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La carrera, la vida y el éxito de la cantante italiana de 47 años llegó a Amazon Prime Video en "Un placer conocerte"
El martes, la cantante italiana Laura Pausini presentó en Roma el documental Un placer conocerte, un riguroso repaso a su vida, familia y éxito que parte desde una pregunta clave: ¿Qué habría sido de ella si no hubiese llegado a conquistar el Festival de San Remo de 1993? Y según relata la película que desde hoy está disponible en Amazon Prime Video, su presentación del clásico “La solitudine” durante el popular festival italiano marcó el origen de su camino.
“Fui una niña como cualquier otra, tuve muchos sueños, pero jamás pensé que la vida me habría regalado todo esto”, asegura la artista al comienzo del documental que se construye sobre numerosas imágenes de archivo y que es narrado por la propia voz de la italiana.
Y para dar respuesta a la pregunta sobre la que parte el relato de Un placer conocerte, Pausini se sienta por primera vez ante la cámara para un largometraje para enfrentarse al tema con sus seres más cercanos, como sus padres, y se anima a desvelar unos cuantos aspectos hasta ahora desconocidos de su ámbito privado, sus pasiones y sus anhelos.
La cantante recuerda su infancia y adolescencia en Faenza, su pueblo del norte italiano, en el que intercalaba sus estudios en la escuela de arte, la iglesia, el trabajo de cuidadora de niños y las noches de música en el bar con su padre, de quien adquirió su pasión. “Me gustaba todo y no quería renunciar a nada”, dice en un fragmento del documental. Incluso se anima a lanzar un guiño a aquel enigmático Marco, su primer novio, que “se marchó para no volver” y al que acabaría haciendo célebre al mencionarlo en la canción con la que ganó el Festival de San Remo.
Pero lo que recuerda con mayor nitidez en Un placer conocerte es la mañana en la que recibió la llamada en su escuela de Faenza en la que la comunicaron su aceptación en San Remo. Poco después se convertía en la ganadora más joven de aquella edición, con tan solo 18 años.
Cosas de la vida, entre el público se sentaba el encargado de elegir música para la radio de Países Bajos, que se encargó al día siguiente de emitir “La Solitudine”, poniendo así la primera piedra en el meteórico camino internacional de la artista, que acumula 70 millones de discos vendidos en todo el mundo.
Pero, según revela, con el tiempo comprendió que los premios, los conciertos multitudinarios y sus exitosas baladas traducidas en diferentes idiomas no eran suficiente.
Pausini se emociona al describir la escena en que entendió que la fama no llena los vacíos espirituales. Fue en la noche de la ceremonia de los Grammy 2006, cuando triunfó en la categoría de mejor álbum de pop latino por Escucha: festejó comiéndose una hamburguesa en una habitación de hotel de Los Ángeles. Estaba sola porque su familia no había podido acompañarla. “Y si no hay nadie con quien festejar, entonces algo está fallando”, confiesa en uno de los fragmentos más desgarradores del documental dirigido por Ivan Cotroneo.
Sin embargo, Pausini no tardaría en cumplir con lo que definió como su “gran sueño”, el de formar una familia. Lo hizo con su inseparable pareja, el músico, productor y compositor Paolo Carta, con quien en 2013 tuvo una hija, llamada Paola, que se sumó a los tres que él tenía de otra relación, Jader, Jacopo y Joseph, más mayores.
“Juntos hemos logrado el equilibrio”, celebra, sin ocultar sus “temores” ante la “clara posibilidad” de que la pequeña siga sus pasos en el mundo de la música. Pausini sabe que es una carrera exigente.
Pero más allá de los claroscuros en su trayectoria, Pausini también celebra uno de los capítulos más destacados de su carrera: su triunfo en los Globos de Oro del pasado año por su canción “Io sì”, compuesta por la célebre Diane Warren y que forma banda sonora de La vita davanti a se, la película que marcó regreso de Sophia Loren a la pantalla grande.
Pero hay más, porque con “Io sì”, la artista de 47 años se convirtió en la primera cantante en ser nominada a los Oscar por una canción en italiano. Se trata de hito que la artista sitúa al comienzo de su documental, como si quisiera dejar claro que aún queda mucho de su obra para escuchar, descubrir y disfrutar.