RETRATO

Se hartó de ser discriminado y renunció a su sueño de actuar; ahora volvió y puede ganarse un Oscar

Ke Huy Quan fue estrella infantil, estuvo en "Indiana Jones" y "Los Goonies", se alejó de las cámaras y en 2022 brilló en "Todo en todas partes al mismo tiempo".

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Todo en todas partes al mismo tiempo
Ke Huy Quan (izquierda) en "Todo en todas partes al mismo tiempo".
Foto: Difusión

En 1993 se hartó. Sus rasgos asiáticos hacían que los directores de reparto no le hicieran caso, sufriendo una clara discriminación racial. Y renunció a actuar. Se dedicó a trabajar como ayudante de dirección y coordinador de secuencias de acción. Hasta que dos décadas después, en 2018, vio Locamente millonarios y pensó que era momento de volver. Pidió a su abogado-representante, otro ex actor infantil como él, que le buscara algo... y ni siquiera hizo falta: justo le llegó un extraño guion en el que encajaba como marido de la protagonista. Casi tres años después de su rodaje, tras la pausa mundial por el covid, ha llegado su hora: Ke Huy Quan (51) vuelve a ser una estrella. El chico que fue Tapón en Indiana Jones y el templo de la perdición y Data en Los Goonies está a días de poder ganar el Oscar a mejor actor secundario con Todo en todas partes al mismo tiempo.

“¡Estoy tan feliz! ¡Aaaaaaaahhhh!”, es lo único que fue capaz de decir cuando oyó su nominación el pasado martes. Y se puso a saltar.

Si a Hollywood le atrapan las historias de resurrección artística, es difícil igualar la ardua biografía de Quan. No solo la cinematográfica, sino la vital. Quan nació en Saigón en 1971, el séptimo de nueve hermanos de una familia de orígenes chinos. Al finalizar la guerra de Vietnam, los Quan intentaron en dos ocasiones huir de la capital. Lo lograron en 1978 a costa de dividirse: la madre salió con tres hijos hacia Malasia, y el padre llegó con otros cinco hijos, incluido Ke Huy, a un campo para 3.000 refugiados en Hong Kong. Tras los duros trámites, obtuvieron la condición de asilados políticos en Estados Unidos y se reagruparon en California en 1979.

Como cualquier niño fue a una escuela (la Castelar Elementary School), donde un día apareció un director de reparto a hacer pruebas. Eligió a uno de los hermanos pequeños de Quan, que resultó demasiado joven para un rodaje. Y por eso le llegó el turno a él, que ya tenía 12 años y nunca había visto una película de Hollywood en el cine o la tele. Se convirtió en Tapón en Indiana Jones y el templo de la perdición, del director Steven Spielberg.

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Ke Huy Quan en "Indiana Jones y el templo de la perdición".
Foto: Archivo

Fue un bombazo que encadenó con otro, bajo el manto protector de Spielberg: Los Goonies, en la que dio vida a Data. Con 14 años era una estrella de Hollywood, pero tenía que superar dos barreras: la reconversión de actor infantil a veinteañero, y sus rasgos asiáticos. Lo primero lo logró; para lo segundo, el audiovisual nunca le ofreció papeles alejados de los tópicos.

En el puñado de trabajos interpretativos de Quan de aquellos años (la japonesa Passenger, Respirando fuego, la taiwanesa Red Pirate, y un esfuerzo postrero en 2002, la hongkonesa Second Time Around, junto a series como Historias de la cripta), llama la atención El hombre de California (1992), donde cruzó sus pasos con Brendan Fraser, el otro gran retorno de los Oscar: ambos lo recordaban al borde de las lágrimas hace unos días en una mesa redonda de la revista Variety.

Los planes de Quan de seguir con la interpretación se fueron diluyendo ante la falta de oportunidades, por lo que entró en la especialidad de cine de la Universidad del Sur de California, y allí se graduó. Su nueva vida laboral transcurriría detrás de las cámaras.

Durante el rodaje de Indiana Jones y el templo de la perdición, Quan había aprendido taekwondo, y en sus años como actor se había hecho amigo de Corey Yuen, reputado coreógrafo de secuencias de acción. En 1997, se cruzó en Los Ángeles con el rodaje de Arma mortal 4, y allí estaba Yuen supervisando las peleas. A Quan le picó el bichito, a Yuen le llamó la atención su estallido de pasión y le recomendó que emprendiera esa senda. Año y medio más tarde, Yuen telefoneó a Quan: ¿podía viajar a Toronto al rodaje de una película llamada X-Men?

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Ke Huy Quan.
Foto: Difusión

Hoy es un clásico del cine de superhéroes, pero a finales del siglo XX, X-Men todavía era una anomalía en Hollywood. Por redes circula un vídeo de 19 segundos de Quan coreografiando una secuencia de pelea entre los dobles de Wolverine y Mystique. A eso se ha dedicado durante dos décadas; a eso y a ser ayudante de dirección en rodajes como 2046, de Wong Kar Wai (Quan habla inglés, mandarín, cantonés y vietnamita).

De la vida privada de Quan solo se sabe que está casado, pero no si tiene hijos. Que mantuvo el contacto con Spielberg, quien le enviaba un regalo por Navidad, pero no con Harrison Ford, con quien se reencontró el pasado setiembre en la convención de Disney D23. Y que su abogado es Jeff Cohen, otro exactor reconvertido procedente de la pandilla de Los Goonies.

Fue a Cohen a quien le pidió volver al mercado interpretativo, pero la oferta de Dan Kwan, uno de los dos directores de Todo en todas partes al mismo tiempo, le llegó por Twitter. Y curiosamente significaba encarnar al esposo de Evelyn, el personaje protagonista encarnado por Michelle Yeaoh, una de las actrices de Locamente millonarios, la película que le mostró que Hollywood podía estar cambiando.

En una entrevista a inicios de diciembre con la agencia AP, Quan reconocía (y todavía no había ganado el Globo de Oro ni había sido nominado al Oscar) que estaba “sobrepasado por las emociones”. Y explicaba: “Nunca pensé que este día llegaría. Y eso que lo he esperado desde hace mucho, desde hace décadas. Cuando tienes un sueño que no alcanzas, acabas enterrándolo. Ese fue mi caso, y al final se ha hecho realidad. Por eso lloro un montón”. Aseguraba que durante años solo quiso “un trabajo, nada más, como actor”, pero Todo en todas partes al mismo tiempo lo llevó más lejos: lo devolvió al estrellato.

“En mi juventud pensé que no me llegaban buenos guiones porque era mal actor o demasiado bajo. Me culpaba a mí mismo, nunca me planteé la discriminación racial, algo que descubrí más tarde. Y estuve dos años dudando en dejarlo o no, hasta que un día me vi en unas pruebas con otros 30 actores asiáticos luchando por un personaje sin nombre con dos líneas de guion, unas migajas. Sentí que no había futuro para mí ahí”, contó. Por eso no le develó a casi nadie su vuelta a la gran pantalla: “¿Y si me despedían del rodaje? ¿Y si hacía una mierda de trabajo o la película era floja?”. Esos temores se han mantenido: el rodaje de Todo en todas partes al mismo tiempo se realizó antes de la pandemia, “y no me volvieron a tomar en ningún otro casting. Hasta perdí el seguro médico”, comentó en Vanity Fair.

Su destino ha cambiado. Participará en la nueva temporada de Loki y en la serie American Born Chinese. Estrenó en Netflix Onaha: el tesoro de Hawái, y para la misma plataforma rodó en diciembre, dirigido por los hermanos Russo, el film de ciencia ficción The Electric State, junto a Chris Pratt y Mille Bobby Brown. Ahora sí, ahora ya nadie para a Ke Huy Quan.

Gregorio Belinchón, El País de Madrid

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