Le juro que lo entiendo. Es tanta la oferta de cosas para ver, todas las semanas aparece algo nuevo, los amigos recomiendan de todo, nada lo convence mucho y termina perdido y a merced -Dios nos libre- del algoritmo. No es que haya mucho escondido en Netflix-la plataforma más extendida localmente- pero siempre hay alguna buena película por ahí.

Es por eso que acá van algunos ingresos nuevos -y alguno que capaz que ya estaba- en la grilla de Netflix. Son películas con porte o intenciones de grandes clásicos, algunos ganaron Oscar, otros se convirtieron en parte de la cultura global y hay allí un par de maestros.

Son estos y están en Netflix.

Fue un best seller y después una película exitosa, siempre a partir de las memorias de Bill Hayes, quien como el protagonista estuvo preso en una mazmorra turca tras intentar sacar del país un alijo de hachís. La historia sigue la pesadilla de la cárcel y su intento por escaparse.

El guion de Oliver Stone y la banda de sonido original de Giorgio Morodes ganaron Oscar y estuvo nominada a mejor película y mejor director, el británico Alan Parker. La actuación de Brad Davis en el papel central merecía estar mencionada y es una de las grandes fortalezas.

La escena inicial en el aeropuerto es una prueba de la mano de Parker, uno de los directores más importantes del último cuarto del siglo pasado. En su filmografía hay cosas como Fama, Pink Floyd The Wall, Corazón satánico, y Missisipi en llamas. Expreso de medianoche está en ese equipo.

Una de las mejores adaptaciones de una historia deJane Austen, aunque la novela original, la primera que publicó la escritora, no está considerado dentro de su canon esencial.

Dirigida por el taiwanés Ang Lee (en su primera película en inglés) es una comedia romántica que no ha perdido su encanto a pesar que fue publicada en 1811.

Gira alrededor de las hermanas Dashwood: Elinor (o sea la sensatez interpretada por Emma Thompson) y Marianne (el sentimiento, Kate Winslet). Como siempre en Austen, hay penurias económicas, hijas que necesitan un buen partido y un paisaje de campiña que se ve hermoso gracias a la fotografía de Michael Coulter y un diseño de producción de esos que dan el falso y encantador realismo que exige la época.

A las muchachas las rodean un par de pretendientes a los que van a llegar tras una serie de atajos y algún otro camino cerrado. El guion lo escribió la mismísima Thompson, quien se llevó el único Oscar de la película y el elenco es un seleccionado de estrellas británicas en ascenso: están Hugh Grant, Alan Rickman, Gemma Jones, Tom Wilkinson y Hugh Laurie.

Todos aportan a una comedia elegante y amable. Y logran una gran película.

Noah Baumbach consiguió su primera nominación al Oscar por este guion de aires autobiográficos. La pareja burguesa e intelectual que integran Laura Linney y Jeff Daniels está agotada y la película sigue las reacciones de sus hijos ante esa nueva realidad; el adolescente que está en el centro es interpretado por Jesse Eisenberg. Pura comedia dramática neoyorquina.

Es la experiencia familiar de Baumbach. La acción transcurre en Brooklyn en la década de 1980 y las referencias al cine de Woody Allen son más notorias que en el resto de la carrera del guionista y director, quien se ha consolidado como una de las grandes voces del cine actual. Ayudaron a eso cosas tan destacadas como Frances Ha o Historia de un matrimonio, la que le daría el Oscar.

Una de las obras cumbres del cine americano reciente, Paul Thomas Anderson dirige un intenso drama sobre capitalismo y religión. Se basa en una novela de la década de 1930 del socialista Upton Sinclair.

Daniel Day-Lewis consigue uno de los grandes papeles de su carrera (y uno de sus Oscar) por su interpretación de Daniel Plainview, el magnate petrolero cuya ambición es más grande que su poder. Se enfrenta a un pastor local (Paul Dano) que tiene una agenda bastante terrenal.

La fotografía de Robert Elswitt (nominada) y la música de Jonny Greenwood aportan una gran parte del porte de esta película fundamental.