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Los protagonistas de la comedia romántica hablan de la historia detrás de "Matrimillas" y la importancia del proyecto de Netflix en sus carreras
Hay una interrogante tan común entre quienes llevan años de pareja:¿qué estarías dispuesto a hacer para salvar tu matrimonio? Ese es el eje central de Matrimillas, la nueva película protagonizada por Juan Minujín y Luisana Lopilato ayer llegó a Netflix. Y si bien el tema está bastante trillado, esta nueva apuesta —dirigida por Sebastián De Caro— es sumamente tentadora: una pareja con hijos transita una crisis y parece haber agotado todas las instancias para resolver sus problemas; como última solución, decide utilizar una aplicación que les suma o resta puntos de acuerdo al mérito que de uno u otro. Al principio todo funciona, pero la obsesión por acumular puntos y ganar independencia hará que sus vidas pierdan el control.
“Es una comedia romántica que se centra en los pequeños problemas que puede tener cualquier pareja. La idea fue encontrar el humor en esa máquina que es el matrimonio y que tiene toda una parte romántica pero a su vez de mini negociaciones”, dice Minujín sobre el proyecto que lo devuelve a la comedia.
Inspirado en el sistema de acumulación de millas aéreas que suele dar crédito a los pasajeros frecuentes, este juego —que da nombre al film— propone algo parecido: acumular puntos en la relación para luego tener crédito y así poder gozar de ciertos beneficios. Mientras más gestos y buenas acciones sumen en la convivencia, más millas se acumulan para gastarlas en lo que uno quiera.
“La gente se va a poder identificar con estas situaciones porque son simples y cotidianas. Es una película que toca con humor temáticas muy reconocibles de cualquier pareja y al ser tan comunes, con el director y los productores buscamos exagerar un poco lo más gracioso para que el efecto sea absoluto”, suma Lopilato.
La española Cristina Castaño, Andrea Rincón, Julián Lucero, Santiago Gobernori, Vicente Archain, Aylen Malisani y Betiana Blum se suman a esta apuesta escrita por Gabriel Korenfeld y Rocío Blanco y producida por Buffalo Films y Tieless Media.
Los personajes
Así como Matrimillas refleja situaciones cotidianas de la convivencia de cualquier pareja, los personajes también son identificables. “Federico viene de una familia de odontólogos por parte de su padre y abuelo, y no tuvo muchas opciones para elegir otra cosa. Cuando sus hijos crecen, tiene ganas de hacer lo que le gusta; no quiere pasarse toda la vida trabajando de algo que no le interesa. Pero, a la vez, tiene muchas limitaciones para hablar y plantear lo que quiere”, dice Minujín sobre su personaje.
“Ese es un poco el motor que lo lleva a meterse en este delirio de las millas. Como no quiere enfrentar una conversación intensa emocionalmente ni generar un problema en la pareja, entonces ve en esta solución (que al principio le parece malísima) la oportunidad para cumplir sus sueños, que tienen que ver más con una satisfacción personal que de pareja”, agrega.
Es en este afán por cumplir metas personales sin sentir culpa que este matrimonio entra en una especie de guerra donde reina el egoísmo más que las ganas de reinventar la pareja. “Parte de lo gracioso y lo que más me gustó de esta película es que los personajes empiezan a hacer cosas ruines para conseguir lo que quieren. Recién al final del camino encuentran la posibilidad de tener una relación más sana al poder hablar de las cosas”, señala el actor que, a diferencia de Federico, no concibe una relación sin diálogo.
En lo que sí coincide el argentino es en el amor que este chef amateur tiene por sus hijos. “Fede es un buen padre, ama a sus hijos y tiene un gran corazón. Todo lo malo que hace lo hace para no meterse en un problema, lo hace desde un lugar más naif”, lo justifica y resalta que la clave de Matrimilllas son los problemas y no las virtudes de sus protagonistas.
En el mismo sentido, su compañera defiende algunas actitudes o reacciones polémicas de su personaje. “Belén es mamá, esposa, amiga, emprendedora, le gusta su trabajo y llega un momento de la vida donde siente que su matrimonio está como en una meseta. Sus hijos ya son grandes, no la necesitan tanto y está cansada de la rutina”, repasa Lopilato, quién en el film se dedica a vender juguetes infantiles.
“Su hermana le recomienda ir a Equilibrium, un lugar que dice tener la solución para cualquier problema de pareja a través de unos relojes con los que sumas millas. Pero las millas no son sólo para hacer feliz al otro sino también para tener un beneficio propio sin sentirse culpable”, aclara la mujer de Michael Bublé que, si bien en su vida real tiene un matrimonio feliz, asegura conectar en varios puntos con este papel. “Yo también soy madre, amiga, esposa, emprendedora y vivo haciendo equilibrio para poder estar bien en todas las áreas; aunque siempre es un sube y baja la balanza”, advierte la mamá de Noah, Elías, Vida y Cielo.
Desafíos para los actores
Minujín, que viene de protagonizar el drama El suplente, asegura que disfruta de saltar de un género al otro, y habló de la clave para elegir un proyecto: “Me fijo en la singularidad del personaje. Tiene que tener algo humano, que me interpele desde algún lugar, que pueda entender su problemática. En este caso, cuando los personajes empiezan a competir, esta idea de ‘enemigos íntimos’ donde supuestamente está todo bien pero lo que están haciendo es querer ganarle al otro para sacar un provecho personal me parecía muy divertido”.
Por su parte, la actriz de Casados con hijos asegura que Matrimillas fue el proyecto perfecto para debutar en un género que hace rato tenía ganas de transitar. “La comedia romántica era uno de esos géneros que quería hacer y no me llegaba. O si me llegaba, no había ningún libro que me atrape. Esta peli llegó en el momento perfecto, además de que es una historia simple y linda de esas que me gustan ver en casa cuando quiero relajarme y reírme un rato”, cuenta quién viene del policial Pipa.