Redacción El Pais
Al igual que ocurrió con Piratas del Caribe, que pasó de ser una atracción de los parques de Disney a convertirse en una película, Mansión embrujada sigue sus pasos.
Se trata de la segunda película de la compañía sobre esta atracción que llega a los cines. En 2003 se estrenó una primera versión que protagonizó Eddie Murphy y tenía a Terence Stamp como el villano de la historia. Dirigida por Rob Minkoff (antes encargado de El Rey León y Stuart Little), la trama se centraba en un agente de bienes raíces muy ocupado con su trabajo que tenía que pasar, junto a su familia, una noche en una mansión bastante truculenta y llena de espectros.
Con más efectos visuales, un elenco lleno de caras conocidas y una nueva historia, ayer llegó a los cines del mundo una nueva Mansión embrujada.
El encargado de esta comedia es Justin Simien, quien llamó la atención de la crítica hace una década con Dear White People, una comedia al estilo Spike Lee sobre la vida de un grupo de universitarios afroamericanos que luego se convirtió en serie de Netflix.
La trama de esta nueva Mansión embrujada se centra en una madre (Rosario Dawson) quien junto a su hijo deciden reclutar un grupo de expertos para que los ayuden a liberar su hogar de algunos indeseados ocupantes sobrenaturales.
La selección variopinta incluye a un sacerdote (Owen Wilson), una física (Tiffany Haddish), un profesor de historia (Danny DeVitto) y un guía turístico devenido en experto de lo paranormal interpretado por LaKeith Stanfield. Ellos deberán (¿podrán?) ayudarlos.