Un director prestigioso que consigue darle cierto encanto a la precuela de uno de los grandes éxitos de Disney

Barry Jenkins, que dirigió la ganadora del Oscar "Luz de luna" se encarga de "Mufasa: El Rey León", precuela de la película animada de 1997 y consigue conservar algo de su encanto

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Mufasa: El Rey León

Mufasa: El Rey León no contesta la pregunta más acuciante desde que se anunció el proyecto: ¿qué hace Barry Jenkins, uno de los directores más importantes de su generación, en un sitio como ese? Pero quizás sea su presencia lo que aporta curiosidad a un asunto tan inncesario (pero más vistoso) como son esas estas remakes o extensiones “live action” (o sea, con actores, lo que en este caso es raro) que Disney encaró de sus franquicias.

Quizás no alcance a la original (la de 1994, la de las canciones de Elton John y Tim Rice y la que muchos consideran un clásico de la marca; y esos son sus casi únicos méritos), pero es más entretenida que la remake de animación hiperrealista que Jon Favreau dirigió en 2019 y cuyo éxito justifica esta precuela. Jenkins impone un ritmo y algunas ideas visuales que la destacan en ese lote tirando a uniforme.

Las canciones esta vez son de Lin Manuel Miranda y son atractivas pero no inolvidables y el guion es de Jeff Nathanson, un veterano de muchos éxitos que escribió la remake al pie de la letra de 2019, y que acá cumple su cometido de dar contexto y espíritu épico sin pasarse a la intrascendencia.

Es la historia de origen de Mufasa, como se avisa en el título, que es el padre de Simba, el héroe de la primera y el padre fundacional de ese pedazo de la sabana que acá se llama Milele y funciona como una tierra prometida. También es el origen de Scar, el resentido hermano que, a esta altura todos lo saben, va matar a Mufasa en la primera.

Acá, por razones que son mostradas con espectacularidad, el futuro rey queda aislado de su familia original y va a dar río abajo a la jauría de Obasi, quien tiene su reino en orden y preparado para la sucesión de Taka, el hijo. Cuando Mufasa se une al grupo es adoptado por Eshe, la reina, y por recelo del jefe del clan es obligado a convivir con las leonas. Es un marginado, un apátrida.

Taka y Mufasa son uña y carne y más cuando, ante la amenaza de unos leones blanco dirigidos por el feroz Kiros, se ven condenados al exilio y enfilan hacia Milele, ese edén de monarquía republicana y utópica de los animales. En el camino se le suman un par de viejos conocidos (el mandril Rafiki, el brujo), Zazu, el tucán y, principalmente, Sarabi, el interés romántico que se disputarán los dos amigos. Ya se sabe con quién se queda.

Una batalla final contra los temibles villanos pondrá las cosas en orden para el reinado de Mufasa, lo que no es un espoiler. La historia la cuenta Rafiki en el presente de la narración, lo que justifica el regreso de Pumba y Timón como alivios cómicos. Hacen chistes metacinematográficos sobre la propia franquicia, lo que se ve raro.

Para contar todo eso —que en su lectura más básica es otra de Disney con animales que hablan y tienen sentimientos humanos— se convocó a Jenkins, quien en su obra ha contado, con intensidad visual y profundidad narrativa, historias sobre la experiencia afroestadounidense.

Con Luz de luna, que contaba tres momentos en la búsqueda de su identidad de un muchacho negro en un barrio violento de Florida, ganó el Oscar a mejor película. La siguió con If Beale Street Could Talk, una dramática y sentida adaptación de la novela de James Baldwin. Sus virtudes también están en The Underground Railroad, la miniserie sobre la esclavitud que está en Prime Video.

Esos antecedentes obligan a rastrear en Mufasa: El Rey León algunas de esas inquietudes. Haría considerar, quizás, el aspecto arrasadoramente colonialista de la jauría de leones blancos, lo que puede resultar una lectura evidente, sí, pero también algo forzada. Sus temas, en todo caso, son más bíblicos o shakesperianos que históricos.

Lo que sí es parte del estilo de Jenkins es cierto riesgo visual, marcado por un movimiento constante de la cámara y una tendencia al primer plano que, amparado en ese diseño hiperrealista, consigue transmitir la emoción de los personajes. La fotografía del habitual colaborador del director James Laxton llena el ojo y un par de escenas tienen un alcance que supera los estándares de esta clase de animación.

Las voces originales (que en Uruguay se escuchan en nueve de las más de 100 funciones que tendrá la película) incluyen a Aaron Pierre como Mufasa joven ; Kelvin Harrison Jr. (Taka), Tiffany Boone (Sarabi), Mads Mikkelsen (Kiro), John Kani (Rafiki) y Thandiwe Newton (Eshe). Seth Rogen vuelve a ser Pumba y Beyonce Knowles Carter, Nal.

Jenkins intenta aportarle algo de personalidad a un asunto tan impersonal como una remake de Disney. Lo consigue a medias y si no explicar su presencia, consigue una película con encanto y ritmo. Y alcanza.

Mufasa (***) Origen: Estados Unidos, 2024. Título original: Mufasa: The Lion King. Director: Barry Jenkins. Guion: Jeff Nathanson. Fotografía: James Laxton. Música: Dave Metzger. Canciones: Lin-Manuel Miranda. Con: Aaron Pierre, Kelvin Harrison, Jr., Tiffany Boone, Kagiso Lediga, Preston Nyman, Blue Ivy Carter, John Kani, Mads Mikkelsen, Seth Rogen, Billy Eichner. Duración: 118 minutos. Estreno: 19 de diciembre.

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