Nicolás Francella: los consejos de su padre, hacer las paces con el ocio y la película "Mi amigo el pingüino"

Se estrena en Uruguay la película "Mi amigo el pingüino", en la que el actor argentino comparte elenco con con Jean Reno y Adriana Barraza. De eso, su carrera y su vida, Nicolás Francella charló con El País.

Compartir esta noticia
Nicolás Francella en la película "Mi amigo el pingüino".
Nicolás Francella en la película "Mi amigo el pingüino".
Foto: Difusión.

Se llama Nicolás Martín, nació en octubre de 1990, es hincha de Racing como su padre, y cuando terminó el liceo decidió estudiar publicidad. De allí llegó a la producción de televisión, y de manera inconsciente a la actuación.

Ser el hijo de Guillermo Francella nunca le molestó, ni se lo hicieron notar de chico ni compañeros, periodistas o admiradores de su padre. Y junto a él comenzó a actuar, de la mano de Marcos Carnevale, en la comedia Corazón de león.

Desde entonces, Nicolás Francella no ha parado de crecer ni de asumir desafíos, haciendo de todo. En televisión fue parte de Aliados, Viudas e hijas del rock and roll, en cine estuvo en El cuento de las comadrejas, Una flor en el barro y En la mira, y también ha trabajado para servicios de streaming como Netflix con Altamar, y en la miniserie María Marta: el crimen del country, de la plataforma Max.

Desde su casa en Buenos Aires, Francella habla de Mi amigo el pingüino, película que llega este jueves a cines uruguayos y donde comparte créditos con el legendario Jean Reno y la nominada al Oscar (por Babel), Adriana Barraza. En esta feel good movie interpreta a Carlos, un investigador de la Patagonia que comienza a observard el comportamiento de uno de los pingüinos que protege, quien se hizo amigo de un desdichado pescador en Brasil.

Imagen de la película "Mi amigo el pingüino".
Imagen de la película "Mi amigo el pingüino".
Foto: Difusión.

La película del brasileño David Schurmann se basa en la historia real del pescador brasileño Joao Pereira de Souza quien entabla una insólita amistad con un pingüino llamado Dindim, luego de encontrarlo cubierto de petróleo y cuidarlo, pese a la reticencia de su esposa.

Para ser Carlos, un biólogo que trabaja en la Patagonia, Francella tuvo que investigar. “Es un tipo bastante meticuloso, profesional y apasionado por lo que hace. En relación a la historia, es un poco más distante con respecto a sus compañeros que están viendo la amistad entre ese hombre y el pingüino, como una novedad”, comenta. “Por momentos parece como frío, pero se maneja de forma un poco automático en su día a día, y de a poquito va conectando más con la noticia”, agrega.

—¿Qué enseñanza te deja una película como Mi amigo el pingüino?
—Me permitió conocer un poco más de la naturaleza y el mundo de los pingüinos. Disfruté mucho haber hecho la película, haber viajado (se filmó en Puerto Pirámides en Patagonia, y en Ubatuba, Brasil), haber conocido gente de distintas partes del mundo porque era un equipo de producción y de rodaje muy grande. Y fue trabajar rodeado de naturaleza y animales. También fue un desafío hablar y trabajar por primera vez en otro idioma, en inglés, y en una película internacional enorme con un elenco maravilloso. Fue un regalo de la profesión.

—En este último tiempo has hecho de todo.
—Sí, me siento un privilegiado. Me siento con la oportunidad de poder elegir lo que quiero. También poder conectar con algo que leo, lo que a veces no suele pasar. Confío en esa intuición y últimamente en los proyectos que elegí, disfruté mucho hacerlos. La verdad que siendo una carrera tan particular y en su mundo tan particular, el estar contento y poder disfrutarlo, es un montón.

—¿Cómo se llenan esos espacios cuando no hay proyectos ni rodajes?
—Hay que aprender a vivir con esa incertidumbre si uno decide pertenecer a esta industria. Yo no suelo estar cómodo con esa incertidumbre. Obviamente que la tengo y la manejo de una forma diferente que al inicio. Pero es incómodo tener siempre esa incertidumbre, porque uno no está cómodo. Se puede estar confiando y seguro de lo que elige, pero hay que aprender a llevarse bien con el ocio. A veces uno está esperando un proyecto y cuando llega, capaz no lo disfrutas mucho, y el resto del año lo tenés como apagado. Por eso esta profesión es muy particular, porque al mismo tiempo tenés momentos de mucho disfrute, momentos donde elijo desconectar un poco de la profesión para salir y volver a conectar. Hay que ir encontrando un montón de formas de aprender a vivir con la profesión.

—¿Le pedís algún consejo a tu padre antes de aceptar algún papel, o tomás tus riendas y decidís lo que te parezca?
—No, siempre es una fuente de consulta, siempre me gusta escuchar algún consejo. Hay consejos que tomo, y otros que no. Hay momentos donde lo que uno recibe algo y sabe que lo puede llevar adelante, y a veces que creo que tal rol no me quedaría cómodo. Por eso siempre es fuente de consulta, nos acompañamos siempre.

Imagen de la película "Mi amigo el pingüino".
Imagen de la película "Mi amigo el pingüino".
Foto: Difusión.

—Has hecho comedias, thrillers, dramas de época y ahora una feel good movie. ¿Hay un motivo para ser tan ecléctico?
—No, la verdad que fue lo que llegó, y fue lo que mi intuición me llevó a hacer, leí y me gustó. Seguramente haber dicho que no a algo tenía una intención o planificación, pero no es algo tan minucioso. Fue un poco lo que llegó y me gustó.

—Has trabajado con Campanella, has hecho series en Netflix y cine independiente. ¿Cuándo sentiste que empezaste hacerte un nombre internacional? ¿O no lo sentís?
—Creo que nunca dije: “woow”, y creo que es lo peor que puedo hacer. No sé, no tengo una respuesta. Estoy teniendo la oportunidad de tener rodajes, que es lo que quiero, pude hacer cosas distintas, quiero hacer más cine y series y estoy teniendo la posibilidad de hacerlo.

—Fuiste a un colegio bilingüe y en pandemia perfeccionaste el inglés, ¿cómo te sentiste actuando en otro idioma?
—Sí, es poco difícil. Toda mi vida tuve la suerte de estudiar inglés, pero en un momento me sentí muy oxidado y quise mejorar, encontré una profesora nativa con la que me hice amigo, y estudiamos sin parar en pandemia. Después vino esta película. Y en el rodaje tenías todas las inseguridades, porque es una musicalidad diferente, hay que colocar la voz y terminar la frase de modo diferente, pero sentí que el equipo estaba como contento con nuestro acento. Siempre está la posibilidad de un doblaje, pero uno siempre prefiere no pasar por eso, porque es como un castigo. Fue una experiencia linda.

—Tus publicaciones en redes sociales son más bien pocas. ¿Hay algún motivo, te gusta preservar tu intimidad?
—No, no tiene un motivo. Es un poco como soy yo, no lo pienso, lo utilizo a veces como una herramienta de trabajo, pero a veces esa misma herramienta de trabajo me da un poco de fiaca, pero no hay misterio o una idea de ser de una forma. Soy así, y por eso estoy un poco más ausente en redes, pero no hay nada más.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar