Aunque algunas de las primeras veces que se esperaban no sucedieron —la de una película con tema uruguayo ganando un Oscar—, esta última edición de los premios de la Academia estuvo marcada por un montón de otras primeras veces.
Y eso incluye un perro aplaudiendo desde la platea: fue Messi, el de Anatomía de una caída, que cerró la ceremonia orinando sobre la estrella del paseo de la fama de Matt Damon, némesis del conductor, Jimmy Kimmel. Y un premio entregado por un hombre desnudo (John Cena, el de la categoría mejor vestuario) y un montón de indios Osage cantando en el escenario del Dolby Theater, aunque no pudo ser lo de Lily Gladstone como la primera nativa estadounidense en ganar un Oscar: cayó sobre ella una maldición implícita a las películas de Martin Scorsese, quien otra vez llegó con 10 nominaciones (por Los asesinos de la luna) y se fue sin nada.
Oppenheimer, por ejemplo, que ganósiete de sus 13 candidaturas, está llena de recién llegados a la elite oscarizada.
El principal es su director, Christopher Nolan, el británico más americano (o al revés) que había estado nominado cinco veces pero nunca se había llevado nada para la casa. El domingo consiguió dos (mejor director y película, claro) y, principalmente, el certificado de ser uno de los grandes directores en actividad.
Fue el primer Oscar, además, para su protagonista, el irlandés Cillian Murphy, quien llegaba como favorito y se fue como ganador. Aunque había estado nominado (y lo mereció entonces por su genial protagónico en Chaplin), el de ayer, como mejor actor secundario, también fue el primer Oscar para Robert Downey Jr., una historia de resiliencia y estrellato que alguna vez debía ser saludada. En la ceremonia hizo un poco de Jack Nicholson en aquellas galas de los Oscar de los 90 y se prestó al juego.
Oppenheimer le dio también su primer Oscar al fotógrafo sueco-holandés Hoyte Von Hoytema (que había estado nominado por Dunkerque) y a la editora Jennifer Lame, dos de los grandes responsables de las virtudes de la película.
Ucrania también celebró, si es posible dadas las circunstancias, su primer Óscar, con el triunfo de 20 días en Mariupol, un documental sobre el asedio del ejército ruso a esta ciudad ucraniana en 2022, que tachó de “importante” ya que cuenta “los crímenes de Rusia”.
El premio es un gran impulso a la causa ucraniana, lo que será aprovechado diplomáticamente.
La película, que ganó el Óscar al mejor documental, fue realizada por periodistas ucranianos que trabajan para la agencia Associated Press. En las últimas semanas ya había ganado una serie de premios internacionales, entre ellos el Pulitzer y el Bafta.
El documental muestra la agonía de esta ciudad del este de Ucrania, que cayó en manos de las fuerzas rusas 86 días después del inicio de la invasión del 24 de febrero de 2022, a costa de decenas de miles de muertos y una destrucción casi total.
“Probablemente soy el primer director en este escenario en decir que hubiera preferido no haber hecho nunca esta película, si a cambio Rusia no hubiera atacado Ucrania y ocupado nuestras ciudades”, declaró Mstyslav Chernov, su director, cuando retiró el premio.
Nada que ver pero en el año de su cumpleaños número 70, Godzilla festejó su primer Oscar, un largo camino de aquel cine popular japonés para el que fue creado. La película Godzilla Minus One le dio con sus efectos visuales el primer Óscar para el carismático monstruo radiactivo nipón, al que el cine siempre vuelve. Pretende ser una versión internacional hecha en Japón de una vieja franquicia.
Es la primera vez que un filme japonés gana el Óscar en esta categoría y venció a cosas tan grandes como Guardianes de la Galaxia Vol.3, Misión imposible: sentencia mortal, Napoleón y The Creator.
Un poco más cerca, considerado uno de los más grandes directores de su generación (la surgida en Estados Unidos en la década de 1990), Wes Anderson había estado siete veces nominado por algunos de sus largometrajes más célebres (El Gran Hotel Budapest, por ejemplo), pero el domingo ganó su primer Oscar por uno de los cinco cortos que dirigió para Netflix. Se trata de The Wonderful Story of Henry Sugar, que está basado en un cuento de Roald Dahl y tiene a Benedict Cumberbatch en el protagónico.
Siempre está bueno ver nacer una estrella y eso parecería ser lo que va a pasar con Da'Vine Joy Randolph por lo que hace en Los que se quedan, que le terminó dando su primer Oscar. No es una recién llegada al mundo del espectáculo y en su carrera se incluye una nominación al Tony por su trabajo en Broadway. Pero ahora brilló en Hollywood, llevándose un Oscar en su primera candidatura a mejor actriz de reparto.
Randolph destacó en la película de Alexander Payne encarnando a Mary Lamb, la cocinera de un internado que conecta de forma improbable con el profesor cascarrabias Paul Hunham (Paul Giamatti) y el angustiado estudiante Angus Tully (Dominic Sessa) durante las vacaciones de Navidad.
La actriz, de 37 años, derrotó a contendientes de peso en la categoría como la dos veces ganadora del Óscar Jodie Foster, Emily Blunt, America Ferrera y Danielle Brooks.
Al aceptar su Oscar al mejor guion adaptado por American Fiction, su primer premio de la Academia y justo por la primera película que dirige en su vida, el guionista y director Cord Jefferson dio un toque crítico a la ceremonia e hizo un enardecido llamamiento a favor de una mayor inversión en películas con presupuestos modestos, reclamando menos películas de 200 millones de dólares y más de 20 millones.
En otro de los momentos inéditos, la primera ceremonia después de las huelgas se convirtió por un rato en un mitín sindical en el que las estrellas le adelantaron su apoyo al sindicato de los técnicos en el acuerdo que tienen que negociar a partir de julio.
El Oscar es capaz de recibir un acto gremial. Y eso sí que es una primera vez.