por Fernán Cisnero
Si cada generación tiene lospremios Oscar que se merece o que puede tener, quedó claro que Todo en todas partes al mismo tiempo es, especialmente, para estos tiempos.

Esa suerte de melodrama para el universo TikTok arrasó ayer en una ceremonia larga, que dejó escasos memes y ningún momento demasiado viral (nadie le pegó a nadie, por ejemplo), aunque muchos de los ganadores (y John Travolta presentando el In memorian) lloraron. Se lloró mucho.

No hubo, además, ninguna sorpresa. Todo en todas partes al mismo tiempo ganó donde se esperaba que ganara y ahí están sus Oscar a mejor película, dirección y guion (ambos para Los Daniels, los padres de la criatura), edición y, claro, tres de sus cuatro actores nominados: previsiblemente Michelle Yeoh y Ke Huy Quan y también Jamie Lee Curtis. Ahí están sus siete Oscar.

En la historia creada por Daniel Kwan y Daniel Scheinert, Yeoh es Evelyn Wang, una agobiada inmigrante en Estados Unidos que debe salvar el mundo saltando entre universos paralelos. Hay artes marciales con juguetes sexuales.

Le siguió Sin novedad en el frente, la película alemana de Netflix que terminó con cuatro, principalmente en rubros técnicos importantes: fotografía, diseño de producción y partitura original. Son parte de la potencia de la película.

También se llevó el de mejor película internacional. Ahí perdió Argentina, 1985, que le había ganado el Globo de Oro.

El resto del palmarés estuvo bastante atomizado y se hacen notar las ausencias de tres películas que merecían algún reconocimiento. Los Fabelman, Tár(por la que habíamos hecho toda la militancia posible) y Los espíritus de la islano se llevaron nada. Es un despropósito.

Como estaba cantado, Brendan Fraser terminó llorando Avatar, Pantera negra: Wakanda por siempre (por el vestuario de Ruth Carter, la primera afroestadounidense en ganar dos Oscar); Top Gun: Maverick, Ellas hablan, RRR (¿mejor canción por “Naatu Naatu”, en serio?) y Pinocho de Guillermo del Toro se fueron con una estatuilla cada una; es la tercera para el mexicano.

El mejor documental fue Navalny (disponible en HBO Max) sobre la vida de un opositor al gobierno de Vladimir Putin. Fue la única mención, indirecta al conflicto con Ucrania.

El mismo tono político estaría en el premio a Sarah Polley por el guion adaptado de Ellas hablan, la película que ella misma dirige y que es una lectura del origen del #MeToo.A pesar de la escasez de imprevistos y sin nadie interrumpiendo el fluir de la ceremonia, fue una gala de tres horas y 15 minutos que se dejó ver entretenida. Se incluyeron las cinco canciones nominadas (con Rihanna espectacular, David Byrne con dedos de panchos y Lady Gaga de joggins y vaqueros rasgados), clips de las 10 nominadas a mejor película y un In memorian con Lenny Kravitz al piano.

Con cazas surcando el cielo de Hollywood y el conductor Jimmy Kimmel “saltando” de un avión piloteado por Tom Cruise en Top Gun Maverick, comenzó la celebración del cine que terminó siendo la bienvenida a una nueva forma de hacer películas.En su amable y ocurrente monólogo, Kimmel saludó los invitados de las primeras filas y a las películas que los llevaron ahí.

Mencionó ausencias femeninas y afroestadounidenses notorias (Till y La mujer rey) y se refirió al incidente del cachetazo de Will Smith, al anterior anfitrión, Chris Rock: “Si suben a pegarle al conductor, la Academia los va a premiar como mejor actor y les dará 10 minutos para su discurso”. Se refirió el tema otra vez más. Kimmel condujo con su habitual ingenio amable y tuvo un par de comentarios ocurrentes.
En un momento apareció en escena con Jenny, la burra de Los espíritus de la isla, el único miembro del equipo de esa película en subir al escenario del Dolby Theatre.

La lista de celebridades que entregaron premios fue frondosa e incluyó a Michael B. Jordan, Salma Hayek Pinaut, Antonio Banderas, Pedro Pascal, Florence Pugh, Samuel L. Jackson, Jennifer Connelly, Andrew Garfield, Jessica Chastain, Paul Dano, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Idris Elba, Nicole Kidman y Harrison Ford, a quien se lo vio avejentado (bueno, tiene 80) presentando el Oscar a mejor película.

También estuvo el oso cocainómano de Oso intoxicado, la película del momento que es, precisamente, sobre eso.
El equipo de Todo en todas partes al mismo tiempo imprimió el tono festivo que tuvo toda la fiesta. Daniel Kwan, uno de los Daniels (el otro es Daniel Schneiter) se vio particularmente contento y locuaz. Es la venganza de los geeks.

La ausencia entre los premiados de Spielberg y Los Fabelman y el triunfo de Todo en todas partes al mismo tiempo se sintió como el final de una época y el comienzo de otra. El cine ahora es esto. Siendo esto un melodrama en formato multiverso para un público juvenil. Es una declaración de principios y un salvavidas que —aunque anoche hizo todo para que no se notara— la industria anda necesitando.Lo encontró en una película alocada, juvenil, divertida y a la que el tiempo juzgará, quizás, más apropiadamente.