Los misterios de "Acto de violencia en una joven periodista", la peor película uruguaya

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Directamente para video

Estreno

Hoy se estrena en cines, "Directamente para video", un documental de Emilio Silva que homenajea y reconstruye la historia de una película que no para de encontrar fanáticos

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Piense en la peor película que haya visto en su vida. Espere. Piense en una aun peor. Y una última cosa: piense ahora en una más espantosa. Bueno, sepa que no está ni cerca de Acto de violencia en una joven periodista.

Sin embargo esa película de 1988 concebida, escrita y dirigida por el misterioso Manuel Lamas, tiene sus adoradores. Viene circulando localmente entre enterados desde la década de 1990 y tiene una base de seguidores en expansión y que la encuentran encantadora. Hay historias de amigotes que se juntan desde siempre a verla en grupo. Y no es un mal plan.

Quizás sea por eso que se llama “consumo irónico”, que sería consumir productos culturales espantosos a sabiendas de sus limitaciones y, por esa misma razón, que parezcan divinos.

Es difícil, más allá de eso, tomarse en serio Acto de violencia, una baratísima combinación de película de asesino psicótico, documental sobre la violencia en la sociedad e involuntaria comedia sexual.

En 2015, el Festival Detour le dedicó una proyección y, entonces se editó un disco doble con 18 bandas con canciones inspiradas en la película.

Hoy, en Cinemateca Uruguaya y Sala B, se estrena Directamente para video, un documental de Emilio Silva  que la homenajea y cuenta su misteriosa historia y quién fue Manuel Lamas, cinéfilo entusiasta y personaje oscuro.

Emilio Silva
Emilio Silva, rodeado de VHS

Cinemateca acompaña el estreno de la película de Silva con dos funciones —sábado y domingo, a las 21.40— de la propia Acto de violencia, que también está para ver en YouTube, donde tiene 25.000 visualizaciones.

Silva vio Acto de violencia hace unos seis años y desde entonces se puso a investigar para compartir su historia y su entusiasmo. “La primera vez que la vi fue un flechazo instantáneo”, le contó a El País. “Al otro día ya estaba invitando amigos para verla”.

Pero no la vio como un chiste, aunque reconoce que aún se ríe con algunas escenas. “En Acto de violencia hay un director queriendo decir algo y es difícil encontrar una película con una marca de autor tan fuerte”, dijo. “Y que se mantenga 30 años en la vuelta me parece que excede el consumo irónico”.

Uno puede entenderlo: es una película anárquica y divertidamente precaria; el guion infantil es arrastrado por diálogos mecánicos, está llena de publicidad (mal) encubierta y las actuaciones son amateurs. Con todo eso, cómo no va a estar buena, dicen sus fanáticos.

Acto de violencia —que muchos incluyen en una lista de película uruguayas bizarras con Sábado disco, sábado pachanga o Maldita cocaína— sigue las desventuras de Blanca (Blanca Giménez), una periodista a la que persigue un psicópata. Hay, además, una investigación periodística de Blanca sobre la violencia en nuestra sociedad con testimonios del comentarista deportivo Jorge Da Silveira y el músico Leon Biriotti, entre otros. Todo así de surrealista.

Sus recursos (financieros, técnicos, cinematográficos) rozan lo deficitiario, pero Lamas parecía impermeable a la contrariedad y la autocrítica. Consiguió un montón de auspiciantes, y dicen que China Zorrilla puso plata.

Lamas era en sí mismo un personaje. Se lo sabía un hombre gris que deambulaba por el gris centro, en la década de 1980. Un día como que desapareció y todo indica que falleció en 2004 a los 69 años.

Silva aporta imágenes de Lamas monologueando y una prueba de cámara bastante incómoda. Hay una segunda película, Me estoy por casar, una comedia que se filmó en el Argentino Hotel de Piriápolis y que sería igual de precaria pero no tan divertida.

Todo eso se cuenta con escasos testimonios de los principales involucrados: Silva muestra sus intentos para entrevistar a sus actores, que misteriosamente se negaron a hablar.

Los que sí están son algunos seguidores entre los que están Martín Buscaglia, Mauro Sarser (Muerto con Gloria), el músico y periodista Leo Lagos, y el creador de Tiranos temblad, Agustín Ferrando Trenchi. También hay quienes trabajaron con Lamas o lo conocieron y bocetan un retrato.

Hay todo un aire de relato conspirativo contado con un espacio de ficción en el que participa el actor Alfonso Tort. Es, por momentos, una historia de fantasmas.

“Me pasaban cosas raras que no podían incluirse en el documental”, dijo Silva.

Hay cosas de creer o reventar. El culto a Acto de violencia en una joven periodista, por ejemplo. Pero, más allá de apreciaciones personales y algo aburridas, se ganó un documental que no está nada mal. Y que alimenta una pasión cinéfila que, algunos encontramos tan simpática como incomprensible.

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