Rechazó la oferta de gran estudio, cambió de idea y estrena película de terror inspirada en la pura realidad

Después de hacer "El hombre invisible", Leigh Whannell no creía conveniente meterse con el hombre lobo. Pero se obsesionó con una idea y terminó con el título que ahora llega a cines uruguayos.

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"Hombre Lobo".
Foto: Nicola Dove / Universal Pictures

Esther Zuckerman, The New York Times
Poco después de que la versión de 2020 de El hombre invisible de Leigh Whannell se convirtiera en un éxito de taquilla, Universal contactó al director para preguntarle si le interesaría abordar al hombre lobo, otro de los monstruos clásicos del estudio, interpretado por Lon Chaney Jr. en 1941. Whannell (conocido fundamentalmente por ser uno de los creadores de la franquicia Saw), inicialmente rechazó la oferta. “Mi primera reacción fue: ‘Acabo de hacer una película sobre un hombre-monstruo. No quiero hacer una trilogía de hombres,’” dijo durante una videollamada este mes.

Pero cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que tenía un concepto que hacía al personaje interesante para él: ¿qué tal si mostraba cómo se sentía experimentar la transformación desde la perspectiva del propio monstruo? Entonces regresó a Universal, y ellos aceptaron.

Al igual que El hombre invisible, Hombre Lobo de Whannell, que se estrena este jueves en cines locales, toma uno de los íconos del terror cinematográfico y lo reimagina para la actualidad. Aquí, el protagonista es Blake (Christopher Abbott), un escritor desempleado que lleva a su esposa Charlotte (Julia Garner, la estrella de Inventando a Anna) y a su hija Ginger (Matilda Firth), a la aislada casa de su padre que, desaparecido durante años, finalmente ha sido declarado muerto. En plena crisis de pareja, el ataque de un animal lo cambia todo.

En extractos editados de esta charla con The New York Times, que incluye algunos spoilers leves de Hombre Lobo, Whannell describe cómo la película se inspira en sus propias experiencias al ver a seres queridos con enfermedades degenerativas, y por qué ha centrado a las mujeres en sus reinterpretaciones de todas estas historias monstruosas.

—¿Qué hizo que Hombre Lobo valiera la pena para ti?
—La idea de ver a alguien cambiar desde su propia perspectiva. Me encanta idear un lenguaje visual para una película mientras la escribo. Incluso con El hombre invisible, la idea era que la cámara fuera una presencia que se alejara de los actores y se enfocara en un rincón vacío de la habitación, usando el espacio vacío como un arma. Creo que la versión de Hombre Lobo de eso era la idea de dos personas coexistiendo en un espacio, pero sin hablar un lenguaje común.

—¿Cuál es tu relación con los monstruos de Universal?
—Cuando era niño, mi puerta de entrada fue una animación en stop-motion llamada Mad Monster Party, que tenía a todos los monstruos. Recuerdo que me encantó y me obsesioné con los vampiros y todos esos monstruos. Pero no diría que soy un representante del mundo de los monstruos clásicos. Alguien como Guillermo del Toro se ha establecido como un embajador. Yo vengo desde un ángulo diferente, pensando en cómo modernizarlo y casi desvincularlo de la historia, en lugar de enriquecerla y revivir esas leyendas.

—Al traer a la figura del hombre lobo al presente, ¿qué querías que representara?
—Cuando estaba escribiendo esto, era plena pandemia del covid y estaba atrapado en casa. Sentía que el mundo estaba fuera de eje y era muy inquietante. Dejé que eso se filtrara en el guion. Había visto a amigos cercanos sufrir enfermedades terminales degenerativas, una historia de terror en la vida real. Es como si sucediera en cámara lenta. Eso se convirtió en la base de esta película. Una vez que tuve eso, el personaje automáticamente se volvió una persona común. Era una historia sobre qué sucede cuando alguien que solo está intentando hacer lo mejor posible es, de repente, elegido al azar por el universo para cambiar. Justo antes de comenzar a filmar, perdí a mi cuñado. Fue algo muy impactante, repentino y trágico, y la película está dedicada a él. Ese fue el norte de la película para mí: lo rápido que las personas pueden ser arrebatadas de tu vida y lo aleatorio que puede ser. Para mí, fue un tipo de exorcismo emocional. Pero fue catártico, y agradecí tener un espacio artístico para canalizar toda esa tristeza.

—En El hombre invisible y Hombre Lobo le has dado protagonismo a las mujeres, quienes normalmente permanecen al margen de este tipo de historias. ¿Por qué?
—Trato las entrevistas cuando estoy promocionando una película como una terapia gratuita, donde básicamente descubro en tiempo real qué demonios he estado haciendo los últimos años. Con El hombre invisible, la idea era bastante clara. Es un hombre invisible, así que pensé: “Bueno, ¿a quién está acosando? Está aterrorizando a su exnovia. Ella será el centro de la historia”. En esta historia, uno de los personajes no puede hablar. Entonces, automáticamente lo que encuentras en estas situaciones es que cuando alguien está enfermo o tiene una enfermedad terminal, todo gira en torno a las personas que los rodean. El que sufre no siempre está consciente o presente.

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Leigh Whannell en el rodaje de "Hombre Lobo", con Christopher Abbott y Julia Garner.
Foto: Nicola Dove / Universal Pictures

—¿Cómo visualizaste cómo se vería en pantalla la transformación de Blake?
—Tenía esta idea de que la cámara se moviera por la habitación y que, de repente, lo que parecía un galimatías se volviera legible, y te dieras cuenta de que había una pared invisible que la cámara había atravesado. Empecé a investigar sobre los lobos, cómo ven, los colores que perciben sus ojos. Pensé en cómo oyen los animales. Cuando hablamos con nuestras mascotas, todos las antropomorfizamos. Tengo conversaciones enteras con mi perro, donde le digo: “¿Qué estás haciendo? Oh, estás molesto. ¿Por qué estás molesto?”, y sabes que solo te está mirando. Reconocen el tono y tal vez unas 20 palabras. Pero pensé en eso. Esta clásica historia del hombre lobo es una gran forma de usar esto porque, usualmente, en estas historias, la transformación es muy rápida. Pensé: ¿qué tal si ralentizamos este proceso y lo tratamos más como una enfermedad degenerativa? Pensé en una película como Siempre Alice [NdR: en la que Julianne Moore es una profesora atravesando un agresivo Alzheimer].

—¿Considerás hacer una secuela de El hombre invisible?
—No. Universal, obviamente, tiene los derechos del personaje, así que pueden hacerlo. Pero para mí, siento que esa historia ya se contó. Me encanta cómo terminó, así que no siento que sea la persona adecuada para hacer la secuela. Si van a hacer una secuela, que les vaya bien; encontrarán a alguien más.

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