Owen Wilson dirigido por un uruguayo. La noticia despertó un montón de reacciones en redes sociales apenas se estrenó el resultado: una colorida publicidad de los helados de McDonald’s que, al final, es mucho más que eso. “Adentro de la industria vivimos medio encerrados en ese mundo, pero cuando ya te mandan felicitaciones tus viejos, tus amigos y hasta el grupo del fútbol, te das cuenta de que funcionó”, le comenta a El País Diego Robino, encargado de dirigir a la estrella de Hollywood.
La publicidad fue ideada por Galeria, una agencia brasileña que ya había trabajado con figuras como Sylvester Stallone, Rafael Nadal y Ronaldo. La filmación estuvo a cargo de Oriental Films, la productora que también dirige Robino. “Tenemos una relación muy cercana con la agencia porque trabajamos juntos desde hace muchos años con McDonald’s y otras marcas”, explica. “Con esta pieza me buscaron porque les gustaba la posibilidad de que yo pudiera dirigirla”.
“Cuando se confirmó el proyecto fue un notición para mi carrera”, asegura. “Cualquier persona que esté en esto siente amor por los trabajos que Wilson ha hecho”, comenta y cita sus películas con Wes Anderson (como Los excéntricos Tenenbaum, Viaje a Darjeeling y El Gran Hotel Budapest) y Woody Allen (Medianoche en París). “Además escribe guiones fantásticos y tiene una filmografía muy divertida con papeles superinteresantes”.
La publicidad se filmó en Ciudad de México durante dos jornadas, y contó con el aporte de otros uruguayos: la fotografía de Pedro Luque, que ganó el Goya por su trabajo en La sociedad de la nieve el estilismo de Lumila Lou y la actuación de Sabrina Victoria Grien Rial. “Mi desafío como director era decidir cómo filmar el recorrido de Owen Wilson por la ciudad mientras come un helado sin que la celebridad le ganara a la historia. Tenía que generar empatía, ser cercano y transmitir gracia”, explica sobre el spot musicalizado con “Sunshine Reggae”, de Laid Back. “Para lograrlo hubo que encontrar locaciones que tengan belleza y tener un casting realista”.
Robino, en cuyo currículum destaca la producción ejecutiva de las series Barrabrava y Amsterdam (ambas en Prime Video) y de las escenas de la película Los dos Papas (Netflix) que se filmaron en Uruguay, pudo explorar su faceta como director en esta publicidad. “El trabajo consiste en ecualizar, en encontrar los caminos para hacer una conjunción en pos de la historia, ya sea de un minuto o de una película”, describe. “Vos tenés que tener claro qué emoción estás buscando, y a veces es difícil porque el tiempo es muy corto, pero como había tanta solvencia del actor, de la dirección de fotografía y de la producción, la pieza tenía todo para fluir”.
Finalmente, una vez definidos todos los detalles de la producción, Robino conoció al actor. “Primero trabajamos mucho con su representante, y cuando Owen llegó a México nos encontramos en la sala de reuniones del hotel donde se hospedaba, y estuvo muy bueno porque aunque había mil cosas de laburo para charlar, Owen se puso a hablar de fútbol, que le gusta mucho, y también de surf, que es una pasión compartida”, cuenta.
“También hablamos sobre los hijos y la vida, y eso generó una vibra muy buena porque yo sabía que con un actor de ese calibre la interpretación iba a ser muy buena, pero lo más importante era poder comunicarme con él para construir juntos”.
El deporte, según Robino, fue un elemento clave en su relación con Wilson. El estadounidense de 55 años conocía a la selección uruguaya y hasta jugó un picadito en un descanso del rodaje. “Es un crack”, asegura. “Si bien había vallas y controles de seguridad, la gente le gritaba y él se arrimaba a saludar. Incluso en un momento se fue a comer por las suyas. Entonces, lo que podría haber sido un caos, realmente fue muy sencillo”.
Desde el lado profesional, Robino tenía claro desde el principio lo que conllevaba el proyecto. “Estaba nervioso por trabajar con una estrella de ese calibre, pero a su vez tenía claro que la capacidad actoral y de interpretación que tiene alguien como él supera al nivel con el que normalmente trabajo. Entonces, sabés que lo va a hacer espectacular”, comenta. “Y como fue una persona tan cálida y colaborativa fue mucho más fácil”.
El uruguayo recuerda con claridad dos momentos clave del proceso: la primera toma y la última. “Por temas de locaciones, arrancamos por el final, con un embotellamiento; era una escena muy grande que requería mucha coordinación. Estaba un poco nervioso, pero apenas pusimos la cámara y vimos que él se veía bárbaro y que estaba saliendo todo bien, me pude relajar”, admite. “El trabajo de director tiene su estrés intrínseco, pero gracias al trabajo de todo el equipo pude disfrutarlo”.
Robino se ríe mientras evoca la última toma. “Sentí la alegría del deber cumplido; aflojé mucho en ese momento”, cuenta. “Había un atardecer precioso en Ciudad de México, y justo antes de la última toma Owen le dijo unas palabras muy lindas a todo el equipo. Y bueno, cuando terminamos y grité: ‘It’s a wrap!’, o sea, '¡Terminamos!', se dio un aplauso cerrado y muy lindo”.
Más adelante, Robino recibió un llamado del actor que, dice, atesora tanto como la experiencia de dirigirlo. “Hace muchos años que trabajo en producción, y haber tenido el gusto de conocer y trabajar con alguien como Owen Wilson es superimportante. Es algo para guardarse toda la vida”.
-
El verdadero motivo por el que Jennifer López no vino a Uruguay a filmar una película de Hollywood
El director de "El beso de la mujer araña" charló con El País: "Me llevo solo cosas positivas de Uruguay"
Cuando Montevideo se volvió Hollywood: crónica del rodaje que trajo a un ganador del Oscar a filmar a Uruguay