore y Tilda Swinton como dos amigas incondicionales y que ganó el León de oro en Venecia

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La habitación de al lado
Julianne Moore y Tilda Swinton rodean Pedro Almodóvar en la presentación de "La habitación de al lado"
Foto:_ Mariscal/EFE

Kyle Buchanan, The New York Times
En la fiesta posterior a la presentación de La habitación de al lado en Venecia, Pedro Almodóvar sonrió a sus protagonistas femeninas mientras ellas le devolvían la sonrisa.

No me refiero sólo al afecto que compartían Julianne Moore, Tilda Swinton y su director, aunque era tangible. Me refiero a los rayos de luz que se reflejaban en los vestidos de lentejuelas de las mujeres y se reflejaban en su enamorado director mientras nos reuníamos en una sala para hablar sobre el primer largometraje del director español en inglés, un objetivo de larga data y que le permitió contratar a dos grandes estrellas de Hollywood.

“Ya no son actores, son como monumentos”, dijo Almodóvar. Ciertamente, así es como se presentan a Moore y Swinton en el cartel de la película, que dispone sus famosos rostros de perfil como si fueran enormes cadenas montañosas.

Adaptada de la novela Cuál es tu tormento de Sigrid Nunez, La habitación de al lado (que se estrena este jueves en Uruguay) presenta a Moore como Ingrid, una autora exitosa que se entera de que su ex colega Martha (Swinton) está en el hospital con un cáncer de cuello uterino inoperable. Se reencuentran, intercambian historias y vuelven a ser amigas, pero Martha tiene una importante petición que hacer.

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La habitación de al lado

Con sus tratamientos experimentales fallando y otra ronda agotadora de quimioterapia por delante, Martha ha reservado una casa de vacaciones en el norte del estado de Nueva York y ha comprado un medicamento en la deep web. ¿Ingrid estaría dispuesta a acompañarla en el viaje, sabiendo que en algún momento, su amiga se suicidará en la habitación de al lado?

Aunque Almodóvar habla inglés con bastante fluidez, durante mucho tiempo había sido cauteloso con respecto a filmar una película en ese idioma. Dos cortos recientes hechos en inglés —el western gay Extraña forma de viday el extenso monólogo de Swinton, La voz humana— persuadieron a Almodóvar a escribir finalmente su primer guion de largometraje en ese idioma.

Pero las películas de Almodóvar tienen placeres estéticos que van más allá de las palabras, y La habitación de al lado ofrece tanto para mirar -ya sea un suéter lavanda, un sofá oliva o un tono de lápiz labial borgoña elegido con precisión- que es tan satisfactorio como cualquier línea de diálogo. Una secuencia en la que las dos mujeres saquean el apartamento de Martha revela cajones abiertos llenos de las chucherías más seductoras, y la locación principal es una maravilla arquitectónica.

Moore dijo que, a veces, durante el rodaje, la puesta en escena de Almodóvar era tan fuerte que se le ponía la piel de gallina. “Tuve una experiencia en la que miré mi buzo de cuello alto verde y la chaqueta violeta de Tilda y pensé: ‘Dios mío, hemos entrado en una de sus películas’”, dijo.

Toda esa belleza tampoco es frívola: Almodóvar observa que, ante algo sombrío, la búsqueda del placer puede ser un acto desafiante o incluso una afirmación de la vida misma. El contraste se dibuja con mayor claridad cuando Ingrid se reúne con un antiguo amante (John Turturro) que da conferencias sobre el cambio climático y pronto le da una conferencia a Ingrid también: “Estás viviendo con una mujer moribunda en un mundo que también está en sus estertores de muerte”.

“No puedes ir por ahí diciéndole a la gente que no hay esperanza”, responde ella. “Hay muchas maneras de vivir dentro de una tragedia”.

En definitiva, esa es la lección de La habitación de al lado. En Venecia -donde terminaría ganando el premio mayor, el León de Oro- Almodóvar habló sobre la miríada de problemas mundiales que le preocupan, pero señaló que “el optimismo es la mejor manera de resistir”.

Y aunque esta película y su reciente drama Dolor y gloria demuestran que el director de 74 años está lidiando con su propia mortalidad, no tiene intención de bajar el ritmo en un futuro próximo. Tiene previsto rodar una nueva película el año que viene aunque anunció que sería en España y en español.

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