Rinocerontes, tiburones, nuevo héroe y la misma fórmula: ¿Cómo es la secuela de "Gladiador"?

Se estrena en Uruguay "Gladiador II" que remplaza a Russell Crowe con Paul Mescal, mantiene la espectacularidad y el mismo espíritu de matiné para disfrutar en el cine

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Paul Mescal en Gladiador II

Fue un poco exagerado el Oscar a mejor película para Gladiador, que en 2000 se llevó otros cuatro incluyendo uno para Russell Crowe. No es que estuviera mal pero era más vistosa que interesante aunque la batalla inicial y cierta épica se veía anticuada pero funcional a lo que se espera del cine de entretenimiento.

Dicho eso, Gladiador II, la secuela que llega 24 años después, toma casi todos los elementos de la original y consigue una de matiné que está lejos de aquella grandeza pero entretiene, uno de los dones que se le celebran, a veces, a Ridley Scott, el creador, director y productor de la marca.

Hay quienes consideran a Scott un maestro pero es más lo que los críticos de antes llaman un artesano aunque con buen presupuesto. La parte crucial de su obra data de 40 años atrás (Los duelistas, Blade Runner, Alien, el octavo pasajero), un canon al que ha ido agregando aportes aislados (American Gangster, La caída del halcón negro). Ha hecho cosas intrascendentes y este año estrenó Napoleón, que no gustó pero termina siendo más lograda que Gladiador II. Scott tiene 86 años y ni miras de parar.

La nueva Gladiador toma la historia (escrita por David Scarpa) 15 años después de donde quedó la primera como avisa la animación que resume el episodio anterior en los créditos iniciales.

Tras los sucesos que terminaron con la muerte de Maximus (el heroico personaje que interpretaba Crowe y que era el único digno en el Imperio Romano), la acción continúa en Nueva Africa. Después de una batalla con los romanos donde murió su esposa, Hanno (Paul Mescal, un montón de músculos más allá de su papá triste de Aftersun) es tomado prisionero. En realidad es Lucio, el hijo de Maximus y la hija de Marco Aurelio, Lucila (Connie Stevens, de las pocas que están en las dos), lo que lo hace heredero directo de la corona imperial.

A la esposa se la mataron las tropas invasoras lideradas por Acasio (Pedro Pascal), que es un buen hombre y, justo, está casado con Lucila. Sin saber que es un general golpista que quiere ir contra la perversa administración de los emperadores gemelos, Geta y Caracalla -y además es su padrastro- Hanno hace de Acasio el blanco de su ira y el objetivo de su venganza.

Por esas cosas que pasan en las películas, es captado por Macrino (Denzel Washington, en plan gangster shakesperiano) como parte de su troupe de gladiadores. Termina en Roma, claro, en frente a a su madre, su enemigo y enfrentando una conspiración política, su destino y un rinoceronte asesino.

El Coliseo romano parece administrado por la WWE y entre los combates en su arena hay una pelea contra unos monos rarísimos y una batalla naval con tiburones en el recinto convertido en piscina. No queda claro si hay que tomárselo en serio porque Scott no tiene necesariamente humor pero conviene no pedirle veracidad histórica (hay un senador romano negro, por ejemplo, lo que se ve raro).

El camino del héroe de Lucio, algunas escenas, diálogos y parte del vestuario son tomados de la primera y apelan a la memoria afectiva de los espectadores.

Después de todo es una de sandalias y espadas y como se sabe, Scott no sabe de límites cuando se trata de dar espectáculo. Es el Cecil B. De Mille de las imágenes generadas por computadora que a veces, es verdad, pueden llegar a vaciar el corazón de sus películas y verse raras. Tiene el mismo manejo de multitudes de extras (muchos generados por computadoras, eso sí) y un personal aunque controlado gusto por la violencia sangrienta. Al igual que en de De Mille, la suya es una épica kitsch.

Hay también un momento Espartaco, la película de Stanley Kubrick que sigue siendo el ejemplo insuperable del género. Y algo de Ben-Hur como para no dejar ninguna referencia afuera.

Mescal es un buen actor aquí exigido a héroe de una de acción, rol que cumple con esmero y phisique du role. Es el comienzo de una carrera que se seguirá haciendo notar.

Carente del aura de la primera, Gladiador II es una de esas para ver con pop, dejarse llevar y creer por un rato en tiburones sueltos en el Coliseo. No es la gran cosa pero, quizás, tampoco lo fuera la primera.

Gladiador II [ * * *]
Título original: Gladiator II. Director: Ridley Scott. Guion: David Scarpa. Fotografía: John Mathieson. Editores: Claire Simpson, Sam Restivo. Música: Harry Gregson-Williams. Con: Paul Mescal, Pedro Pascal, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Lior Raz, Derek Jacobi, Connie Nielsen, Denzel Washington. Duración: 148 minutos. Estreno: 14 de noviembre, cines.

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