Lamentablemente, se trata de un desenlace anunciado. El cineasta uruguaya Ferruccio "Fucho" Musitelli falleció a los ochenta y cinco años de edad. Desde hacía bastante tiempo estaba peleando con una enfermedad terminal.
Fue un tipo entrañable además de un trabajador incansable, un hombre de múltiples intereses y un talento más que respetable. Pintor, documentalista, camarógrafo de noticieros, creador de una empresa que alquila equipamiento cinematográfico a realizadores y productores que no están en condiciones de comprarlo, nació en Pando el 25 de agosto de 1927, pero se movió mucho desde entonces. De padre italiano y madre uruguaya, vivió su niñez en Túnez aunque volvió a Montevideo al filo de la Segunda Guerra Mundial.
En 1946 comenzó su carrera como camarógrafo del noticiero cinematográfico Uruguay al Día, que dirigía Joaquín Martínez Arboleya. Un año después se convirtió en camarógrafo y editor de otro noticiero, Emelco, dirigido por Hugo Aguerrondo. En determinado momento ambos noticieros se fusionaron en uno solo, y Musitelli se convirtió en su director técnico.
En 1954 creó su propia compañía productora, y trabajó en la creación de documentales para Uruguay y el exterior. Entre 1960 y 1967 trabajó para la cadena norteamericana de televisión ABC, actividad que lo llevó a recorrer toda América Latina.
En diciembre de 1977 se radicó en Italia (el país paterno) y allí realizó varios documentales sobre temas como la pesca, la industria del aluminio, los robots y otros, y se desempeñó como camarógrafo y director de fotografía de diversos largometrajes.
En 1987 volvió al Uruguay, se desempeñó como docente en la cátedra de Historia del Cine en la Universidad de la República (Facultad de Ciencias de la Comunicación), y luego impartió Realización de Documental en la Escuela de Cine del Uruguay (ECU), dependiente de la Cinemateca Uruguaya.
Más allá de su cine propio, Musitelli cumplió un papel importante en el universo audiovisual uruguayo como inventor o fabricante de máquinas y creador de una empresa que alquila equipos de filmación. Con Francisco Tastás Moreno creó equipos de revelado de cine en color, y con Narciso Tiboni trabajó en la fabricación de otros accesorios (trípodes, sincronizadores, lectores de sonido).
Espectador atento, capaz de reconocer una buena película cuando se la ponían por delante (no hay muchos comunistas que reconozcan que "aprendieron sobre la justicia social viendo Viñas de ira y ¡Qué verde era mi valle! de John Ford"), escribió sobre cine en el semanario Pregón y notas de viajes en los diarios El Bien Público, Acción y El Diario. Aunque era un hombre políticamente comprometido en su vida personal, el elemento político adoptó un perfil más bajo que el de varios de sus coetáneos durante los peleadores años sesenta. Es posible que los aficionados recuerden de él, sobre todo, el documental La ciudad en la playa, realizado para la Comisión Nacional de Turismo y dedicado a exaltar las bellezas de las costas uruguayas.
Fue además pintor, y el año pasado publicó un espléndido librito, Imágenes en la maleta, donde contó algunas historias personales, algo así como el esbozo de unas memorias que nunca llegó a poner en el papel y que nos ha quedado debiendo.