¿Cómo es "La madre del blues", la película de Netflix con Viola Davis y Chadwick Boseman?

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Viola Davis

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Ya se la menciona como candidata al Oscar, por lo menos, por las dos actuaciones principales; es un drama racial ubicado en 1927 en un estudio de grabación con una diva y un trompetista rebelde

Viola Davis
Viola Davis como "La madre del blues"

Viola Davis ya ganó un Oscar, un Emmy y dos Tony y ahora otro personaje poderoso la ha catapultado al primer lugar de la contienda a la mejor actriz en los Oscar. Se trata de Gertrude “Ma” Rainey, la cantante de blues sureña, descarada y audaz, que estuvo al centro de una tempestuosa sesión de grabación en Chicago en 1927, en la adaptación de la obra de August Wilson que Netflix estrenó ayer como La madre del blues.

Es un papel jugoso que ha generado rumores de una nominación para Davis y para su coprotagonista, el finado Chadwick Boseman, quien deslumbra en su último papel como un joven trompetista exaltado que tiene un interés especial por la novia de Ma y nuevas ideas musicales radicales para la cantante. Sin embargo, incluso Davis, con todo su talento, admitió que al principio no estaba segura de poder interpretar a la jactanciosa leyenda del blues.

“En este negocio se da una especie de encasillamiento, y después de un tiempo empiezas a encasillarte a ti misma y piensas en otras 50 millones de personas que podrían haber interpretado el papel”, dijo Davis, de 55 años, que viene de cerrar las seis temporadas de How To Get Away With Murder. “Pero de eso no se trata la actuación. Es un arte transformativo. Se trata de tomar lo que sea que tengas y usarlo para transformarte en un personaje que es completamente distinto a ti”.

Davis confesó que se estaba encasillando a sí misma, hasta que dejó de compararse con otras actrices y aceptó el desafío. Denzel Washington, quien actuó a su lado y la dirigió en Fences de 2016, jamás dudó de que pudiera encarnar a Rainey. “Viola puede hacer lo que sea”, afirmó Washington, que produce La madre del blues. “Nadie cuestionó que pudiera hacerlo. Es de esos talentos que se ven una sola vez en cada generación”.

En 2010, protagonizó, al lado de Washington, una nueva puesta en Broadway de Fences, la obra de August Wilson ganadora del Pulitze, que obtuvo 10 nominaciones al Tony y ganó tres, entre ellos, dos para sus protagonistas. Seis años después, con Washington al mando, Davis volvió a interpretar el papel del ama de casa diligente de los 50, Rose Maxson, en la versión cinematográfica, y ganó su primer Oscar.

Allá por 2001, Davis ganó su primer Tony por El Rey Hedley II, otro de los títulos de la serie de 10 obras de Wilson, conocidas como el Century Cycle que abarca distintas décadas de la vida afroestadounidense en el siglo XX. Washington planea producir y llevar las diez al cine. La siguiente será The Piano Lesson. El impacto de Wilson es muy importante para Davis.

“August Wilson, en esencia, era un griot, que en África eran los historiadores, cuentistas, cantantes de alabanzas, poetas, que mantenían viva la historia en las tribus”, dijo sobre Wilson, quien falleció en 2005. “Mantenían vivas nuestras historias. Y eso era August Wilson, un griot. Además, lo que lo hace poderoso es que es nuestro. Pertenece a la comunidad afroestadounidense. Escribía para elevarnos, para elevar nuestro humor, nuestra belleza, nuestro dolor, nuestra complejidad y, en última instancia, para elevar quiénes somos en cada década de la vida”.

“Ya sea que tengas 11 o 90 años, hay un personaje en todas sus obras que un actor o actriz de color puede interpretar. Personajes complejos. Papeles sensacionales”, dijo Davis. “Existe esta noción de que, si eres un actor afroestadounidense y solo participas en obras de escritores afroestadounidenses, estás limitado. Él acabó con esa idea para los artistas negros, para nuestra historia, para nuestras vidas, para nuestra patología. Él nos presentó al mundo”.

En La madre del blues, Davis personifica la grandiosidad del personaje principal con matices y dota incluso sus triunfos de un resabio melancólico y doloroso. Una cantante negra abiertamente “queer” y desafiante ante la intolerancia de la época, Ma Rainey exige lo que le corresponde a quien sea que se cruce en su camino, desde los desconocidos cuyas miradas hostiles devuelve mientras se pasea del brazo con su novia mucho más joven (Taylour Paige), hasta los miembros de su banda (Colman Domingo, Michael Potts, Glynn Turman y Boseman) y los representantes blancos (Jeremy Shamos, Jonny Coyne) que intentan otro disco exitoso por menos dinero.

En el transcurso del día, Ma discute con los ejecutivos de la disquera y los miembros de la banda cuentan historias y se insultan unos a otros en una sala de ensayo en un sótano.

La sinfonía resultante de microagresiones y melodrama es engañosamente prosaica; las tensiones latentes explotan en una pelea frenética por un arreglo musical, un tartamudeo y una botella helada de Coca-Cola. Davis se sintió vigorizada después de trabajar en La madre del blues, que se filmó en el verano del año pasado en Pittsburgh, en un plató de filmación transformado en un sofocante estudio de grabación de Chicago, donde la exitosa canción “Ma Rainey’s Black Bottom” se convierte en el objeto de varias discusiones acaloradas a lo largo de esa tarde caótica.

En Rainey, Davis encontró a una artista cuyas batallas tocaron una fibra sensible. “Era una mujer que ostentaba su valor y su poder sin remordimientos. No dejaba de recordarle a la gente quién era ella, y eso también tuvo un impacto transformador en mí”, relató la actriz. “Eso sucede mucho en nuestra profesión: siempre te esfuerzas por demostrar tu valor. Eso es algo constante en este negocio y en este mundo, así que fue muy liberador interpretar a una mujer que no hacía eso”.

Ataviada con un traje de goma y una peluca de pelo de caballo, su piel bañada en sudor, Davis se deleitó con el carácter físico de Rainey, con un vestido y pieles de la época confeccionados por la diseñadora Ann Roth. Cuando Ma canta, resplandeciente con sus dientes de oro y su maquillaje teatral, el dolor y la alegría de vivir resuenan al mismo tiempo en su interior (a excepción de una canción interpretada por Davis, la voz del personaje proviene de la cantante Maxayn Lewis). Y cuando Ma se enfurece por las faltas de respeto hacia ella o contra alguno de sus seres queridos… bueno, nadie querría ponerse frente a ese tren.

Por el contrario, Davis invoca una dinámica espinosa con Boseman, en el papel de Levee, cuya arrogancia juvenil y estilo más fresco y más parecido al jazz representan una amenaza para la autoridad de Ma. Después de actuar como madre e hijo en “James Brown: el rey del soul” de 2014, el dúo libra una batalla de voluntades como adversarios en La madre del blues, que Davis llamó un “desenlace apropiado” para el legado cinematográfico de Boseman.

Davis se basó en el texto de Wilson, adaptado para cine por el dramaturgo y actor Ruben Santiago-Hudson, e hizo una introspección para comprender quién era Rainey. “Las herramientas que tengo a mi disposición son mis experiencias de vida, porque ahí está el problema: Ma Rainey es considerada ‘la madre del blues’, pero fue muy complicado encontrar cualquier tipo de material sobre ella”, explicó.

La actriz pensó en sus tías, su madre, su abuela y en mujeres afines a Rainey en un nivel espiritual -“alguien que pudiera estar en un bar golpeando a un hombre de 90 kilos el martes, en una orgía el jueves, después en la cárcel bajo custodia policial y ¡luego en misa el domingo! Comprendo la vida emocional de esas personas porque forman parte de mi vida- esas personas complejas, hermosas, graciosas, rudas, descaradas siempre han estado en mi vida”.

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