Un ranking de las ganadoras del Oscar a mejor película en la última década

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El elenco de Birdman recibe el Oscar a mejor película. Foto: Reuters
Actor Michael Keaton (L) and director Alejandro Inarritu accept the Oscar for best picture for his film "Birdman or (The Unexpected Virture of Ignorance)"during the 87th Academy Awards in Hollywood, California February 22, 2015. REUTERS/Mike Blake (UNITED STATES TAGS:ENTERTAINMENT) (OSCARS-SHOW) AWARDS-OSCARS/
MIKE BLAKE/REUTERS

Lista

Un día antes de la ceremonia de la Academia, aquí va una lista con las últimas ganadoras con los momentos de la ceremonia

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Se terminó otra década en la que, para bien o para mal, el Oscar estuvo marcando la agenda del cinéfilo. Así que, un día antes de una nueva cereamonia, vaya acá un repaso, personalizado, de las que se llevaron el premio más preciado de la velada.

nueve

Green Book (2018)

 ¿En serio? ¿Green Book es mejor película que, por ejemplo, Roma? ¿Que El infiltrado del KKKlan de Spike Lee? ¿Que El vicepresidente? ¿Que La favorita? ¿Que Pantera Negra? ¿Que Bohemian Rhapsody? Bueno, sí, es mejor que Bohemian Rhapsody. No es que Green Book esté mal y dentro de su simplismo hay algunas escenas cursis pero eficaces (cuando el chófer que interpreta Viggo Mortensen le da una clase de pueblo al músico intelectual que hace Mahershala Ali, por ejemplo) y el aire clásico que le impone el director Peter Farrelly funciona, pero hay algo a contrapelo (social y cinematográficamente que no le queda bien.

ocho

El artista (2011)

Un artificio, un juego cinéfilo que no alcanza a un largometraje, El artista es la película muda que disfrutan los que no ven películas mudas. Es simpática y cumple al pie de la letra todas las convenciones de aquel cine e incluso puede ser vista como una remake de Cantando bajo la lluvia pero el chiste ha ido perdiendo la gracia. El final es ocurrente, y la pareja de Jean Dujardin y Bérénice Bejo tienen la química clásica.

siete

12 años de esclavitud (2013)

O la gran película que nadie quiere volver a ver. El director Steve McQueen se apropia de una manera de contar clásica y directa para retratar la odisea de vida de Solomon Northup, un negro libre de Nueva York que fue secuestrado para ser esclavizado en el sur de Estados Unidos a fines del siglo XIX. Es un drama pesado, con escenas recordables pero que, principalmente, hizo que el mundo descubriera a dos de los grandes actores negros de su generación: Lupita Nyong’oy Chiwetel Ejiofor.

seis

Argo (2012)

 Quizás el principal problema sea Ben Affleck pero, por lo menos, dirige mejor que lo que actúa. Es un relato de esos que Pakula o Frankenheimer hubieran hecho con lo que uno recuerda como un poquito más de pulso en la década de 1970. Es una historia increíble y real sobre una misión de la CIA para rescatar a unos diplomáticos aislados en el Irán de la Revolución, haciéndose pasar por unos productores buscando locaciones en territorio hostil. Es entretenida y, en cierto modo, una comedia política.

cinco

En primera plana (2015)

Ya que estamos en la década de 1970, éste es un alegato sobre uno de los pilares del New Deal americano y que es parte de apologías liberales como Todos los hombres del presidente. En primera plana, también, rescata el trabajo de una prensa libre y capaz de enfrentarse a enemigos tan poderosos como, para el caso, la estructura clerical en Boston que encubrió décadas de denuncias de abuso sexual por parte de sacerdotes. Para contar eso, la película elige el punto de vista del equipo de investigación del Boston Globe que sacó a luz la denuncia. Es más importante el tema que cómo lo cuenta.

Cuatro

El discurso del rey (2010)

Tiene esa cosa de esnobismo por lo británico que dos por tres le aflora a la Academia. Y el director Tom Hooper supo cómo aprovecharse de ese flanco débil. Están Colin Firth (que ganó el Oscar) haciendo del Duque de York que combate con una tartamudez que no es acorde al protocolo de un futuro rey de Inglaterra. Y está Geoffrey Rush como el foniatra más peculiar del mundo. El guion va por los carriles habituales aunque la puesta en escena y la fotografía, crean (a partir de una escenografía teatral y el abuso del gran angular, respectivamente) un espacio de fantasía que está cuestionando algunas certezas de esta clase de películas. Igual parece exagerado que le haya ganado a, por ejemplo, La red social, que estaba hablando de cosas más urgentes que los problemas para expresarse de un rey.

Tres

La forma del agua (2017)

Es como la película para la que Guillermo del Toro se estuvo preparando toda su carrera. A partir de una propuesta estética y anecdótica propia del melodrama americano, cuenta la historia del improbable romance entre una limpiadora muda y el monstruo de la laguna, una figura clásica del cine clase B. La brillante puesta en escena, que pule aún más los cuidados estéticos de El laberinto del fauno, le permite a Del Toro jugar visualmente y dar una clase de cinefilia. Igual le ganó a películas como Dunkerke, Lady Bird y El hilo fantasma, lo que es, por lo menos, polémico.

Dos

Luz de luna (2016)

La confusión que protagonizaron Faye Dunaway y Warren Beatty al anunciar como mejor película del año a La La Land, cuando en realidad era Luz de luna evidenció cómo las dos representaban una manera distinta de hacer cine. Y que las dos son excelentes. El director Barry Jenkins cuenta tres momentos en la vida de un joven negro y gay y su relación con un entorno lleno de hostilidades, incluyendo la pobreza, el bullying y una madre drogadicta. Utilizando tres actores distintos y componiendo las escenas en una continuidad narrativa que nunca pierde consistencia, Jenkins arma un relato dramático y apasionado que se cierra, a lo Los 400 golpes, con el protagonista increpando con su mirada a la platea. Su triunfo, además, debe ser visto como la reivindicación de modales cinematográficos que unen varias tradiciones.

Uno

Birdman (2014)

Ahora que, con 1917, se habla tanto del plano secuencia, Alejandro González Iñarritu utilizó el mismo recurso para recorrer los laberintos de un teatro y de la cabeza de Riggan, el personaje que interpreta Michael Keaton. Usa el truco, además, para una reflexión sobre el cine y el teatro, vivenciar el derrotero de un artista que busca la integridad en tiempos de entretenimiento vacío y delatar el lastre, individual, familiar y social, con el que debe lidiar un hombre blanco y adulto en estos días. La fotografía de Emmanuel Lubezki, lo concreto del guion y lo barroco de su construcción, le dan un porte de película clásica. Se lo merece.

dato

Este año es muy parejo en el rubro principal

Este año, la categoría reina del Óscar a mejor película se decidirá entre Había una vez en Hollywood de Quentin Tarantino, The Irishman de Martin Scorsese, Contra lo imposible de James Mangold Jojo Rabbit de Taika Waititi, Guasón de Todd Phillips, Mujercitas de Greta Gerwig, Marriage Story de Noah Baumbach, 1917 de Sam Mendes y Parasite de Bong Joon-Ho. Dos de las películas mencionadas son producidas por Netflix, que por primera vez, además, es el estudio con mayor cantidades de nominaciones. Todo indica que la favorita es 1917, un prodigio técnico sobre una misión suicida durante la primera guerra mundial. Mendes ya ganó el Oscar a mejor película por Belleza americana en 1999. Algunas casas de apuestas dan como su principal enemigo a Parasite, la película coreana que haría historia de convertirse en la primera ganadora no hablada en inglés. Parece seguro que gane a mejor película internacional y algunos otros premios mayores como el año pasado ocurrió con Roma del mexicano Alfonso Cuarón.

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