Fue un veterano de la guerra de Vietnam; el más temerario de los pilotos de caza americanos; un gurú de la masculinidad; un adolescente haciendo karaoke en calzoncillos; un combatiente en el pasado, en el presente y en el futuro; un productor de cine hiperestimulado; una estrella de cine hiperestimulada, un corredor de autos; un asesino a sueldo en taxi; un agente de deportistas de un solo cliente y un narcopiloto en una película fotografiada por un uruguayo. Fue una momia.
Pero, a pesar de ese catálogo dos personajes definirán para siempre a Tom Cruise: el propio Tom Cruise (la estrella de cine algo estrafalaria, el cienciólogo, el autoexigente, el actor que hace sus propias y descabelladas acrobacias) y Ethan Hunt, el agente del FMI (eso es por Fuerza de Misiones Imposibles, no por un organimismo multinacional financiero) y al que tiene a las carreras hace 28 años y siete películas.
La última de ellas, Mision: Imposible.Sentencia mortalse estrenó la semana pasada en Netflix y desde entonces y hasta ayer fue la más vista en Uruguay; la más popular hoy es la de terror argentino Cuando acecha la maldad.
Cruise, que es el dueño de la franquicia, ha convertido a Hunt —el agente que con su troupe de nerds intrépidos consigue desbaratar disparatados planes villanescos de conquistar el mundo— en su trabajo más autoral. Y uno de sus más exitosos: en total han recaudado 4.000 millones de los cuales más de 1.000 los aporta Sentencia mortal.
Cruise, se fue apropiando, como suele hacer (ver Top Gun) de una franquicia que empezó como “una película de Brian de Palma” —la primera, la de 1996— y que ahora es indiscutiblemente, “una de Cruise” aunque técnicamente, las dirige Christopher McQuarrie, que tiene buen ojo para la acción y, principalmente, le da para adelante a cualquier locura de la estrella.
Son, dicen los cínicos, los juguetes caros del chiquilín más temerario de Hollywood, y sus peligrosas piruetas (¿escalar el edificio más alto de Dubai? Hecho. ¿Colgar de un avión en pleno despegue? Hecho) a prueba de pólizas de seguros. Es parte de su estilo. Y de su encanto.
Que el estreno en Netflix de Sentencia mortal, —que es la primera de dos partes con la otra recién en mayo de 2025— sea una excusa fatua para un ranking. Aquí de peor a mejor, las siete películas de Misión Imposible ordenadas por sus méritos. Y dónde verlas para hacer su propia lista.
Mission: Imposible 3 (2006).
Capaz que no era tan buena idea en darle a J. J. Abrams (el creador de Lost que como director siempre ha sido un Spielberg liviano), una franquicia tan apegada a una acción más real. El estándar es el mismo toda la saga aunque el romance con Michelle Monaghan (como una enfermera que no sabe qué hace su futuro marido) intenta una humanización que nadie andaba precisando. El villano es Philip Seymour Hoffman y hay buenas escenas incluyendo la clásica careta de perfección anatómica y un choque de un helicóptero y un caza a pura metralleta. (Star+, NSNow de Nuevo Siglo)
Misión: imposible (1996).
Es la primera y es la de De Palma, uno de los maestros surgidos en el Nuevo Hollywood de la década de 1970, que le aporta su porte que en ese momento era de última moda y hoy es un poco vintage de más. Es, claro, la que presentó las reglas de la franquicia, que eran una actualización de las de la serie estrenada en 1966. La tonada clásica de Lalo Schiffrin, presente en todas las películas, es adaptada por dos U2 (los menos conocidos) y se incluye esa escena también hitchcokniana de Cruise colgando de un hilo y una gota de sudor que no termina de caer.(Star+, NSNOW)
Protocolo fantasma (2011).
Es la de Cruise caminando por la fachada del Burj Khalifa de Dubai y luego corriendo adelante de una tormenta de arena que es bien la definifición de espectáculo cinematográfico. Acá el equipo va detrás de un oligarca ruso que pretende desatar una guerra nuclear definitiva. La dirige Bard Bird, el chico estrella de Pixar que venía de hacer, por ejemplo, en una de sus pocas películas “live action”. La escena de Dubai que incluye una carrera contra una tormenta de arena es de lo mejor, igual. (Star+; NSNOW)
Misión: imposible 2 (2000)
John Woo, el barroco cineasta chino de películas de acción con pretensiones poéticas era el director del momento y pareció una idea temeraria pero, algunos disparates de su anterior película, Face/Off, podían aliviar cierto peso que suelen tener las películas de la saga. No está mal ya desde el comienzo con Tom Cruise colgado de la alturas del cañón del Colorado y una pelea final en un acantilado que Woo filma con un exceso de cámara lenta, una de las marcas de agua de su estilo. (Star+, NSNow de Nuevo Siglo)
Rogue Nation (2015)
La primera que dirigió Christopher McQuarrie, lo que se sintió como un shot de adrenalina y modernidad. Está, otra vez, la referencia a Hitchcock (la escena del teatro de Viena que cita a El hombre que sabía demasiado) pero McQuarrie mantiene el ritmo y muestra que Cruise sigue yendo a por todo en una escena en que va colgado de un avión Hercules (o parecido) en pleno despegue, una de las grandes escenas de todas las películas y una prueba de que al estrella está imparable. (Star+, NSNOW)
Sentencia mortal (2023).
La última hasta ahora tiene a Hunt volando por los aires en una moto en los fiordos islandeses y como si con eso no bastara, hay una persecución en un fitito por Roma. La conducción es irresponsable pero, otra vez con McQuarrie al frente, hay un desenfreno de acción. El villano esta vez es una Inteligencia Artificial y, como en las viejas seriales del cine, la película termina con el héroe en un desafío del que parece difícil que vaya a salir; lo va a hacer pero recién en mayo del año que viene. (Netflix, para alquilar en NSNow de Nuevo Siglo)
Fallout (2021).
Primero, segunda, qué importa: toda la última parte de la saga es la mejor y cada una tiene sus grandes momentos. Uno en particular es la gran persecución en moto (¡y sin casco) por las calles de París y otra por los techos intentando agarrar a Henry Cavill . Confirma porque Cruise es la estrella de acción más importante hace varias generaciones. (Star+, NSNOW)