Ya pasaron tres décadas de la primera vez que Natalia Oreiro y Pablo Rago trabajaron juntos: fue en la telenovela Inconquistable corazón. Rago era la estrella, y Oreiro daba sus primeros pasos en la actuación.
“Ahí nos conocimos. Recién Pablo me decía que ya hacía 30 años, y mirá cómo estamos ahora”, dicen Oreiro y Rago, vía Zoom, entre risas.
En 2002 protagonizaron Kachorra que se convirtió en un éxito, y en 2021 hicieron de amantes en la película La noche mágica (disponible en Disney+). Por eso, Oreiro y Rago, dicen, se entienden de memoria.
“Nos conocemos bien, y ahora con este rol de padres de preadolescentes que también nos toca en la vida. Porque el mundo se va moviendo y uno acompaña esos cambios que plantea la película”, comenta Oreiro.
Se refiere a Campamento con mamá, la película de Netflix que llega a la plataforma este viernes 6 y donde la dupla vuelve a compartir pantalla.
La trama se centra en Patri, una madre un tanto intensa que quiere que las cosas se hagan a su modo, hasta que descubre que su hijo Ramiro (Milo Zeus Lis) quiere irse a vivir con su padre porque no la soporta. Para intentar solucionar el conflicto, Patri aprovecha una oportunidad y se vuelve la chofer del ómnibus que lleva a su hijo, y a sus compañeros de clase, al campamento de fin de curso. La decisión no es bien recibida, aunque encontrará en Diego (Rago), un profesor del colegio que también va en el viaje, otra forma de entender y relacionarse con su hijo.
Reencuentro y un crush
En Inconquistable corazón, Rago era una cara conocida con trayectoria en cine y televisión gracias a La historia oficial y la serie Amigos son los amigos. Claro que la uruguaya lo conocía por la telenovela Clave de Sol, que convirtió a Rago en ídolo adolescente.
“Pablo era mi crush en esa novela”, comenta Oreiro. “Creo que por eso vine a Buenos Aires. Él lo sabe porque se lo he dicho varias veces”, agrega la uruguaya.
Sobre la película y los desafíos de ser padres, esta charla con ambos.
—¿Cómo llegan al proyecto?
Oreiro: Fue una construcción. Llegamos a Campamento con mamá, buscando historias con las que nos podamos identificar. Con Martino (Zaidelis, el director de la película) habíamos hecho Re-loca, y en este tiempo nos fuimos conociendo mucho como personas, y como padres. Buscando un proyecto nuevo me contó una anécdota que le pasó con su hija: iba a salir de campamento y les da positivo el test de alcoholemia a los conductores. A partir de eso surge la película. Y yo, atravesada por la maternidad de un niño de 12 años, si bien no me parezco a Patri -espero que no tanto- creo que todas las madres y padres se van a identificar en las situaciones que pasa el personaje. Ese miedo a soltar, que su hijo crezca y ya no sea su bebé.
—Patri es intensa, ¿cuán intensos son como padres?
Rago: Yo soy muy relajado, siempre lo fui. Hablábamos con Natalia que tengo la sensación que la relación entre un padre y su hijo es distinta a una madre con su hijo varón. No sé cómo sería como padre de una nena, imagino que peor que Patri, pero soy muy relajado en ese sentido. También tenía la contracara de la mamá de mi hijo (María Carámbula, la madre de Vito) que se encargaba de ser la Patri.
Oreiro: Yo “estoy cambiando para ser más relajada”, como dice la canción de la película. Me súper identifico con todo. Por mi profesión pareciera que puedo ser más relajada, pero en realidad los miedos están ahí, siempre, y creo que es más lo que uno aprende de los hijos, que lo que puede llegar a enseñarles.
Rago: Me acuerdo que cuando hicimos Lynch, que aparecí en un episodio y creo que me moría, recuerdo que estabas embarazada y tuvimos una conversación sobre tu momento de la maternidad. Decías que estabas preocupada. Tengo el recuerdo que me dijiste algo así como, “vos no me dijiste que esto iba a ser así”.
Oreiro: (se ríe) Cómo estaría… Es que si te dicen cómo va a ser la maternidad, dejaríamos de existir como humanidad, porque ser padre es tener miedo. Tiene en la balanza cosas hermosas, porque nunca pensás que podés amar tanto a alguien, y te da miedo que le pase o le hagan algo. Y el miedo nunca es un amigo ni un buen consejero. Pero tenés un bebé con su fragilidad que después es un niño y empezás con el tira y afloja de lo que le das o no, a lo que lo exponés, y cuando empieza a tomar sus decisiones, que lo hace siempre cuando es adolescente o joven y ya no podés incidir. Podés acompañar como referente, en el mejor de los casos dar una opinión desde el amor o el conocimiento, pero sabés conscientemente que siempre van a agarrar otro camino al que vos les marques. Estar preparado para eso es un gran paso.
—¿Cuánto aportaron ustedes a los personajes de Patri y Diego?
Oreiro: Martino, junto con los autores, tenían una idea muy clara y sólida. En general, los proyectos en los que estoy desde la gestación, siempre tienen muchos aportes. Eso no quiere decir que haya escrito el proyecto ni mucho menos, sino dar mi punto de vista de los personajes. Pero Martín tenía una idea muy clara, y obviamente que Patri tiene cosas mías, como de todas las madres. No es mi historia como madre ni nada que ver. Patri es una mujer más estructurada que yo, se hace cargo de una empresa familiar y es la hermana mayor, y yo soy la menor e hice mi propio camino. Hay muchas cosas que no tienen que ver conmigo pero sí me identifican y creo que a todos, eso de entender qué nos pasa con nuestros hijos. Y al ser una película desde el punto de vista de los jóvenes, es un “sáquenme a mis padres de encima un ratito” y “¿Cómo te vas a venir de campamento y vas a opinar de lo que hago?” Para nosotros son niños, pero son adolescentes, y esa pequeña línea, ese cordón que todavía no termina de soltarse, es el próximo paso. Si tuviera que imaginar la próxima película, sería algo así, con otro tipo de conflictos.
Rago: Yo me sumé a la película cuando estaba definida. Y lo primero que me pasó fue pensar lo que va a ser trabajar con niños de 12 años, porque son 18 pibes, y fue espectacular. Primero me sentí muy identificado, porque a los 12 años ya trabajaba y fue muy diverdito el grupo que se armó. Los miraba trabajar y son de lo mejor que vi en los últimos años. Y ellos estaban todo el tiempo preguntándome cosas sobre cómo era cuando era chico, cómo era hacer una película, si tenía algo que ver o no, y cómo era estar en un set todo el día.
—A diferencia de Natalia, a vos te agarra en una etapa diferente de la paternidad.
Rago: Sí, mi hijo tiene 22 años, pero el hijo de mi novia que tiene 11, y él me daba data de cosas que les decía a los chicos, cosas que ven en Tik Tok y se sorprendían que las supiera.
Oreiro: Ata (Atahualpa, su hijo) también vino a las filmaciones y quedó amigo de los chicos.
—La película tiene varios momentos divertidos, ¿cuál recuerdan más?
Oreiro: La tirolesa fue un momento alto, el barro también fue buenísimo.
Rago: Y la guerra de bombitas de agua. Fueron muchos buenos momentos. Los chicos tendrían que responder, pero la casa embrujada o la tarántula, para ellos fue espectacular.
Natalia Oreiro y un regreso a la música
En Campamento con mamá, Natalia Oreiro interpreta el tema central, que también ayudó a componer junto al cantante Ale Sergi de la banda Miranda!.
“Fue una propuesta mía, porque para mí el cine es audiovisual, y la poesía de una letra puede contar mucho más que una escena de texto”, comenta Oreiro.
“Yo vengo de ese tipo de cine, como Un argentino en Nueva York donde también cantaba. Y esta canción fue una propuesta para que la peli tenga un leitmotiv. Porque Patri puede decir un montón de cosas que siente, sin sentir la mirada del hijo, aunque la mire sin que ella se dé cuenta. Es uno de los momentos más emotivos de la película además de que es un hitazo”, comenta la uruguaya.
“Lo escuchas una vez y no puedes parar de cantarlo. Además, a mí me encanta cantar, me siento una Julie Andrews uruguaya, y en la mayoría de las películas en las que participo, canto”, agrega Oreiro.
“Porque cuando un personaje canta, atraviesa más rápido una situación, creo yo, humildemente”, señala.
“La gente va a estar silbándola, porque cuando la escuchamos se nos quedó pegada”, agrega Rago.
La canción se titula “Si no es con vos”, y Oreiro comenta en casi todos los proyectos en los que participa, decide cantar. “Me identifico como una actriz que canta, y tener la posibilidad de que un personaje pueda cantar, me encanta”, agrega.