Las razones por las que Cate Blanchett aparece en una película como Borderlands son insondables. Es la adaptación de un videojuego, la clase de producto al que terminaba condenada Tar, su último personaje, dirigiendo una orquesta juvenil subtropical para un público de cosplay.
“Pensé: ‘esto podría ser realmente interesante’”, intentó explicar Blanchett, quien tiene dos Oscar, en una entrevista con el USA Today. “En el juego siempre había un guiño y otro guiño; una mezcla deliberada de ciencia ficción de clase B y spaghetti western”.
“Quiero decir, no es Viñas de ira. No es Blade Runner”, siguió diciendo y tiene razón. “Es algo extraña y rara en sí misma, y cuando miras el reparto, hay una cualidad heterogénea allí”.
En eso también tiene razón. Comparte cartel con otra ganadora del Oscar, Jamie Lee Curtis; una de las estrellas más taquilleras, Kevin Hart; la niña de Barbie, Ariana Greenblatt; Edgar Ramírez y Jack Black, que le da voz a un primo de Wall-E que pretende ser el alivio cómico y es un tanto molesto.
Como para seguir buscando excusas, la coescribió y la dirigió Eli Roth, quien ganó fama como productor y director (es el responsable de la saga Hostal, por ejemplo), lo que le ha dado un injustificado prestigio. Capaz que Blanchett quería trabajar con él.
Borderlands es la adaptación de un “videojuego de disparos en primera persona de ciencia ficción” (o sea que uno tiene que matar y no ser matado) desarrollado por Gearbox Software, distribuido por 2K Games y estrenado en 2009. Fue un éxito de ventas y generó secuelas y productos derivados.
El proyecto de llevarlo al cine está en la vuelta desde 2011 y este rodaje fue entre abril y junio de 2021 durante la pandemia. Que se haya demorado tanto en llegar a los cines queda explicado con solo verla.
La película sigue a Lilith (Blanchett con apariencia de haber sido replicada en una computadora o tener una sobredosis de botox) que es contratada por Atlas (Ramírez), un empresario villano de esos que abundan ahora. Necesita que vaya al planeta Pandora a buscar a su hija, Tina (Greenblatt), que está en manos de unos buscadores de un tesoro que aparentemente le daría un poder interesante.
Así, Lilith se une al equipo que conforman el mercenario Ronald (un improbable Kevin Hart), el musculoso y leal Krieg (Florian Munteanu), la científica Tanis (Curtis) y el bueno pero pelmazo Claptrap (Black).
Lo que deben hacer es avanzar (pasar pantallas, se le decía antes), venciendo de manera estrepitosa y colorida a un montón de extras. Hay cosas de Blade Runner, Guardianes de la galaxia y algunas otras referencias más evidentes para públicos cercanos a esos mundos.
Roth maneja todo como sabiendo que esto se hizo antes y salió mejor. Algunos escenarios tienen una espectacularidad generada por computadora que funciona y hay quienes encontrarán la comedia (¡son tan ocurrentes!) divertida, y otros demasiado insistente.
En un negocio que empieza a dejar las películas de su clase, Borderlands parece un anacronismo. Y vuelve a dejar claro el conflicto entre el videojuego y el cine, aunque este año funcionaron mejor otras adaptaciones como Five Nights At Freddy’s.
La película no revela, además, su mayor interrogante: qué hace Blanchett en algo así. Pero eso, en definitiva, sería el menor de los problemas de Borderlands.
La última palabra la tendrán aquellos que conocen el juego. Y se sabrá si cumple o es, como le parece al lego, una decepción.
Borderlands [* * ]
Origen: Estados Unidos, 2024. Título original: Borderlands.
Dirección: Eli Roth, Tim Miller. Guion: Craig Mazin, Aaron Berg. Con: Jamie Lee Curtis, Cate Blanchett, Edgar Ramírez, Kevin Hart, Jack Black, Haley Bennett, Ariana Greenblatt. Fotografía: Rogier Stoffers. Duración: 102 minutos. Estreno: 8 de agosto, en cines.
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