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"Los crímenes de la academia": así es la esperada película policial que llega a Netflix

Christian Bale protagoniza esta historia de detectives, uno de los títulos más esperados de enero en el servicio de streaming

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Imagen de la película "Los crímenes de la academia"
Imagen de la película "Los crímenes de la academia".
Foto: Difusión

Algo extraño acecha a la Academia Militar de West Point. Es 1830, la nieve lo cubre todo y uno de los cadetes, Fry aparece muerto y con el corazón extirpado. Es por eso que el tosco director de la institución llama a Augustus Landor (Christian Bale), que viene precedido por sus logros como detective y sus problemas con la bebida.

Esa es la consigna de Los crímenes de la Academia que Netflix estrena mañana y a la que El País accedió anticipadamente. Basado en la novela policial que Louis Bayard publicó en 2003, es uno de los títulos más esperados del mes en la plataforma.

Fue escrita y dirigida por Scott Cooper, quien vuelve a trabajar con Bale (antes en La ley del más fuerte y Hostiles), y tiene a Harry Melling (Dudley Dursay en la saga Harry Potter) como el joven cadete Edgar Allan Poe, el escritor que asistió a esa institución militar ese mismo año.

A lo largo de los 128 minutos, Los crímenes de la Academia está llena del frío del invierno con mucha nieve y ríos helados. La paleta de colores gris y azul es cortesía del director de fotografía Masanobu Takayanagi, otro colaborador frecuente de Cooper.

Cuando los oficiales convocan a Landor a West Point, el detective va sin ganas, como si no quisiera ser parte de esta historia de ocultismo ambientada en la Nueva York del siglo XIX. Y la película no demora en presentar el misterio con el descubrimiento del muerto en el campus del lugar.

En poco tiempo, Landor consigue la ayuda de Poe, cadete con su propio gusto por el alcohol, una tendencia a la melancolía y fascinación por la psicología criminal.

Imagen de la película "Los crímenes de la academia"
Imagen de la película "Los crímenes de la academia".
Foto: Difusión

Es, claro, uno de los grandes escritores, y fundador del género policial, y en Los crímenes de la Academia hay varios guiños a su obra. No solo por tener como protagonista a Landor, a quien Poe le dedicó el cuento La cabaña de Landor, también a Leonora, cuya pérdida aflige al protagonista del poema El cuervo.

Así, como si fueran una versión americana de Holmes y Watson, rápidamente se meten en el caso donde aparecerán otras víctimas también sin corazón, y animales mutilados.

Puede tratarse, sugiere el detective, de un rito satánico y se ponen a husmear en asuntos que tienen más que ver con la adoración al diablo, que con los hechos tangibles. Claro que Poe, quien es muy buen observador deduce una pista: el asesino, insiste, es “un poeta”. Un corazón, después de todo, no se diferencia de cualquier otra víscera para la gente común, excepto para los poetas.

Si bien Poe es un estudiante más, necesita de Landor ya que es un paria demasiado sensible para el ambiente castrense, y obvio, un futuro poeta. El detective, igual de alcohólico y melancólico por la desaparición de su hija, precisa de afilados ojos y oídos dentro de la institución que solo busca un culpable, no entender lo que está pasando.

Imagen de la película "Los crímenes de la academia"
Imagen de la película "Los crímenes de la academia".
Foto: Difusión.

Sin mucho preámbulo, ni demasiados sospechosos, el dúo se interesa por el médico de la academia, Daniel Marquis (Toby Jones) y su familia. Su esposa, (Gillian Anderson) sufre de migrañas, sobreprotege a sus hijos y es propensa a romper platos cuando algo le molesta. El hijo, Artemus (Harry Lawtey) es vanidoso, seguro y propenso a meterse en más problemas de los que puede salir airoso. En cambio la hija, Lea (Lucy Boynton) es hermosa, educada para casarse, toca el piano y sufre de epilepsia que en la película llaman “la enfermedad de las caídas”. Poe, como los demás chicos de West Point se enamora de ella, la corteja y hasta le recita un poema.

Como en toda historia detectivesca, hay una variedad de personajes sospechosos del crimen. Uno de los principales obstáculos a los que se enfrentan los investigadores es que parece no haber ningún patrón delictivo que conecte a las víctimas. Hay que darle tiempo al tiempo, ya que motivos no faltan. Solo hay que saber bien dónde mirar, como en toda buena historia policial.

Una vez que parece estar resuelto el misterio, Los crímenes de la academia continúa, ya que, como si fuera una historia de Henry James, hay otra vuelta de tuerca en la trama. Y ahora sí todos los cabos sueltos, incluso los más extraños, tienen su cierre.

Imagen de la película "Los crímenes de la academia"
Imagen de la película "Los crímenes de la academia".
Foto: Difusión

Más allá del buen elenco (también aparecen Timothy Spall y Robert Duvall, aunque con papeles muy menores), la fotografía de helados tonos grises y azules, y la rebuscada trama detectivesca, Los crímenes de la academia, dicen quienes ha leído la novela, deja bastante afuera del texto original por lo que algunas situaciones, opinan, se resumen demasiado o se resuelven con facilismos. Algo de eso se nota en la película.

Los elogios, en todo caso pasan por su ambientación, reconstrucción de época y también cuando muestra al joven Poe, que todavía no es el escritor que el mundo conoce, aunque ya tiene esa atmósfera macabra y gusto por lo morboso.

Cooper vuelve a demostrar que es un buen director de actores pero como guionista deja presentados muchos temas e ideas que podrían haber tenido otro desarrollo. Igualmente, Los crímenes de la academia es entretenida y morbosa. Capaz que con eso le alcanza.

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