Inmigrantes en una premiada película francesa de cárceles

Estreno. Desde mañana exhiben "Un profeta"

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MATÍAS CASTRO

Ganadora del Gran Premio del Jurado de Cannes y nominada a los últimos Oscar, este viernes se estrena "Un profeta", de Jacques Audiard. Se trata de un drama sobre inmigrantes en la cárcel en Francia.

"Originalmente deseaba encontrar un equivalente en francés de Gotta Serve Somebody, una canción de Bob Dylan que expresa que siempre estamos al servicio de alguien", comentó el director Jacques Audiard en una entrevista durante el lanzamiento del film. "Me gusta el fatalismo y la dimensión moral de ese título, pero sencillamente nunca encontré una traducción satisfactoria, así que me quedé con Un profeta. Este título funciona como una clase de mandato, obligando a las personas a considerar algo que no se desarrolla necesariamente en la película, es decir, que estamos tratando con un pequeño profeta, un nuevo prototipo de muchacho".

El protagonista de la película es Mali El Djebena (interpretado por Tahar Rahim, un francés hijo de inmigrantes que solo hizo papeles menores en tres películas, incluida la polémica A´linterieur), en parte árabe y en parte corso, que no sabe leer ni escribir y que es condenado a seis años de cárcel. Cuando entra en la prisión está solo y su aspecto físico lo vuelve un blanco fácil en ese medio, ya que parece más joven y débil que el resto de los presos. Como en toda buena película de cárceles, se hace inevitable que el hombre que está al frente de las bandas de la cárcel, lo enfrente. Pero en lugar de intentar "patotearlo", le comienza a dar diversas tareas. Cumplirlas es una forma de sobrevivir en el lugar y adaptarse en un medio hostil, cosa que, como ocurre en muchas películas de cárcel, lo endurece.

Pero eso es apenas el arranque de este film que dura casi tres horas, ya que el resto de la historia trata sobre su ascenso en ese medio, hasta el punto en que se convierte en cabecilla de la banda que domina todo y lo que hace a partir de esa disponibilidad de poder.

El director comentó que la elección del actor protagonista tuvo que ver con su disgusto con los protagonistas masculinos con altos niveles de testosterona. Salvando algunas diferencias, comparó al joven actor con el francés Matthieu Kassovitz, un profesional de mayor carrera en el cine. "Deseábamos crear héroes en personas que no conocíamos, que no tuvieran ya una representación icónica en el cine. Los árabes son un buen ejemplo. En Francia la tendencia en el cine es representarlos de una forma naturalista o sociológica. Así que, en vez de eso, decidimos hacer una película de género puro, a la manera de un western que resalta a personas que no conocemos y las transforma en héroes", apuntó el director.

Esa idea de un actor poco conocido tenía que ver con lo que quería para su personaje: convertirlo en el héroe del film. Al ser un actor y un personaje joven, comienza la película casi como una hoja en blanco, según el punto de vista del realizador. "Desde el principio supimos que este papel no podría ser interpretado por un actor conocido precisamente porque se trata de una historia de ascenso al poder, a la visibilidad".

Premio: Distinguido en Cannes, también compitió por el Oscar al mejor film extranjero.

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