¿Por qué "Retrato de una mujer en llamas" es una de las mejores películas del año?

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Retrato de una mujer en llamas

CRITICA

La penúltima película de la francesa de Celine Sciamma está en cines uruguayos y es una historia de amor y, además, un manifiesto sobre la mirada femenina

Retrato de una mujer en llamas
Retrato de una mujer en llamas

Celine Sciamma, su directora, ha definido Retrato de una mujer en llamas, su penúltima película y que está en cartel en Uruguay, como un “manifiesto sobre la mirada femenina”. Suena pretencioso, quizás, pero vaya si lo consigue.

La historia transcurre en un siglo XVIII anterior a la Revolución Francesa en una isla de la Bretaña en la que el mar golpea con pasión y en la que convive un grupo de mujeres.

Allí están Héloïse (Adèle Haenel), la hija de una condesa que debe ser retratada para ver si la pueden casar con un rico milanés. Ella no quiere ni la pintura, ni la boda y la madre (Valeria Golino) le cuela en sus rutinas a Marianne (Noémie Merlant), que va a retratarla pero sin que se dé cuenta:la pintura se arma a partir de atisbos que intentan rescatar formas, gestos.

En ese micromundo también está Sophie (Luàna Bajrami), la sirvienta que, en algún momento, tendrá que recuperarse de un aborto en lo de una partera del lugar. Las tres recrean, para inmortalizar en una pintura, el procedimiento del aborto. Es una de las tantas grandes escenas.

Las miradas, que nunca juzgan, abundan incluyendo la de una artista mujer mostrando su mundo. La película está contada desde un flashback y se concentra en el vínculo amoroso que empieza a crecer entre Héloïse y Marianne.

Sciamma tiene 43 años y cinco largometrajes de los que en Uruguay en cines se concieron cuatro: El nacimiento de los pulpos (2007), Tomboy (2011), La banda de las chicas (2014) y ahora Retrato de una mujer en llamas (2019) que ya se había visto en el Festival Internacional de cine del Uruguay y en el de Cine de José Ignacio. En 2021 presentó Petit Maman, aún sin estrenarse localmente.

Retatro de una mujer en llamas se mostró en Cannes donde ganó el mejor guion (de la propia Sciamma) y la Palma Queer, la primera vez que la ganaba la película de una directora. Tuvo 10 nominaciones a los premios César; solo ganó el de mejor fotografía (de la notable Claire Mathon) en la misma ceremonia en que la mejor película fue J’accuse de Roman Polanski. Sciamma y Haenel mostraron su contrariedad retirándose en el medio de la premiación.

La película —que es un placer de ver— es una suerte de relectura del mito de Orfeo y Eurídice que es explícitamente citado (con una lectura compartida de Ovidio) y está referido en el largo plano final. Es una leyenda sobre el acto de mirar de un enamorado y ser condenado por hacerlo.

Por debajo de la historia de amor, está también la necesidad del arte para expresarlo y, también, cómo las mujeres han tenido vedada esa posibilidad. Marianne se presenta en concursos bajo el nombre del padre y sus obras son leídas en comparación de lo que haría un hombre con esos temas.

Algunos podrán encontrar ciertos vínculos (notorios) con La lección de piano, la película de Jane Campion sobre una artista que se obliga a permanecer en silencio; la llegada de Marianne a ese lugar inhóspito golpeado por el mar, lejos del mundo es muy parecido al del personaje de Holly Hunter la película de Campion.

Retrato de una mujer en llamas, sin embargo, no se fija en la masculinidad tóxica: acá no hay hombres (aunque su poder se hace sentir) y en su ausencia, hasta las estructuras de poder se alteran entre mujeres. Es una película sobre la imposibilidad de ese nuevo orden femenino utópico.

En una escena crucial, un grupo de mujeres se reúnen casi en formación de aquelarre, a cantar a un mundo sin hombres. Cantan, con una euforia que contradice el mensaje, “fugre non possum”, o sea es imposible escapar.

El título puede referir a dos cosas. Retrato de una dama de Henry James, o sea la experiencia de una mujer atravesada por la mirada de un escritor varón. Otra referencias pueden ser los “Retrato de una joven” que abundaban en la plástica de aquellos tiempos. Es, además, el retrato de una artista.

Esa idea está muy presente, principalmente en el último tercio de la película. Retrato de una mujer en llamas es una historia de amor, una historia de arte, una historia sobre ser una mujer enamorada, sobre ser una artista enamorada. Es uno de los estrenos más importantes del año.

La experiencia femenina es lo mejor que le pasó al cine en el siglo XXI. El ingreso de la mirada de mujeres directoras, fotógrafas, actrices, guionistas, diseñadoras de producción y en todos los rubros, ha ampliado el horizonte de un arte que ya nadie puede pensar predominantemente masculino. Por suerte.

ficha

Retrato de una mujer en llamas*****

Francia, 2019. Título original: Portrait de la jeune fille en feu. Dirección y guión: Celine Sciamma.Música: Jean-Baptiste de Laubier, Arthur Simonini. Fotografía: Claire Mathon. Con: Noémie Merlant, Adèle Haenel., Luàna Bajrami, Valeria Golino.
Duración: 120 minutos. Estreno: 7 de julio, en cines

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