Hay varias formas de recordar a Alain Delon, quien cumplió 80 años el pasado domingo. La más amable es evocar su figura apuesta que hizo suspirar a toda una generación de espectadoras.
Delon se inició en proyectos muy comerciales del cine francés y que luego se las arregló para convertirse en algo más que una estrella estimable. Había algo esencialmente ambiguo en la personalidad de Delon, quizás por la sencilla razón de que en su vida real era un violento, un machista y un tipo dudoso,y ese costado “angel/diablo” fue lo que mejor supieron explotar los directores más inteligentes que lo emplearon.
No es casual que René Clément lo haya usado para encarnar al encantador asesino Tom Ripley de Patricia Highsmith en A pleno sol, que Luchino Visconti haya usado igualmente esa dialéctica de ángel/demonio en Rocco y sus hermanos y en El gatopardo, que Joseph Losey haya sabido explotarlo como el asesino stalinista Ramón Mercader del Río en El asesinato de Trotsky, o que el gran Jean-Pierre Melville lo haya empleado como reiterado antihéroe en sus espléndidos policiales negros El samurai y El círculo rojo.
No es difícil sospechar que el personaje del gangster solitario y amoral, que disparaba sin escrúpulos, le atraía particularmente: lo encarnó varias veces, incluso en películas menores que produjo sin real necesidad.
A diferencia de su amigo y coetáneo Jean-Paul Belmondo, a quien la salud le ha jugado una mala pasada y está prácticamente fuera de circulación, Delon ha seguido más o menos activo hasta hace muy poco.
Mantuvo una importante relación con la actriz vienesa Romy Schneider, con quien conservó una profunda amistad hasta el fallecimiento de ella, en 1982 víctima de un paro cardíaco, tras haber perdido a su hijo en un desgraciado accidente doméstico unos meses antes. Existieron rumores de que habría sido suicidio, pero nunca pudo comprobarse.
Tuvo varias relaciones intensas, aunque cortas, y en 1987 se casó con la actriz holandesa Rosalie Van Bremen, de quien se separó en 2002. Hoy dice que sus hijos sus únicos amores. También se ha dedicado a coleccionar arte, a las carreras de caballos y a la promoción de eventos de box, por ejemplos los de su amigo el argentino Carlos Monzón.
Desde 1999 es ciudadano de Suiza y sus compañías (produce perfumes, lentes de sol, ropa, etc) operan desde Ginebra. En el año 2008 regresó al teatro con la obra Cartas de Amor junto a Anouk Aimée.
cine - alain delonGUILLERMO ZAPIOLA