Pablo Stoll: "El cine sigue siendo una artesanía hecha por los mismos que estábamos desde los últimos 20 años"

El director de "Whisky" y "25 Watts" charló con El País sobre "El tema del verano", su regreso al cine y una comedia de zombis que, tras muchas vueltas, llega este jueves a cines locales.

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Pablo Stoll en la 15º edición de JIIF.jpeg
Ricardo Figueredo

Un verano en Rocha, hace 15 años, Pablo Stoll (25 Watts, Whisky, Hiroshima, 3) fantaseó con la idea de hacer una película de zombis, inspirado en un grupo de jóvenes veinteañeros que alquilaban al lado de su casa, dormían durante el día y de noche armaban “mucho bardo”.

“Empecé a fantasear con estos personajes y que les pasara como esa especie de leyenda urbana que hay, sobre pibes que van a Florianópolis y encuentran tres chicas que al final los terminan robando y los dejan solo con los championes”, dice a El País ahora, al borde de estrenar la historia que nació de aquella fantasía.

Más tarde, sin saber que Stoll tenía esa idea en la cabeza, Florencia Larrea, productora chilena de 3, le preguntó si no tenía ganas de hacer "otra cosa", otro cine, por ejemplo una película de zombis. Entonces el director escribió la historia de tres chicas que seducían (y robaban) a tres chicos, mientras los zombis aparecían al día siguiente en el escenario. Así comenzó todo.

La película pasó por muchas versiones de guion e interrupciones. Inicialmente pensó en hacerla en Brasil, pero la coproducción no se concretó. Luego, el plan se reactivó con la ayuda de Agustina Llambí Campbell, productora de 1985 y amiga de Stoll. Sin embargo, la pandemia retrasó aún más los planes. En 2021, cuando parecía que todo se caía, la directora de casting Katia Szechtman investigó actrices para los roles principales y revitalizó el proyecto. Con nuevas caras en mente, Stoll llamó a Adrián Biniez, el guion se ajustó y finalmente se rodó una vez que la pandemia lo permitió.

Así, tras todo ese proceso, Pablo Stoll vuelve al cine después de más de 10 años (lo último había sido 3 en 2012). El tema del verano, su nueva película, se estrena hoy en salas locales y es la historia de Ana (Azul Fernández), Malú (Malena Villa) y Martina (Débora Nishimoto), que se ganan la vida engatusando a las víctimas de su seducción. Planean el golpe más grande de sus carreras y todo sale terriblemente mal, con muertos que, al final, son muertos vivos.

Stoll la presentó el viernes en la15° edición del José Ignacio Film Festival,y en ese marco habló con El País.

Elenco El tema del verano.jpeg
Ricardo Figueredo

—¿Qué se sintió al volver al cine después de tanto tiempo?
—Raro, la verdad. Porque además pasó mucho tiempo y es como otro mundo, realmente; los estrenos son otra cosa y el consumo audiovisual cambió completamente. Y no solo el consumo de los espectadores, sino el mío también. Voy mucho menos al cine, veo muchas más cosas en mi casa, tengo dos hijos entonces veo todo cortado, como en pedazos, entonces estoy en otro lugar también desde ese punto de vista. Pero estaba el deseo de hacer la película y de compartirla. El deseo de hacer una película es el deseo de compartirla, no son cosas que vayan por lados distintos, por lo menos para mí. Me sigue reforzando las ganas de hacer películas, independientemente de lo difícil que sea, por ese momento en el que viene alguien que no conocés y le gustó. Eso sigue siendo reconfortante.

¿Siempre quisiste hacer una película de zombis?
—Cuando empecé a estudiar cine a los 16 años, en un taller en el Club Juventus, un día fui a buscar algún libro de cine a una biblioteca que tenía la Alianza Uruguay-Estados Unidos, la Biblioteca Artística Washington. Todos los libros eran de crítica, que no me interesaba, y el único que era una especie de manual de cine era un libro escrito por John A. Russo, el guionista de La noche de los muertos vivos (1968) de George Romero, y es como una especie de diario de rodaje de esa película. Fue el primer libro de cine que leí. Está buenísimo, y lo leí en ese momento y pensaba sobre todo en que esa gente había hecho una película de zombis con tres pesos, porque realmente es hecha con tres pesos, y está buenísima. A mí ya me gustaban los zombis antes y siempre me pareció algo accesible de alguna forma, un monstruo interesante, que se podía hacer. A (Juan Pablo) Rebella le chupaban un huevo a los zombis, no le interesaban en lo más mínimo, nunca le pude colar nada de eso. Y a mí las otras películas que hice me encantan y las sigo viendo, son géneros que sigo visitando. Y esta (El tema del verano) era una comedia pero de zombis, entonces buscarle la vuelta por ese lado me parecía interesante.

También creo que me siento mejor de haberla hecho después de hacer otras cuatro películas, y haberla hecho a los 40 y pico y no a los 16. Me parece que ahora la visión sobre los zombis está más buena. Un montón de cosas sobre el cine están ahí en la película, un montón de cine que vi está ahí.

La película tiene algo como de Los Ángeles de Charlie, pero como una versión con "ángeles" que roban, ¿no?
—Claro. Más tipo como Ocean Eleven, o sea, como Ocean Twelve, que es la de mujeres. En realidad sí, la idea siempre fue que empezara siendo una película de verano, de amor de verano, después se transformara en una película de robo y después en una de zombis. Entonces empieza siendo una especie de hate movie, como película de golpe, media setentera, con ellas tres que quieren dar el gran golpe y papapá, y después eso desemboca en que en realidad se acabó el mundo y nadie se dio cuenta.

—En la película tocás temas que son muy actuales, incluso desde la figura del zombi en sí, pero también en todo esto que plantea el personaje de Daniel Hendler, esta idea del hombre nuevo, a su vez con mucha ironía. Y está toda la simbología comunista que incluís. ¿Qué hay atrás de eso?
—Es un poco eso que te decía, si lo hubiera hecho a los 16 capaz que no había nada de eso, pero hay algo como en las películas de Romero, una cosa bastante política, el zombi como una forma de mostrar algo de la humanidad, como el lado más obviamente carnívoro y devorador. Y me parece que también la instalación del zombi como un tropo recurrente del cine de género tiene un poco que ver con eso, es algo que no se ha resuelto, digamos, ni se va a resolver. Y el personaje de Dani para mí siempre fue como un personaje que existe en todas las situaciones, el que la tiene clara, el que ya la vio de antes y cree que entiende todo. Y todas las teorías que tira son cualquiera y tiende a cambiar de opinión rápidamente, entonces, no sabés si está en la izquierda radical o en la derecha radical. Era una especie de chiste sobre ese tipo de personaje en el apocalipsis, ¿viste? Y me parece que lo que pasó con la pandemia fue un poco eso, salió un montón de gente que no sabías bien en qué lugar estaba y que no entendías mucho qué onda, y empezaron como a explotar cabezas de gente que decía: ah, pero pará, pero este tipo… Entonces, en el personaje de Dani está mezclado todo eso, el antisistémico a full que no entiende nada y que termina siendo igual que los zombis, digamos.

—¿Cómo ves la industria del cine hoy acá en Uruguay?
—Hay una industria que tiene que ver con la industria de servicios de producción, que funciona bárbaro, que tiene más subsidios que lo que nunca tuvo el cine pero funciona, es la heredera directa de la industria publicitaria que nació durante los 80, yo trabajé en ella en los 2000 y siempre existió, de hecho las mismas productoras son más o menos las que están en la vuelta. Pero el cine sigue siendo una artesanía hecha por los mismos 200 que estábamos desde los últimos 20 años. Y sigue siendo superdifícil hacer películas y superdifícil estrenarlas. Y lo que tiene es que antes vos tenías una idea de: bueno, hago A más B más C más D y es tanto. Ahora hacés una cosa y la película en 10 días sale en los torrents. No sabés, ¿viste? Y a los cuatro días viene otra película y fue. Hay un montón de cosas que pasaron, que cambiaron en estos 10 años en que no hice películas. El año pasado se estrenó una sola película uruguaya de ficción y este año no sé cuántas se van a estrenar. Se va a estrenar la mía, hay un par más que están en la vuelta, pero no sé cuántas más va a haber, y en ese sentido estamos igual que hace 30 años. Entonces se transformó en una cosa más "tabarecista", que es como: el camino es la recompensa. Más vale que te guste hacerla y que la pases bien haciéndola, porque la recompensa es que alguien que no conocés te diga: "Che, me regustó tu película". No es que te vas a hacer rico y vas a ganar un premio y te van a llamar de Hollywood. Es eso lo que te va a pasar.

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