“Nunca tuve una exigencia tan grande”

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Gustavo Hernández
Nota a Gustavo Hernandez, director de cine uruguayo, por su nueva pelicula No Dormiras, en el complejo Alfa y Beta en Montevideo, ND 20180104, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Ariel Colmegna/Archivo El Pais

Entrevista

Una charla con Gustavo Hernández, el director de La casa muda, que esta semana estrena su nueva película, No dormirás

Para su tercer película, el uruguayo Gustavo Hernández dirige una historia ambientada en un hospital psiquiatrico abandonado en el que va a desarrollar una obra de teatro. Hasta allí nada fuera de lo normal para la filmografía de Hernández, quien con La casa muda y Dios local, se impuso como un buen director nacional con un gusto por el suspenso y terror.

Para No dormirás, una coproducción uruguyo, argentina y española cambió la pisada ya que contó con un elenco de actrices de peso argentinas y españolas. Y el resultado es una película brillante en su totalidad. Una que hace acordar a títulos como Los otros, El cisne negro y El orfanato, por la variedad de sensaciones y temores con los que hace pasear al espectador.

Hernández, que proviene de una camada de directores jóvenes que han impulsado el cine nacional, dice que es su película más importante, sin dudas. No solo por la calidad de artistas con los que cuenta tanto delante como detrás de cámaras, también porque es su película más madura. Y esa madurez le llegó de golpe cuando se dio cuenta de los nombres (y trayectorias) de sus estrellas. Por eso decidió agarrar el guión que había armado junto a Juma Fodde (es su primera colaboración juntos) y comenzó a pensar cómo mejorar cada escena, para estar a la altura de los talentos que lo rodeaban.

Una película que le llevó dos años para realizar (y le implicó importantes sacrificios personales), filmada más de un noventa porciento entre España y Argentina y un dos por ciento en Uruguay, reconoce. Además, el trabajar con artistas de la talla de Belén Rueda o Natalia de Molina (ambas ganadoras del Goya), le permitió conocer una forma estrucuturada y particular de hacer cine. Ahora le queda descansar y disfrutar de los sustos que tendrán los espectadores.

—Ninguna de tus tres películas la escribiste vos. ¿Por qué?

—Ninguna la escribí yo, aunque en las tres tengo el argumento. Porque la idea original nace de alguna forma y siempre estoy en el proceso de escena por escena trabajar con el guionista el corazón de la historia. Después el guionista le empieza a dar forma a los diálogos y me sentí a gusto porque estuve con Juma Fodde, el guionista, codo con codo hasta último momento y estuvo bueno eso.

—Es tu película más grande.

—Comparada con mis otras películas que eran chiquititas, más experimentales, esta fue muy trabajosa en el sentido que había un rigor en la producción y no era como acá que la vas piloteando. Allá son metódicos, pero me sirvió eso porque como director me hace crecer, me pone exigencias. Terminábamos de rodar y llegaba al hotel pensando las cosas del otro día que tenía que modificar, porque no me iba a dar el plan de rodaje. Entonces empezás a pensar más como hacer la escena, como armarla de la mejor manera y muchas veces estaba reescribiendo el guión en el momento, porque teníamos que ponerle o sacarle alguna acción. Fue una construcción del día a día, nunca me había pasado tener una exigencia y un equipo tan grande.

—¿Como conseguiste a Belén Rueda para el protagónico?

—Cuando empezamos a escribir el guión empezamos a decirnos quien podría ser tal o cual personaje y nos dijimos que estaría buenísimo escribirlo para Belén Rueda y empezamos a escribirlo para ella. Pensamos que la película, después tendría otra actriz, y se lo mostramos al productor Pablo Bossi (el de Nueve reinas y El hijo de la novia) y me dice, a quien tienen pensado para Alma, y le digo a Belén Rueda. “Dejame que hable con ella”, respondió y pensé que me estaba jodiendo. A los dos días suena el teléfono y era Belén Rueda, me temblaba la mano, y me dice “leí el guión, me encantó, estoy en la película, estoy adentro”. No quería que del otro lado se diera cuenta que estaba nervioso y le hablaba poquito pero firme y cuando llamo a Juma Fodde le digo, “tenemos a Belén Rueda” y escucho gritos de fondo, fue brutal.

"Comparada con mis otras películas que eran chiquititas, más experimentales, esta fue muy trabajosa en el sentido que había un rigor en la producción y no era como acá que la vas piloteando"

—Además de Rueda, conseguiste un gran equipo de mujeres protagonistas.

—Los productores le dan mucha pelota al armado del elenco, estuvimos semanas diciendo quien era el mejor para cada personaje y se hicieron pruebas. Y una vez que estuvo conformado el elenco miro y veo que también tenemos a Natalia de Molina y me digo, esta gurisa tiene dos Goya y acá estuvo fenomenal, hizo un trabajo impresionante como Cecilia. Tanto Belén como Mariana fueron muy generosas con todos y ayudaron mucho a Eva, para quien era su segunda película.

—¿Como fue esa primera reunión con Rueda?

—Fue en Argentina, y fue una charla en la que ella quería saber qué estaba buscando con la película. Lo primero que me mató fue que tenía el guión y lo había marcado y no solo de sus escenas, también marcaba los vínculos con los que ella trabajaba, los objetivos de cada escena, fue impresionante y eso me encantó de ella.

—Quien me sorprendió fue Eugenia Tobal. Una actuación impresionante, ¿era tu primera opción también?

—Me la propuso el productor. Le dije que no la tenía como actriz de películas y me dice, “hacele una prueba”. Me la presentan, le doy dos escenas y me encantó. Primero porque era ideal por el psyche du rol, pero además para la película adelgazo seis kilos, porque quería que sea medio raquítica. Y cuando hizo la escena dije, es ella. Su papel tenía unos diálogos muy fuertes pero ella dio en el clavo siempre. En Uruguay tenemos actores de primera línea y cuando digo que todo es brutal no digo que nosotros no, pero ellos tienen un training brutal, porque si acá se hacen 10 películas, allá se hacen 100. Venía Eugenia, le daba las marcas y salía todo rápido, entonces, de alguna manera empiezas a ver que algunas escenas las haces más rápido y eso me daba tiempo para mejorar otras. Cuando me di cuenta del nivel de los actores el que tuvo que mejorar fui yo.

"Cuando me di cuenta del nivel de los actores el que tuvo que mejorar fui yo"

—Detrás de escena hay nombres grandes como el director de fotografía Guillermo Nieto.

—Es un crack y viene de hacer películas muy buenas como La luz incidente, con la que gano todos los premios. Y su nombre llegó gracias a la producción argentina y española porque les da pelota al elenco y al equipo. Y nosotros, los productores y los actores estamos contentos con la película. Una que habla del sacrificio, porque siento que aparte, todo el proceso este que nos costó dos años de vida está reflejado en la película.

—Hay una escena prácticamente filmada en una sola toma, ¿cómo se hizo?

—A todas las escenas las dimos vuelta una y otra vez. Esa en particular, casi está hecha en una toma, porque la cámara no corta, va y vuelve, es un paneo y era muy simple como estuvo filmada pero la logística de armar eso, porque los actores se tenían que ir en plano, esconderse dentro del set, en dos segundos y tenían que aparecer cosas atrás, estuvo muy bueno de hacer.

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