Se estrena Los cuerpos dóciles con Alfredo García Kalb.
La Sala B del Auditorio Nelly Goitiño (18 de Julio 930) se ha caracterizado, desde su reciente apertura, como un lugar para descubrir ese cine nacional y regional que usualmente no llega al circuito comercial. Ya ha estrenado la película uruguaya El Sereno y la brasileña Aquarius, entre algunos de sus títulos.
Hoy se estrena el documental argentino Los cuerpos dóciles de los realizadores Diego Gachassin y Matías Scarvaci, protagonizado por el abogado penalista Alfredo García Kalb. Un hombre que sus defendidos llaman Cacho y que busca a sus clientes entre los jóvenes que viven en el carenciado barrio Villa Rosa de Pilar en Buenos Aires.
El documental se centra en algunas audiencias protagonizadas por García Kalb. Además se muestra el proceso judicial contra dos jóvenes marginales que se ven enfrentados al aparato judicial argentino por asaltar una joyería.
También es presentado cómo ese aparato opera en la aplicación de la pena y cuáles son las consecuencias que tendrá sobre esos jóvenes y su entorno familiar.
"En la provincia de Buenos Aires no se puede estar en cana. Hay que pensarlo muy bien antes de cometer un delito, porque si es para terminar acá (la prisión), es mejor que te peguen un tiro", dice García Kalb a la cámara en el adelanto de este documental.
"Si la Constitución dice que (la cárcel) es para resocializar —aunque nosotros sabemos que no va a funcionar, y que va a ser para castigo y no para seguridad— tendríamos que determinar ese tema para la determinación de la pena", esgrime García Kalb en otro momento.
Así la película muestra cómo ese personaje-protagonista ejerce su profesión, de un modo en el que se torna difuso el límite entre lo prohibido, lo permitido, lo personal y lo profesional. García Kalb cuestiona permanentemente el sentido del derecho penal en la actualidad e intenta mostrar la tensión que existe entre el encierro y la libertad.
"Cuando hicimos la película buscamos hablar del sistema penal y judicial y también de la situación de los pibes chorros, pero la película no da una solución al problema sino que lo pone de manifiesto y también intenta mostrar la falsedad de un cierto discurso instalado en la clase media que sostiene que los chorros entran por una puerta y salen por la otra, porque se ve claramente que si sos negro y pobre te pueden tocar hasta penas excesivas para el delito que cometiste. También demuestra que si un pibe de 20 o 22 años está 11 años preso lo que sacás de ahí es un delincuente profesional", dijo Gachassin a la agencia Télam.
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