Tina Fey pasó los veranos de 2002 y 2003 encorvada sobre un viejo escritorio en el húmedo cuarto trasero de una casa alquilada. A fuerza de café y donuts. Así, Fey, en ese momento escritora principal de Saturday Night Live, descifró el guión que se convirtió en Chicas pesadas.
“Ella, a la vieja usanza, simplemente se sentaba, comía donuts y tomaba café, como una secretaria de los 50”, dijo su esposo, el compositor Jeff Richmond. “No es glamoroso, pero sí propicio para la creatividad”.
En las dos décadas desde entonces, Fey convirtió su primer guión en un imperio. La película original de Paramount -basada en el libro de no ficción de Rosalind Wiseman, Queen Bees and Wannabes- recaudó 130 millones de dólares en 2004 y ayudó a convertir a su elenco (en el que estaban Lindsay Lohany Rachel McAdams), en superestrellas. En 2018, se estrenó en Broadway una adaptación teatral musical con libro de Fey y música de Richmond. En junio, llegará al West End de Londres.
Y ahora hay una película musical adaptada de esas versiones y escrita por Fey que está en cartel en Uruguay con su nombre original, Mean Girls.
Pero más allá del éxito comercial de Chicas pesadas, el guión de Fey se ha arraigado en la cultura.
“Estaba en mi ADN”, dijo Samantha Jayne, quien dirigió la nueva Mean Girls con su esposo, Arturo Pérez Jr., y era una adolescente cuando salió la original de 2004.
La película de 2024 sigue principalmente los personajes y la historia que el público conoce sumándole canto y baile: la nueva Cady (Angourie Rice) se une a los forasteros Janis (Auliʻi Cravalho) y Damian (Jaquel Spivey) para acabar con los malos, Regina George (Reneé Rapp) y Las Plásticas, hasta que Cady también se deja llevar por sus hirientes costumbres. Fey y Tim Meadows retoman sus papeles originales como la señora Norbury y el señora Duvall.
En una entrevista, Fey habló sobre su viaje de más de 20 años con el material y lo que sigue.
-¿Cuál fue su visión original de lo que podría ser una película cuando leyó en 2002 sobre las agresiones entre adolescentes?
-Primero me imaginé, ¡Oh! Será sobre un maestro como Con ganas de triunfar. Y cuanto más leía el libro y más investigaba, me di cuenta de que las chicas eran la parte más interesante. Las historias reales sobre la forma en que se comportaban las jóvenes eran insidiosas, pero también divertidas en su cruel astucia.
-¿Cómo ha cambiado su proceso de redacción a lo largo de los años?
-El error de novato que cometí fue que pedí adaptar un libro de no ficción que no tenía historia. Ahora, con la película musical, puedes tener todo en tu arsenal: puedes tocar cosas solo con los ojos de las personas. Puedes hacer que la gente cante sobre sus emociones. Los chistes pueden ser grandes y visuales, o pueden estar escondidos.
-Gran parte de la comedia de la Chicas pesadas original se mantiene increíblemente bien. Pero algunos chistes e historias sobre raza, sexualidad y pedofilia. no, y fueron modificados. ¿Cómo aborda la actualización de tu escritura?
-Escribía a principios de los 2000 basándome en gran medida en mi experiencia cuando era adolescente a fines de los 80. No sorprende a nadie que los chistes hayan cambiado. No golpeas como solías hacerlo. Incluso si tu intención siempre fue la misma, ya no se trata de cómo lo haces, lo cual está bien. Creo que se pueden encontrar nuevas formas de hacer chistes con menos daño colateral.
-Los insultos son fundamentales para Chicas pesadas...
-Si la gente se hablara entre sí como lo hacía en 1990, todos irían al hospital. La gente era muy dura. La gente sigue siendo horrible, simplemente es más probable que lo escriban de forma anónima. Me gustaría tomar, pero no enseñar, una clase en la escuela de posgrado sobre las formas en que las personas son tan divisivas y horribles como siempre, pero ahora lo expresan como virtud.
-Esperaba el discurso de la señora Norbury diciéndoles a las chicas que dejaran de llamarse “zorras” y “putas” y no está. Pero me di cuenta de que, igual, no se decían mucho entre sí en este guion.
-Simplemente necesitaba ir más rápido para dejar espacio a las canciones. No fue una edición moral.
-La Generación Z vio movimientos de positividad y neutralidad corporal. Cuando Regina gana peso, la reacción inicial de los otros estudiantes es positiva, pero luego ella se siente avergonzada. ¿Por qué era importante que el peso siguiera siendo un problema aquí?
-Si miramos a las personas famosas que influyen en la Generación Z, aún estamos hablando de sus cuerpos. O atacamos a otras personas por hablar de ello, o elogiamos a las personas por tener un tamaño, o nos preguntamos cómo llegaron a un tamaño diferente. Se sentía como una línea por descubrir. Todavía queremos hablar de lo extraño y complicado que es todo para las niñas y, al mismo tiempo, reconocemos que estos estándares no son obligatorios, pero mucha gente todavía se está suscribiendo a ellos.
-¿Hubo algún cambio cultural que vio al actualizar el guión?
-En todo caso, estos comportamientos han ido mucho más allá de las mujeres jóvenes. Está en nuestra política. Está en todo. A la gente ahora le gusta ser muy virtuosa al señalar por qué eres un problema, pero es el mismo comportamiento. Sigue siendo: “No me mires. Míralos. Lo estoy haciendo genial. Puede que yo no tenga el pelo bonito, pero ella está gorda”.
-Hubo informes de que intentaste que las cuatro actrices principales originales volvieran a desempeñar pequeños papeles en esta película. ¿Cómo habría sido eso?
-Nunca lo sabremos. Son personas ocupadas, así que no salió bien, pero lo intentamos.
-¿Cuál es el atractivo de volver a este material en lugar de hacer algo diferente?
-Tengo otras cosas que me gustaría hacer. Pero estoy muy agradecido de que esta película pareciera quedarse con la gente. Cuando la miro, recuerdo lo duro que trabajé en ella. Siento que los ladrillos y el cemento fueron el mejor trabajo posible del que era capaz en ese momento. No es perfecta, pero mantiene afuera el agua.