Ceremonia
La película del coreano Bong Joon-Ho le ganó a favoritas como Guason y 1917; El irlandés no consiguió ninguna estatuilla.
Parasitedel surcoreano Bong Joon-Ho hizo historia: se convirtió en la primera película no hablada en inglés en ganar el premio mayor de los Oscar. Además, fue la que más estatuillas se llevó de la ceremonia de anoche en Los Angeles: también se hizo de la de mejor director, mejor guion original y película internacional. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega el Oscar, nunca había reconocido a una película surcoreana.
Parasite dejó de lado, así, a las que llegaban como las grandes favoritas en un grupo en el que estaban Guasón con 11 nominaciones y 1917que tenía 10 nominaciones y todo el terreno para arrasar en los premios.
Guasón se quedó con el obvio premio de mejor actor para Joaquin Phoenix y mejor música original (que por primera vez lo ganó una mujer, la islandesa Hildur Guðnadóttir). 1917 de Sam Mendes también se llevó las categorías que tenía más seguras: mejor fotografía (Roger Deakins, por segundo año consecutivo), efectos visuales y mezcla de sonido.
Había una vez en Hollywood, la última de Quentin Tarantino que llegaba con aspiraciones en 10 categorías, concretó dos: mejor diseño de producción y mejor actor secundario para un Brad Pitt que, al recibirlo, estuvo simpático pero muchísimo más sobrio que en los Globos de Oro.
Más contundente fue la derrota de la otra película que llegaba con 10 nominaciones. El irlandés, la última de Martin Scorsese, no se llevó nada y eso significó dejar con las manos vacías a su director, a Joe Pesci y a Al Pacino, por ejemplo. A pesar de eso, Scorsese fue ovacionado cuando Bong Joon-Ho le dedicó el premio y lo mencionó como una de sus principales influencias.
El irlandés es una producción de Netflix. La plataforma llegó a la fiesta con 24 nominaciones y se fue solo con dos: Laura Dern como mejor actriz secundaria por Marriage Story y el documental American Factory, la primera asociación de la plataforma con la productora de Barack y Michelle Obama.
También obtuvo dos premios en rubros técnicos (edición y edición de sonido), Contra lo imposible que aspiraba a mejor película.
Como mejor actriz principal ganó Renee Zellweger por su composición de Judy Garland en Judy. Es su segundo Oscar, lo que la convierte en una de las actrices más premiadas de su generación.
La Academia, claramente, prefirió para los protagónicos las actuaciones más histriónicas, por sobre las sutilezas de Scarlett Johansson y Adam Driver en Marriage Story o Antonio Banderas en Dolor y gloria.
Taika Waititi ganó como mejor guion adaptado por Jojo Rabbit y Mujercitas se llevó el de mejor vestuario, un reconocimiento justo pero insuficiente para una de las mejores películas del año. Toy Story 4 fue la mejor película de animación, venciendo a las favoritas Missing Link y la española, Klaus.
La mejor canción del año fue para Elton John y Bernie Taupin por “(”I’m Gonna) Love Me Again”, la canción de Rocketman, la biopic de John.
Parasite se convirtió en la primera película en 65 años en ganar los dos grandes reconocimientos del cine mundial: la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a mejor película. La única vez que eso había pasado fue en 1955 con Marty, un drama con Ernest Borgnine, del que ya quedan pocos recuerdos.
La película de Bong cuenta la historia de dos familias surcoreanas: los Kim son pobrísimos y los Park son riquísimos. Sin embargo, por una serie de circunstancias se cruzan y dejan en evidencia una grieta social infranqueable. Es una reflexión sobre las inequidades que ha dejado la prosperidad surcoreana pero su hipótesis es universal. Es una gran película que en Uruguay fue presentada en el José Ignacio International Film Festival (donde ganó el premio mayor) y aún está en cartel en Montevideo.
Bong igualó ayer el record de Walt Disney de ser la persona en llevarse cuatro premios en una sola noche. El año pasado, Alfonso Cuarón por Roma se hizo de tres.
La ceremonia duró tres horas y media y mostró, como siempre, lo mejor del cine americano. No tuvo conductor designado y apeló a la gracia de algunos de los presentadores de premios para mantener el interés. No fue tan aburrida como otros años.
La lista de anfitriones incluyó a Salma Hayek, Oscar Isaac, Will Ferrell, Steve Martin, Chris Rock, Sigourney Weaver, Brie Larson, Gal Gadot, Steven Spielberg, Maya Rudolph, Kristen Wiig, James Corden y Rebel Wilson enfundados en trajes de Cats y burlándose de eso y Diane Keaton y Keanu Reeves, la pareja más encantadora del mundo. Tom Hanks presentó el próximo a inaugurarse Museo de la Academia y Jane Fonda entregó el premio a la mejor película.
Hubo un montón de números musicales. Además de todas las canciones nominadas y de un repaso a las mejores de algunas películas, actuó, sorpresivamente, Eminem. Y Billie Eilish, la chica del momento, interpretó, junto a su hermano al piano, una rendición de “Yesterday” que acompañó el emotivo segmento de los fallecidos del mundo del cine.
A pesar de lo que suele pasar, la ceremonia no estuvo marcada por la política. Aunque hubo reivindicaciones femeninas y un confuso alegato de Phoenix sobre derechos de los animales y cambio climático, nadie se refirió a la convulsionada política local.
Fue, en definitiva, una noche de cine. Y para los que dicen que son premios previsibles, este año los Oscar se mandaron con un premio inesperado. Justo, sin duda, pero inesperado.